prologo

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El amor es impredecible, llega cuando debe de llegar. ¿Qué pasa si ese amor es imposible? ¿O que ese amor se considere un pecado enorme entre las dos razas de dioses?


-¡Esto es inaudito! ¿Cómo te atreves a enamorarte de él? - Dijeron los hermanos y hermanas de la diosa de la vida.

-¡Me atrevo! Y no es como si fuera algo nuevo. Me he enamorado de humanos al igual que ustedes ¿O no? - dijo ella

.

-Si, has dicho de humanos. Pero esto es diferente. No es un humano del que estamos hablando. - Contestó su hermano, el dios de la luz

.

-¿Entonces de quien hablan?

-¡Del dios de la muerte! Ya sabemos que tienen una relación a escondidas de nosotros y de ellos.

Se quedo en shock

-¿Q-qué? ¿Cómo lo supieron? ¿desde cuando lo saben?

-Eso es lo de menos. A estas alturas, deben de romper esa relación.

-¡N-no! ¡No lo haremos! Él y yo nos amamos como nunca hemos amado a nadie.

-¡No seas tonta, Cangse Sanren! Si no terminan esto, los expulsaran de los reinos divinos.

-¡Pues que lo hagan! - Grito, y se fue corriendo de ese lugar.

Días atrás...



En un lugar de la tierra estaba sentado un hombre con túnicas negras, piel blanca como la nieve, ojos plateados y labios color cereza. Recargado en un árbol, disfrutando de la tranquilidad que había.

-¿Quién eres? - Pregunto una mujer. Cual belleza era inigualable, vestía túnicas rojas. Las cuales reflejaban su hermosa piel pálida, labios rosas, ojos morados y voz dulce.

-... - el hombre la miro y no respondió.

-¡Es descortés que no contestes! Pero no importa, eso me esperaba de un dios del reino divino oscuro. - dijo molesta.

-Si sabes quién soy ¿entonces por qué preguntas? - Contestó. Serio, pero su voz era hermosa.

-¡ahh! ¿Ahora si contestas?

-No respondiste mi pregunta.

-¿Y tú contestaste mi pregunta?

-No debería de responder si para ti es claro quién soy.

-Contestando a tu pregunta; es porque no se tu nombre ni que dios eres.

-¿Y eso importa?

-Claro que sí. - dijo, acercándose a él.


-¿Entonces quién eres tú?

-Pues soy una diosa del reino divino puro.

-No me digas. Y yo nací ayer. - Dijo, algo melancólico.

-¿En serio naciste ayer? - Preguntó, sorprendida. - ¡Pero ya estás muy grande! ¿Cómo es posible? Si al tener esta apariencia debes de pasar por lo menos los cien siglos.

-"¿Es tonta o qué? "- Pensó.- Eso ya lo se.

-Entonces me engañaste.

-¿Y si digo que sí, qué?

-Te daré tu merecido.

-Quiero ver si te atre... - Fue interrumpido. Pues de repente sus labios se encontraron con los de la mujer en un tierno beso.

Se encontraba muy sorprendido y enojado a la vez. Esa mujer era muy atrevida por besarlo. A demás era su primer beso. Y había sido robado por ella.

Un Amor A Tras Del Odio  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora