Devuélveme a mis hijos

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El dragón fue encerrado en una jaula y llevado al interior del barco. Los niños estaban recuperando consciencia. Zephyr despertó primero, ella vio cómo se llevaban al dragón, el cuál luchaba arduamente por su libertad, fracasando en el intento. Ella estaba sentada en una esquina de la proa; alguien había puesto almohadas y un cobertor para los niños, ella notó a Nuffink acurrucado sobre su regazo. Mientras despertaba pensó que todo lo anterior fue un sueño y que aún seguían en el barco con sus padres, pero no era así y, de la misma manera en que se dio cuenta de eso, los recuerdos le llegaron de golpe. Volvió a buscar al dragón con su mirada, quería asegurarse de que estaba sano, pero ya se lo habían llevado a las tinieblas debajo de la proa. Después observó a Nuffink. Él parecía bien, a excepción de una hinchazón en su cabeza, él debió llevarse un gran golpe en el aterrizaje. <<Va a despertar mareado o con nauseas>> pensó.

Ella se mantuvo en silencio. Por suerte nadie de la tripulación se ha percatado que la niña despertó. Observó en silencio, apoyando estratégicamente la cabeza contra la pared a su izquierda para aparentar que seguía dormida en el momento que alguien volteara a ver hacia ella. No parecía haber mucha gente en la superficie del barco. Ella notó un hombre en particular: era increíblemente grande, incluso más que su padre, sus hombros eran extremadamente amplios, hasta un giganticus acuaticus maximus podría aterrizar en ellos. <<Un gigánticus>> pensó <<Como el que le quitó la pierna a papá. ¿Cómo se llamaba? Muerte Roja, creo... ¿Papá tuvo miedo? ¿Qué haría él?>> El hombre poseía un largo cabello pelirrojo, y uno que otro mechón descolorido por la vejez, envuelto en una trenza (al igual que su barba).

Él volteó a ver a los niños y Zephyr cerró los ojos de inmediato. Ella se asustó; por un segundo la pudo ver despierta. Ella escuchó pasos. ¿Se estaba acercando?... No pasó nada. Zephyr esperó por un momento, todavía con los ojos cerrados. El cobertor comenzó moverse; no era Nuffink, ella no sentía que se moviera, pero por alguna razón el cobertor sí se movía. El cobertor llegó a cubrir hasta sus hombros, luego una mano palpó su hombro por encima del cobertor, Zephyr empezó a sudar. Alguien estaba acomodándole el cobertor, no sabía porqué, pero si sabía que cualquier mínimo movimiento la delataría. Y no quería saber que pasaría después de eso.

Sin embargo, el sudor que le bajaba por la frente le colmó la paciencia y abrió un poco los ojos. Ella creyó ver un muro frente a ella, pero en realidad era el hombre que había visto, esta vez de espaldas. Abrió los ojos un poco más al darse cuenta de que no le ponían atención en ese momento. Miró alrededor por un momento: a su derecha solo vio una compuerta de metal cuadrada; ahí debían de tener a los dragones. No había pensado en eso hasta ahora, incluso al ver que se llevaban al dragón: ella estaba en un barco de cazadores. 

Después de un rato escuchó a uno de los hombres llamar al hombre. Al parecer, se llamaba Viggo. -¡Mira esto! Los niños traían un mapa.

<<¡El mapa!>>, pensó Zephyr, por poco lo grita. 

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Valka navegaba el barco en medio del océano.

-Hipo, hijo, necesito que me mires. ¡Mírame!

Hipo caminaba de un lado a otro mirando el horizonte, esperando ver la más mínima señal de Zephyr y Nuffink. Le puso atención a su madre cuando ella lo llamó.

-Necesitas tranquilizarte un poco si queremos encontrar a los niños-, aconsejó Valka, -Ahora, quédate quieto por un momento y piensa...

Hipo no se le ocurrió nada que responder, así que decidió obedecer a su madre y pensar. Ralentizó un poco su respiración y puso su mente a trabajar: ¿qué razón tenían los niños para escapar así?, <<¡¿Qué hice para que se les ocurriera semejante locura?!>>...

HTTYD/CEATD: Dragones y HumanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora