Prólogo

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03:56 hrs… me encuentro en mi cama… sudoroso… sacudiendo la cabeza… pesadillas… sueños??? Duermo… ¿duermo?

-Eres hermosa…
-Cállate barbaján – dice entre risas
-Oye, subámonos a aquel árbol torcido... - sugiero riendo
-Si, amor mío
-¡Eh, tú… ven acá, imbécil!
-Amor, ¿Quién es ese y por qué te grita?
-Calma, cuando te diga… corre lejos…
-¿Qué sucede, cariño?
-¡Huye!
-…
-Ah, no, hermosa… no irás a ningún sitio…
Escucho el estruendo del cañón de su pistola
-¡¡¡MIYUKI-CHAN!!!
-…
-¡¡¡Sato, Riô-San!!! Tu padre me pagó mucho dinero por entregarte vivo, así que no te muevas
-Maldito – murmullo.

Desenfundo mi revólver… negro… enorme… poderoso…

-¡¡¡MALDITO SEAS!!!¡¡¡MUERE!!!

Jalo del gatillo una y otra vez mientras sonrío maniáticamente. Penumbras… despierto… pesadillas… sudor…

-Necesito un poco de agua… Nagato tiene botellas en su tienda… espero – digo casi murmurando

Salgo de mi tienda a paso cuidadoso, hay más gente durmiendo… la tienda de Nagato, llegué. Me escabullo lentamente al equipaje…

-¿Pesadillas?
-Te creía dormido - respondo
-Yo también, me despertó un maldito insecto, ¿y a ti?
-… tengo la garganta seca – mascullo torpemente
-A dormir, Ryô-San, debemos despertar a las 0600 si quieres interceptar ese convoy, duerme lo más que puedas, será una jornada larga si logramos tomarlos por sorpresa
-Si…



“Quisiera poder convencer a mi padre, pero su obsesión es infinita, cómo me haces falta, Miyuki-senpai”

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