ahora solo quedamos tú y yo ¿quieres ir a por la cita? – dije para romper el hielo. – Claro, vamos a caminar. – Respondió con una sonrisa. Salimos de la cafetería para pasear un rato por la ciudad, vimos muchas casas mientras caminábamos, decidimos ir a un parque cerca de ahí, era como un jardín botánico con muchas plantas y árboles, nos sentamos en un árbol muy lindo y grande con las hojas de color blanco.
Un poco inusual pero nos atrajo mucho. Yo me quedé admirando el parque, se veía con mucha vida, lleno de colores y un olor muy peculiar. Andrea se acostó del árbol y empezó a mirarme.
¿Por qué tiene que ser así de vivo? Es como si fuera un niño que goza de los beneficios de su juventud. Es muy lindo y genial – Pensó Andrea.
Decidí acostarme y mirar al cielo, escuche cada animal y cada venteada de aire. En el momento vino Andrea y se acostó al lado de mí diciendo. Es hora de que te acompañe.
Por supuesto – dije muy contento, nos pusimos hablar mientras estábamos acostados, yo me fijaba en sus rostros y sus ojos, no sé porque me gusta. – ¿Te está gustando el día? No es la mejor cita que tenía planeado pero ¿te gusta? – Dije todo nervioso y mirándola.
No te preocupes por eso, está todo muy bien. – Respondió con una sonrisa agarrando mis manos. - Me alegra mucho -. Dije nervioso y temblando.
Podía sentir mi miedo, estaba asustado, no quiero arruinar nada de esto. Me gusta todo lo que está pasando, pero tengo miedo...
Así que agaché mi cabeza para tapar mi cara avergonzada pero no funciono. Ella se preocupa mucho de mí, pero sigo asustado ¿Qué se supone que haga?
Andrea levanto su mano para agarrarme la cara, sentía como mis latidos se aceleraban mucho más rápido de lo normal. ¿Por qué te avergüenzas? – Dijo mirándome a los ojos. No encontraba ninguna manera para desviar mi mirada, solo me puse más rojo, parecía un tomate.
Ella quiso calmarme con caricias en la cara, pero eso fue peor, solo me alejé un poco y agaché la cabeza otra vez, esta vez se me cayeron los lentes y no veía.
Recuerdas lo que te dije hace rato: Como no olvidarlo, y ahora más que no veo. – Dije muy nervioso buscando mis lentes.
Porque no paras un momento y fíjate en mi.- Dijo sonrojada. Cuando me fijé, ella tenía mis lentes, estaba perdido. – quiero que me mires y me digas ¿Por qué te pones así? Y así te daré tus lentes. – exclamo con una propuesta.
Está bien, te estoy mirando. Al instante me devolvió mis lentes, pero tengo que explicar porque me gusta, básicamente. – Es que yo... quiero ser... Tu amigo...
No me mientas, Thomas. – Está bien. Respondí mirando hacia el suelo. – Es que te preocupas por mí, mucho más que lo demás y realmente me hace sentir muy bien, pero a la vez tengo miedo... Exclamé todo nervioso. - ¿Miedo de que?
Miedo de sentir amor... en ese momento me levanté. No sé qué es, me siento raro contigo porque no sé qué siento por ti... estoy descubriéndolo ahora, nunca nadie fue así conmigo...
Andrea se acerca y me abraza por la espalda. Sé que estas confundido por todo esto, pero aquí estoy, estoy para ti.
Me di la vuelta y le correspondí el abrazo. Quiero que me sueltes – Le dije todo perdido. ¿Qué estoy haciendo? ¿Por qué estoy así? Reacciona. – pensé-
Me quise separar y le agarré los lentes. Esto es mi venganza. – dije riéndome. – lo que no contaba que iba a reaccionar de otra manera, ella se fue acercando hacia mí. Cuando me tenía muy cerca, puso su mano en mi rostro. Estaba muy nervioso, pero decidí acercarme más.
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Diario de un Chico
Krótkie OpowiadaniaEste es el diario de un chico que no paraba de enamorarse cada vez de la mirada de esa chica. Un día se dio cuenta que el amor era raro, no podía entenderlo y empezó a odiarlo porque los demás no lo entendían. con el tiempo fue escribiendo lo que se...