Microrrelato.

128 10 0
                                    

Al ver que mamá no llegaba, decidí llamar por teléfono a su empresa para comprobar si estaba bien. Tras cuatro pitidos, oí su voz al otro lado. Perfecto. Tengo que pasar la noche en casa, sola. Otra vez a sentir presencias, a sentirme acompañada cuando se que no lo estoy. Joder, menuda mierda. Mejor voy a hacer la cena y así me distraigo un poco. Una pizza, "Los juegos del hambre" y una manta. Nadie más (espero), nada más.

La noche transcurre con normalidad, hasta que no puedo con mi alma y me voy a la cama.

Mientras intento conciliar el sueño, vuelve ese sentimiento que tanto odio, vuelve a mi cabeza una voz que repite: "No estás sola." No me digas, no lo sabía. Intento relajarme, giro la almohada para estar en contacto con el lado frío y mientras intento no pensar en nada, unas imágenes fugaces, y cada vez más nítidas vienen a mi mente.

Es mi padre, en la cama del hospital. Noto como un nudo sube por mi garganta al verle. Hacía mucho tiempo que no revivía este momento. Me veo hablando con él, ambos tumbados en su cama blanca. Yo sollozando, él esforzándose para dedicarme unas últimas palabras. Antes de que el corazón se le pare, me susurra: "Siempre estaré contigo pequeña, siempre."

Vuelvo a la realidad. Caigo en la cuenta de que tengo las mejillas húmedas, pero eso no me importa ahora. Estos cinco años sin mi padre presente, él nunca dejaba de estar conmigo. Ha estudiado mis exámenes, escuchado mis lloros, visto películas y leído libros. Todo a mi lado, siempre, como prometió.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 07, 2014 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Siempre, pequeña.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora