No todos llegamos a conocer al amor de nuestra vida, o quizá sí, pero nunca sabemos realmente quién es aquella persona que está destinada a estar con nosotros.
Yo creo en el destino, no creía en el hasta el día en que lo conocí.
Lo vi en la cafetería del campus universitario, su mirada y su sonrisa casual me hacían pensar que aquel chico moreno iba a ser mi futuro esposo, sin embargo, apenas era una chica de 18 años con las hormonas en ebullición.
Él era uno de los chicos sociales y yo, era simplemente la chica rara que se escondía entre los libros de la biblioteca, no se me hacía de extrañar que me apodarán "come libros" después de todo, si lo era.
Recuerdo la vez en que hable con Jake por primera vez, él esperaba el transporte público y yo llegue con prisas como siempre, era otoño la brisa fría me congelaba las manos pero el frío se me fue cuando lo vi ahí parado con una pose casual tecleando en su celular, se veía sexy debo admitir, la sangre comenzó a hervirme, mis nervios me traicionaron poniéndose como hormigas drogadas, y mi corazón, comenzó a latir con una fuerza brutal e irracional, podría decirse que igual el aire me faltaba, camine lentamente hacía la parada queriendo parecer normal, pero mis torpes pies me traicionaron y caí justo unos centímetros detrás de él, el ruido de mis libros al caer hicieron que él voltease y me mirase tirada en el suelo de concreto intentando (entorpecidamente) recoger mis cosas.
–Hey ¿estás bien? –me preguntó. Quedé helada y con nerviosismo logré asentir con la cabeza.
–Vaya que te has dado un buen golpe. –exclamó luego de un rato. Yo simplemente dibuje una sonrisa apenada.
–¿vas a casa? –preguntó. Él estaba intentando hacerme plática y yo estaba ahí torpemente debatiendo en contestar o no.
–Si... –solté finalmente después de un largo rato y sonreí tímidamente, él sonrió de vuelta.
–vale. – respondió. Me quedé congelada a su lado, jugueteando con mis dedos por debajo de los libros que sostenía, él volteo la cabeza hacía a mí de nuevo. –soy Jake, por cierto. — Se presentó conmigo, sonreí.
–Me llamo Jess.
El autobús llegó y lo abordamos, Jake permitió que subiera primero para luego ir él, en el trayecto no hablamos mucho, Jake era un chico reservado y aquel misterio suyo me traía completamente loca.
Llegué al paradero y me dispuse a bajarme, él estaba a mi lado y notó que iba a pasar.
–¿Aquí te bajas? -me pregunto.
–Sí. — respondí con rapidez, él se levantó permitiéndome el paso, le susurre gracias, él respondió con una sonrisa, me miraba, toque la campanilla que anunciaría mi bajada y el autobús se detuvo, voltee la cabeza y levante la mano en gesto de despedida, Jake hizo lo mismo.
Una vez fuera del transporte, levante la mirada, el autobús emprendía su marcha, un leve aire fresco recorrió mi cuerpo, lo cual me hizo estremecer. Cruce la calle para dar con mi casa y trate de buscar mis llaves entre mis cosas, sin embargo, al final mi madre terminó abriéndome las puertas.
–¿Qué tal te ha ido hoy? –preguntó ella como de costumbre.
–Muy bien.
–Estas un poco mojada Jess.
–Sí, caí en un charco saliendo de clases.
–Y ¿qué estás esperando? Sube a cambiarte la ropa.
Obedecí.
Mi mamá trabajaba por las mañanas y en ocasiones llegaba tarde a casa, a apreciaba los momentos en los que ella llegaba temprano, así pasaba un poco de tiempo con ella.
Desde que se divorció de papá ella había trabajado día y noche y llegaba hasta la madrugada, casi no la veía, luego cuando entre a la preparatoria ella cambió de trabajo, se iba por las mañanas, regresaba por las tardes, y luego por las noches cuando yo ya me había acostado a dormir, muchas veces le pedí que cambiara de trabajo sin embargo ella dijo que le debía mucho a su actual jefa y que no la dejaría por nada y así fue que ingrese a la universidad y ella seguía trabajando en el mismo lugar.
Tiré mi bolsa al piso de mi habitación, cerré la puerta y fue cuando recordé el episodio de esta tarde, una sonrisa se dibujó en mis labios, al fin había hablado con él, al fin había notado mi presencia, al fin intercambiamos más que unas cuantas miradas casuales.
–¡Jess a cenar! –escuché la voz de mi madre.
No había tenido tiempo de pensar en otra cosa que no fuera Jake y su linda voz.
–Esa sonrisa ¿a qué se debe? –pregunto curiosa mi mamá, cuando noté lo tiesa de mi cara a causa de la enorme sonrisa dibujada en ella recordé nuevamente los ojos chocolate de Jake.
–Al fin le hable mamá.
–¿A quién?
–A Jake. Te había contado de él.
–Jake... –exclamo mi madre desviándose a pensar un poco. – ¿Acaso es el muchacho moreno que presume su musculoso cuerpo en tu Facebook?
Me sonroje ante la pregunta de mi mamá, y recordé porqué lo decía, cuando entre a Facebook justo a su lado me apareció la foto de Jake sin camisa, había cambiado su foto de perfil y en aquella foto se veía extremadamente sexy, mamá lo vio y pregunto por él, le conté todo.
– ¡Jess! –exclamo mi madre, sus dedos tronaban frente mi rostro.
– ¿Qué pasa?
–No me has respondido... ¿A qué estás pensando en ese jovencillo?
Me sonroje nuevamente, mamá podía ser adivina y chocante, en ocasiones solía ser un poco bochornoso el hablar con ella, pero ella siempre sabía que decir y como hacerte reír.
–Sí, es él.
–Vaya señorita, tanto te costó decir eso. –dijo mi madre riéndose alegremente, yo me le uní.
Ella ya había servido la cena solo nos quedaba sentarnos a comer.
Después de la cena, me despedí de ella y me fui a mi recamara.
Abrí mi computador, dispuesta a hacer mis tareas para el día siguiente, como uno de mis malos hábitos, abrí Facebook para encontrarme que Jake estaba conectado, me debatí entre mandarle un mensaje o no, sin embargo, aquello no fue necesario puesto que en ese mismo instante él mando un "hola" le respondí luego de unos minutos debido al shock que me había provocado, con una enorme sonrisa teclee un "hola"
Hablamos por un largo rato mientras yo terminaba mis tareas.
"Un gusto de hablar contigo" escribió él después de 1 hora de estar hablando de diferentes cosas.
"Lo mismo digo" respondí.
"Espero podamos hablar nuevamente" escribió y se desconectó. No me respondí, solo me quedé pensando en las palabras que estaban en la pantalla del computador.
Yo también espero hablar contigo otra vez.
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Te amo por siempre. A veces el amor nos vuelve locos.
Mystery / ThrillerNo todos llegamos a conocer al amor de nuestra vida, o quizá sí, pero nunca sabemos realmente quién es aquella persona que está destinada a estar con nosotros. No puedes forzar a alguien a que sea tu destino, a veces el amor se transforma en obsesi...