Capítulo 4 - Caníbal [Parte 3]

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Dejarlo solo supondría un peligro. 

—¿Y qué debemos hacer...?

Desperté. En medio del día, debajo de un curioso árbol el cual me resultaba familiar. Mi cuerpo... No podía verlo. Mi cabeza estaba mirando hacia arriba y no podía cambiar su trayectoria.

Veía el sol, las hojas, las ramas y el tronco del mismo, preguntándome... 

¿Quién era? ¿Por qué estaba debajo de un árbol? 

Veía algunos pájaros volar hacia el norte... O el sur... No lo sabía. Estaba confundido y a su vez muy histérico. El simple hecho de no tener movilidad no me tranquilizaba en lo absoluto. Pero no podía hacer nada...

Seguí mirando. 

Algunas cuantas hojas estaban cortadas, otras diminutamente cortadas en pequeños trocitos en forma de círculos.

Era extraño aquel lugar. 

Me coloqué a pensar... 

Un niño... ¿Un niño? ¿Por qué pensaba en un niño

No entendía absolutamente nada y mi cabeza daba vueltas. Mi alrededor se empezaba a distorsionar lentamente, como en un desierto muy caluroso. El sudor empezaba a empapar mi ropa y mi frente, pero no lo noté hasta minutos después.

Poco a poco fui recuperando la conciencia, los sentidos, la movilidad. Y, una vez que todo volviera a lo que suponía, me di un sobresalto y miré rápidamente a los alrededores.

¡Era cierto! ¡Los indígenas

Dios... Lo último que recuerdo fue que acabé inconsciente, pensé, mientras miraba una pequeña botella en el suelo, al lado de la mochila.

Me arrodillé y la recogí, mirando fijamente su etiqueta. 

"Alcohol para heridas graves. Sánese en un instante"

...

Era falsa.

Su pegatina estaba despegada por uno de los costados, así que estiré lentamente hasta quitarla.

Me quedé sin aliento al ver lo que en realidad era.

"Suero 501. Advertencia: No utilizar excepto en caso de emergencia extrema"

¿Qué rayos era el Suero 501?

Empecé a recuperar mi memoria.

Estaba en peligro... El fuego; un fuego extremadamente peligroso, en un campamento... Y los indígenas...

Estúpidas criaturas.

¡Ah! ¡Mi cuello se estaba desangrando!

Llevé mi mano con velocidad hacia mi cuello, donde suponía que estarían las heridas... Pero no estaban.

Era un cuello corriente, sin heridas, sin quemaduras, sin cicatrices.

¿Qué había pasado?

Estaba... ¿Curado?

Entre tantas preguntas que me hacía, una estalló completamente mi hambre.

"No tengo comida"

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⏰ Última actualización: Sep 16, 2019 ⏰

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