Me levante por la mañana, más tranquila de lo normal, Jeffrey mi novio había preparado el desayuno mientras yo tomaba una ducha antes de ir al trabajo, mi trabajo consistía en ser recepcionista en un lujoso hotel aquí en Nueva York.
–Buenos días. –exclamo Jeff (como le decía de cariño) mientras servía un plato de huevos revueltos en la barra de la cocina, él había venido de vacaciones, lamentablemente solo pasaba con él unos cuantos días de descanso y el resto del día cuando llegaba a casa, a él parecía no importarle en absoluto que yo trabajara mientras estaba aquí, y lo amaba por eso, era un hombre paciente y comprensivo.
–Buenos días. –le respondí dándole un beso en la mejilla, Jeff me acerco una taza de café. –¿No piensas sentarte?
–Sí, pero antes debo darte algo que compre esta mañana.
–¿Qué me has comprado esta vez?
–Nada costoso, solo algo que sé que te encanta. –dijo mientras me pasaba una pequeña bola de papel. –Ábrelo.
Desenvolví la bola de papel y me encontré con un pequeño muffin que decía "2 años" rodeado de un corazón de crema, llevé mis manos a mi boca en señal de sorpresa.
–¡Jeff! –respondí sorprendida, y me dirigí a su lado a abrazarlo con fuerza, Jeff era un chico estupendo, lo amaba, y eran esos pequeños detalles lo que me habían enamorado de él.
Era apuesto, detallista y atento, lo conocí una mañana de verano mientras asistía como guía de turistas en un recorrido por la ciudad, él era el turista y yo su guía, durante todo el recorrido aquel muchacho de ojos verdes no dejaba de mirarme, hacía preguntas de todo tipo con tal de escucharme hablar, caminaba a un lado de mí, escuchando atentamente cada palabra de la explicación de cada sitio al que parasemos, al terminar el recorrido y llegar al punto inicial, él se acercó tímidamente y preguntó si quería salir a cenar esa noche, había pasado momentos difíciles y una salida no me haría mal, le dije que lo pensaría, pero el chico insistía, pidió mi número de teléfono y dijo que llamaría más tarde para preguntar por mi respuesta.
Llegué a casa de Ana, una de mis mejores amigas, le conté lo sucedido con Jeffrey.
–No seas tonta y acepta.
–No lo sé. No lo conozco.
–Ya lo conocerás, date una oportunidad de salir con alguien, no has tenido una cita después de lo de Jake.
Baje la cabeza.
–Ni se te ocurra recordar, te hizo daño Jess, no vale la pena.
Iba a responder cuando mi celular sonó, era un número extraño, la única persona que se me vino en mente fue Jeffrey.
–¿No vas a contestar? –preguntó impaciente Ana.
–Voy. –dije para contestar, me alejé para tener privacidad al hablar, sin embargo, veía los gestos de Ana cuando escuchaba cada palabra que salía de mi boca, y una sonrisa de satisfacción cuando la palabra "sí" salió de mi boca.
Aquella noche, Jeffrey fue muy amable y atento, conocí una parte de él solo esa noche, dijo que estaría en Nueva York unos cuantos días más y luego se regresaría a Venecia; salimos todos esos días que hizo en la ciudad, se despidió de mí una noche antes de partir, no sentí dolor alguno por su marcha.
Meses después, comenzamos a hablar por Facebook, nos hicimos buenos amigos y la confianza entre los dos creció, un día me llamo por teléfono, estaba emocionado y me dio la noticia que cambio mi vida.
"Me ofrecieron trabajo en Estados Unidos, me mudo a California"
No volvimos a hablar después de aquello, había cambiado de domicilio y de trabajo, en una pequeña agencia de viajes, me dio la sorpresa más grande de mi vida cuando se apareció en aquella agencia con un ramo de rosas y una pequeña sonrisa en los labios.
–Eres difícil de encontrar.
–¿Cómo supiste donde estaba?
–Tuve ayuda. –contestó sonriendo y entregándome las rosas, las tomé y sonreí. –Me alegra tanto haberte encontrado.
No supe que decir, estaba enmudecida debido a la sorpresa que me causo el verle, se veía más atractivo que la primera vez que lo conocí, esa noche salimos a cenar tal como la primera vez, y casualmente era el mismo día, esa noche nos unió un pequeño beso, y solo eso basto para saber que lo quería.
Unos chasquidos frente a mí, me despertaron de aquel recuerdo, mire los ojos verdes de Jeffrey que me miraba divertido.
–Jess ¿qué piensas?
–Estaba recordando. –respondí, él sonrió.
–¿Recordando qué?
–El día en que todo esto comenzó.
Una sonrisa sincera se formó en sus labios, sus ojos brillaron más de lo normal, lo que me había costado que él reflejara ese tipo de emociones conmigo, ahora que lo veía me inundaban de felicidad.
–Mi amor, podrás recordar todo lo que quieras más tarde, porque supongo que en estos momentos deberías ya ir al trabajo.
–¿Qué hora es? –pregunté con casualidad.
–Las 8:15. –respondió mirando su celular, subí corriendo a mi habitación para tomar el resto de mis cosas, cuando bajé, él tenía las llaves de su coche. –Vamos, yo te llevo.
–Gracias Jeff.
–Lo hago porque quiero, ahora corre.
Llegue a tiempo al trabajo, Jeffrey no solía traerme al trabajo usualmente esperaba el transporte público porque me daba tiempo de pensar un poco.
–Pasare por ti cuando salgas, solo mándame un texto ¿sí?
–Claro.
–Perfecto, te veo más tarde. Te amo.
–Yo te amo a ti, nos vemos luego.
Lo vi alejarse, y entre al hotel en el que trabajaba.
–Llegas tarde. –comento Anthony mi compañero de recepción.
–Se me hizo un poco tarde.
–¿Solo un poco?
–Basta Anthony, solo fueron 5 minutos tarde, no hagas de eso un dilema.
–Tranquila, tranquila. –respondió moviendo las manos en señal de rendición. –¿Qué fue lo importante que te atraso?
–Jeff. –respondí sin más.
–¿Qué hizo ese muchachón esta vez?
–Me dio un pastelito de aniversario.
–¡Oh Dios mío! ¿Es hoy su aniversario? ¿De cuánto tiempo? –pregunto Anthony emocionado.
–Dos años. Él me sorprende cada día, supongo que es eso lo que nos mantiene juntos, ningún día es igual al otro entre nosotros dos.
–Me encanta como te expresas así de él, se nota que lo quieres muchísimo.
–Sí, a decir verdad, lo amo.
–Lo sé, querida, lo sé. –respondió Anthony, mirándome con una sonrisa en la cara y un brillo de emoción en los ojos. –Cambiando de tema, un muchacho guapísimo se ha hospedado esta mañana.
–¿A sí? ¿De seguro te ha gustado?
–¿Gustado? Oh no querida, eso es poco, ¡me ha encantado! –respondió Anthony poniéndole énfasis a la palabra. No pude evitar reír al ver su expresión.
–A todo eso ¿cómo se llama ese "muchachote"? –exclame haciendo comillas.
–Se llama Jacob Henryck. –respondió mirando un papel.
Aquel nombre, me había dejado helada, no podía ser él, esperaba que no fuera el mismo Jacob que conocí. Simplemente rezaba porque no apareciera ahora que estaba más que bien con mi vida.
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Te amo por siempre. A veces el amor nos vuelve locos.
Mystery / ThrillerNo todos llegamos a conocer al amor de nuestra vida, o quizá sí, pero nunca sabemos realmente quién es aquella persona que está destinada a estar con nosotros. No puedes forzar a alguien a que sea tu destino, a veces el amor se transforma en obsesi...