Capítulo cuarenta y seis.

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No iba a quedarme en el auto como un perro obediente así que bajé y caminé hasta la entrada del hospital.

–Te dije que te quedes en el auto –gruñó él acelerando su paso al ingresar al hospital.

–Tu no me das ordenes –intenté caminar lo más rápido que las muletas me lo permitían–. Vine porque quiero verte llorar como niñita cuando te inyecten –reí.

Él se detuvo, pero con la velocidad a la que yo iba caminando no pude detenerme a tiempo y choqué contra su espalda, di un paso atrás rápidamente y él se dio la vuelta.

–¿Mi dolor es divertido para ti? –cuestionó.

–Solo estaba bromeando –lo miré fijamente.

–No es gracioso.

–Vamos Bloo –me quejé–. Deja esa actitud infantil, se supone que vamos a divertirnos pasando tiempo juntos. No lo arruines.

–¿Qué yo lo arruino?

–Sí, comportándote de esta forma.

–Tu provocas que me comporte así.

–¿Y yo que hice?

–Te gusta ese sujeto ¿cierto?

–¿Qué? –lo miré frunciendo mi ceño y él simplemente mantuvo su mirada fija, parecía molesto–. ¿Estás así por Jimin?

–¿Te gustan ese tipo de sujetos; pijos y bonitos?

–¿Estás celoso? –no podía evitar que las comisuras de mi boca subieran para dibujar una sonrisa.

–No estoy celoso. Es porque ese sujeto no me agrada, todos aquellos que se creen que por tener dinero son mejores, no me agradan y además él se pasea por ahí con su pose de galán cari-bonito. Es tan desagradable... ¡agh! –gruñó.

–Y estoy completamente de acuerdo contigo, tampoco me agradan ese tipo de sujetos, aunque Jimin no parece ser del todo así ahora que lo conozco un poco más... pero como sea, no vamos a hablar de él –lo miré detenidamente por un par de segundos y sonreí levemente–. Además, tú eres más bonito.

–¿Qué? –luchó por contener una sonrisa–. Yo no soy "bonito", soy un tipo cool y rudo –usó su sonrisa de galán–, letalmente apuesto y sexy. No "bonito"

–¿Sabías que tienes varios tipos de sonrisas?

–¿Tipos de sonrisas?

–Si. Está la sarcástica burlona, la cínica aterradora y la sincera que es dulce, esa te hace lucir tierno y bonito.

Él bajó su mirada y sonrió levemente mientras sus mejillas se sonrojaban.

–¿Por qué dices esas cosas...? –cuestionó en un susurro manteniendo su mirada baja–. Haces que me sonroje.

–Lo noto –reí levemente y di un paso hacia él. Posé mi mano en su mejilla derecha–. Tus mejillas están rojas.

–¿Ahora si vas a besarme? –sonrío ladino y me rodeó por la cintura pegándose demasiado a mi cuerpo.

–Olvidé mencionar este tipo de sonrisa –susurré muy cerca de sus labios.

–¿Cuál?

–Lujuriosa... –recorrí con mi mirada la silueta de sus labios–, pícara... –estiré mi cuello para besarlo.

Sus labios abrazaron los míos en un beso lento y suave, diferente a nuestros besos cargados de pasión y deseo. Tomé con mi otra mano su otra mejilla y por milésima vez las muletas caían al piso, pero poco importaba, solo quería seguir sintiendo su cálido y suave beso.

RUDEWhere stories live. Discover now