... Jake me tomó de los hombros y me empujó a la pared, golpeando con fuerza mi espalda, yo mantuve mis brazos en su pecho para evitar que él se acercara de más. Tenía una mirada de odio puro. Él tomó el cuello de mi camisa y me acercó a su rostro, mis manos no pudieron evitarlo.-¡¿Qué demonio es lo que quieres; puntos extras o que te repruebe?!- Dijo volviendo a azotar mi cabeza en la pared. No permitiendo que yo me moviese. Le miré con una mezcla de molestia y de miedo.
-¡Yo no quiero nada de tú parte, idiota!.- Le grité con fastidio. Mi voz salió más aguda de lo normal pero lo ignoré.- ¡Deja de joderme y vete!- Le volví a gritar pero él parecía como si no me escuchara. Seguía con su cara tenebrosa. Esto me hizo enfadar.- ¡¿Qué acaso estás sordo?! Te dije que te fue...- Mi queja fue interrumpida repentinamente por los labios del profesor que me besaban pasionalmente. La fuerza de mis brazos desapareció de repente dejando que se acercase más de la cuenta. Mi cara estaba completamente roja y con lágrimas en los ojos, sentía como su lengua jugueteaba con la mía. Cada vez iba más profundo en mi garganta. Quise quejarme pero mi voz salió como un gemido. Sentía que sus manos pasaban de mis hombros a la cremallera del pantalón. La bajó haciendo que mi rostro se sonrojara aún más.
Dejó de besarme para juguetear con el cierre de la cremallera. Empecé a toser pues no podía dejar de sentir su lengua en mi garganta, un hilo de saliva salía por mi boca y me lo limpié con rabia.
-¡¿Quién demonios te crees que eres para...?¡.- Volvió a interrumpirme, metiendo su mano dentro de mi pantalón, acariciando mi miembro.- ¡Ah!~.- Sentí un escalofrío y mi cuerpo reaccionó acercándose al suyo. No podía hablar y mi rostro seguía colorado.- ¡B-basta!.- Quise decir con fuerza pero no logré evitar el tartamudeo. Metió más profundo su mano acariciándome la parte baja de mi miembro, soltando otro gemido pero más fuerte. Mis piernas temblaban, mis manos en sus hombros no podían dejar de presionarlos al punto de rasguñarlo, y de mis ojos salían lágrimas que no podía controlar.
-...Eres una perra muy ruidosa...- Dijo en tono coqueto, pero no podía contestarle. No importaba cuán enojado estuviera con él, mi voz no dejaba de ser temblorosa. Él tomó mi muñeca y me arrastró al primer salón que vio, sin siquiera levantarme la cremallera, dejando mi miembro erecto cubierto sólo por mi bóxer
Soltó mi muñeca en el salón poniendo seguro a la puerta, retrocedí cubriéndome, pero eso pareció excitarlo más. Me empujó a una de las mesas, sosteniendo mis manos con sólo una de las suyas. Me bajó con rapidez el pantalón, parecía estar ansioso. Era un animal salvaje que no dudaba en matarme, y yo, era su presa. Me estremecí y forceje para salir de sus garras. Volvió a acariciar mis miembro dejándome indefenso.
-¡D-detente!.- Volví a suplicar pero el me ignoraba, seguía acariciando y acariciando, mientras que me probaba bajando poco a poco mi bóxer.- ¡E-esto está ma..Ah~!.- Bajó completamente mi bóxer y tan pronto como lo hizo, metió mi miembro en su boca. Esa maldita lengua...todo lo que había hecho en mi boca era sólo una pequeña demostración de lo que podía hacer. Y mi pene lo estaba descubriendo. Cada movimiento hacia que gimiese. Me vine con rapidez.
Él se alejó y se tomó mi semen soltando una risita. Puso sus dos manos en ambos lados de la mesa y acercó su rostro al mío que evitó su mirada.
-¿Primera vez, eh?- Preguntó mientras mordía mi oreja, para pasar a lamer mi cuello.- Te gustará~ -Prometió pellizcando mis pezones. La fuerza regresó a mi como un milagro, al parecer era verdad que tenías más fuerza en situaciones de riesgo y lo empujé.
-¡He dicho que te detengas!.- Le grité mientras me cubría. Estaba dispuesto a bajarme de la mesa cuando mis piernas no reaccionaron haciendo que cállese raspando mis rodillas. Tan pronto como levante mi rostro, la mano de mi profesor la hizo volver al frío suelo y sentí como su pene erecto recorría mi trasero hasta mi ano.- Ah~! ¡J-Jake!.- Él volvió a ignorarme y metió todo de un solo movimiento. Mis lágrimas caían al suelo formando un charco. Mi cuerpo cayó al suelo, excepto mi trasero pues estaba siendo sostenido por él. Acarició mi pecho y bajó hasta mi pene, embistiéndome una y otra y otra vez. Mis gemidos tampoco se detenía y me venía cada dos por tres, hasta el momento que me dolió hacerlo.
...No sé cuánto tiempo estuve ahí, pero...cuando salí, ya era de noche.
...¿Cómo terminé en esto?.
....Me duele el culo.