Capítulo 10: Dex aprende a surfear (Parte 1)

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—¡Scotty! ¿Puedo llevarme tu tabla?

—¡Claro, Mitch! Está en el garage.

—¡Gracias! —Los pasos por la escalera continuaron y otra puerta fue abierta. —¡Luke! ¿Me prestas tu canasta?

—¡Sí, está en la cocina! Te preparé unos dulces anoche.

—¡Oh, genial! ¡Gracias!

Nuevamente pasos, subiendo y bajando, golpeando cosas, seguidos de disculpas en voz alta.

—¡Randy! ¿Tienes bloqueador?

—Nope, lo tiene Keith.

Pasos, pasos, pasos. Golpes en la puerta, entrar sin esperar respuesta. —¡Oye, Keith...!

—¡CÁLLATE, MITCH, SON LAS SEIS DE LA MAÑANA! ¿¿QUÉ MIERDA TE PASA??

—Pues... es que voy a la playa y no podía dormir y... ¡Keith, es un día tan lindo, mira este sol!

Al intento de abrir las cortinas por parte de Mitch, le siguió recibir un fuerte golpe en la espalda con un envase de bloqueador. —Ok, gracias. Te dejo dormir —cerró cuidadosamente la puerta y tomó aire. —¡¡VOY A PASEAR A POLLY!! —gritó. Se demoró un segundo en recordar que su hermano lo quería matar. —Oops... ¡¡PERDÓN KEITH, QUE DUERMAS BIEN!!

El castaño apretó los labios y caminó en puntillas, hasta que un enorme golden retriever le saltó a los brazos, sacándole risas. —¡Polly, vamos a pasear!

—Te acompaño —anunció Scott, trayendo la correa. Mitch le sonrió y asintió.

¿Podría ponerse todavía mejor ese día? Apenas empezaba y ya hacía algo que le encantaba: pasear a Polly con su hermano mayor. Desde que se mudara eran pocas las oportunidades que tenían de hacer cosas juntos, pues no visitaba mucho. Ese fin de semana su padre se encontraba fuera de la ciudad, en un viaje de trabajo, lo cual les daba la instancia de visitar a su madre sin peleas ni discusiones. ¡Incluso Keith apareció! Aquello era lo más inusual, le daban pocos días para salir estando en el ejército y también era el que menos quería volver a casa.

Scott era el mayor de los cinco, tenía veintiún años y vivía con un roomate a media hora de allí. Trabajaba como modelo y con sólo darle una mirada, se entendía por qué: medía más de 1,80m, tenía el cabello rubio y suave, ojos celestes como el cielo más despejado y el cuerpo bien ejercitado y levemente bronceado. Encajaba perfecto en el estereotipo de surfista californiano.

—Te ves muy feliz hoy. ¿Es una cita lo de la playa?

—¿Eh? Ah, no, no —contestó Mitch, acompañando con la cabeza la negación y las mejillas levemente rosadas. —Es sólo con un amigo. ¡Tú lo conoces! Dexter Wells.

—¿Dex? ¿Quién no lo conoce? —rió el rubio. —Sí, es muy simpático. Me alegro que sean amigos.

—¿Puedes creer que nunca ha ido a la playa? Le voy a enseñar a surfear.

Scott vio a su hermano de reojo. Era pésimo ocultando cualquier cosa, no sabía mentir, aunque se imaginaba que en esa ocasión al primero que le mentía era a sí mismo. No parecía que Dexter fuera sólo un "amigo" y aunque el chico fuera excelente haciendo amistades, también sabía que era bisexual. Sólo esperaba que aquello no terminara en otro drama familiar.

Sin embargo, lo más importante era la felicidad de Mitch y decidió compartir un poco, con la esperanza de que le ayudara eventualmente.

—Mitch, yo... estoy viviendo con mi novio. No había tenido ocasión de decirte. Sólo Randy lo sabe, es secreto por ahora.

La banda: El inicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora