Capítulo 43 Nuestra Primera Vez

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Natalie

Tomé el celular, verifiqué quién llamaba y miré a mi None.

-¡Me están llamando de la casa! -confesé presa del pánico. Él se levantó de la cama y encendió la luz.

-Contesta normal -aconsejó.

-Aló -simulé una voz ronca.

-¿Mami estabas durmiendo? -preguntp mi madrina.

-Si madrina. Hoy caminé bastante y llegué cansada -fingí un bostezo

-A mundo mi niña. Y tú que te llevaste puros tacones para la universidad. Ponte algo más cómodo -aconsejó

-Sí, mañana me voy más cómoda -se me escapó un bostezo real. -y más agua −agregué. −El sol aquí es fuerte, se me bajó la tensión como dos veces. Me tuve que tomar dos frescolitas.

-A mundo mi niña, tienes que comprar unos caramelitos para cuando te sientas así. Aquí están tus papás, quieren saber cómo te fue hoy, ¿Te los paso?

-Si, pásemelos para saludarlos.

Marcos me hizo señas para saber qué pasaba y le indiqué con la mano que me esperara. Hablé con mis papás y les dije que todo está bien. Que si pueden me llamen a las seis de la mañana por si no escucho la alarma, y para no llegar tarde a mi segundo día de clases. Marcos me mira sorprendido. He dicho como 30 mentiras por oración, pero la situación le divierte. «¿Ves todo lo que me haces hacer por ti, Nonestito? Me traes de cabeza».

Marcos

La ví entre asustada y nerviosa, aun así, conservaba una calma para responder que era sorprendente. Se inventaba cada cosa que me dejaba asombrado.

Estaba sentada al borde de la cama cubriendo su pecho con una esquina de la sabana y la imagen me parecía irreal. Podría acostumbrarme a esa imagen sin problemas. Verla así para mi era indescriptible.

Mi muñequita parecía el propio camaleón, sus cambios eran impresionantes, pasó de estar pálida y preocupada, a estar roja como un tomate porque no la perdía de vista.

Estaba mintiéndole a su familia por estar aquí conmigo y complacerme. Que mejor regalo que ese, que alguien dé todo por ti sin que tú se lo pidas.

Natalie

Cuelgo la llamada y él me mira expectante.

-¿Qué paso?-pregunta intrigado

-Todo bien, sólo querían saludar y saber cómo me había ido y si me sentí bien luego de la endoscopia-expreso más calmada. Al parecer mi actuación resultó convincente. Un punto a mi favor.

-Qué bueno. Yo pensé que se habían dado cuenta que no estabas en Falcón-comenta más calmado

-No, yo me aseguré de que mi madrina se hubiera ido antes de salir−confieso.

-Te amo muchísimo mi muñequita-y me regala una pícara sonrisa.

-Yo también te amo muchísimo mi Nonestito.

Volvió a apagar la luz y se acostó a mi lado, acurrucado a mí. Realmente no podía dormir, él era demasiada tentación. Sentirlo tan cerca y mis sueños no colaboraban, los recordaba como una película en mi mente una y otra vez. Mi vientre pedía a gritos intimidad, cada tanto me estremecía solo de imaginar que me acariciaba. Un escalofrío de excitación me recorría el cuerpo entero y mi vagina estaba lubricada, lista para él, pero tenía miedo. En mi cabeza resonaban las palabras de mis tías "¡los hombres solo quieren sexo y ya!, después que se lo dan, se van y más nadie te querrá en serio, solo se casan las señoritas". Esas palabras sumadas a mis nervios, no me permitieron hacer nada ni relajarme ni un segundo. Mi None tampoco podía dormir, así que hablamos un ratico más y sin querer nos quedamos dormidos escuchando música.

Malditos Recuerdos (Saga Recuerdos #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora