Esos besos amargos que nos dimos esa noche en medio de la luna no se me olvidan con esa rabia con la que no los dábamos, ya que, sabíamos que hiban a ser los últimos porque cada uno escogio su camino y ninguno estaba en los planes del otro, y así nos alejamos mutuamente éramos tan orgullosos como para buscarnos de nuevo pero nos moriamos por estar juntos pero ese Maldito egoísmo no nos dejaba y lentamente nos fuimos muriendo de melancolía.