No me adviertas cosas

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Valerio y Lu llegan a casa después de todo el despelote en la mansión de Cayetana.

Con cara de que fue un día de mierda, Lu entra en su habitación y se tira sobre la cama, pero el fuerte dolor de cabeza que le provocó tanto estrés no la deja en paz e inmediatamente se levanta, se da una ducha bien caliente, se desmaquilla, se pone el pijama y se dirige a buscar una pastilla en el baño de su madre.

Al llegar al baño toma una tableta de pastillas para el dolor de cabeza que decían "ultrafuerte" en el empaque. Su madre no está, no hay nadie. Siempre están de viaje ¿no Lu?
Baja a la cocina y toma una botella de agua climatizada.

Introduce dos de las pastillas en su boca y toma una gran bocanada de agua para bajar las pastillas.

Voltea para finalmente irse a su habitación y se encuentra con la mirada de Valerio.

-¿A donde vas tan guapa?-Le sonríe de medio lado molestando. Es obvio que en pijama no va a salir.

Lucrecia solo hace una expresión de "que estupido" sonríe de mala gana y se va.

-Hey, hey, hey-dice Valerio-¿Pero qué nos pasó?-Pregunta al ver la ignorada de Lu.

Lu solo sigue su camino, sube las escaleras, llega a su habitación y se tira por fin a la cama a descansar.
Es temprano aún, pero con todo el día de ajetreo que tuvo, prefiere dejar la noche joven a la disposición de otra.

Cuando ya se dispone a dormir, siente un voz fría que habla desde la puerta de su habitación.

-¿Se puede saber que te pasa?-Pregunta Valerio.

Pero su pregunta queda en el aire, porque Lu no le responde.
Valerio penetra por completo la habitación y camina hasta el lado de la cama en donde está acostada Lu, se sienta en el piso y contempla su lindo rostro desmaquillado.

-¿Sabes que no me iré de aquí hasta que me hables?

Lucrecia rompe el silencio con tono muy seco.

-Me duele la cabeza que no te imaginas. Los pies también. Estoy cansada y harta de todo esto, encima eres el culpable. Ya lárgate Valerio, que sino vas a ser el siguiente muerto de la familia.-Amenaza sin siquiera abrir los ojos.

-Ya, lo veo. Pero yo no tengo la culpa. Hasta donde sé, fue tu noviesito el que no quiso hacerte caso en toda la tarde.

-Ya, pero no me creas pendeja Valerio,-Le responde enojada- sabes bien que te conozco como la palma de mi mano.-Abre por fin los ojos, y lo mira con enojo. Una mirada fria, nuevamente decepcionada.- Yo te advertí, que no lo volvieras a hacer. ¿Era tan difícil? Yo lo veo muy fácil. Solo no le dabas de tus mierdas a Guzmán y ya. ¿Tenía que decirlo en otro idioma? Porque sé varios ¿eh? Avísame tantito.-Termina con sarcasmo y vuelve a cerrar los ojos para intentar dormir.

-Si le di de mis mierdas es porque él mismo me lo pidió.-Responde Valerio ya enojado sin darse por vencido- Todos eligen qué hacer con sus vidas. No podrás controlarlo por mucho más tiempo hermani...

-Valerio, ya te dije que no me trates de pendeja.-Interrumpe levantándose y plantandole cara-Yo sé bien que tu eres el diablo. Yo conozco tus "capacidades" de persuasión. Ahora te pido algo muy fácil,-Afirma bien la mirada y no duda ni un segundo-y en el idioma que entiendes, que es el de los insultos.-lo acorrala dando pasos adelante para que el vaya dando pasos atrás, hacia la salida-Lárgate de mi habitación. Ya no me hables más, ¡no me determines más!, haces mi vida cuadritos.

Estas palabras la rompen. Y lo rompen. ¿Como es eso que dicen? "Si te alejo es porque te quiero". Sí, es una mierda. Demonios ¿cómo? ¿Cómo se hace? Prácticamente sus corazones palpitan al unísono, sus ojos miran las estrellas al mismo tiempo. Son como la armonía entre el agua y el fuego, ¿cómo haces para decirle al amor de tu vida que ya no te hable... nunca más? Se tiene que tener cojones. Muchos.
Eso que se rompió en ella al pronunciar esas palabras, no puede retener las lágrimas que salen sin previo aviso de sus ojos.
Ya en la puerta pronuncia con mucha ira-¡Lar-ga-te!-y le tira la puerta en la cara-Estas son las consecuencias de tus actos.-Termina ya con voz baja, neutra.

VALÚ-EliteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora