Parte unica

812 103 9
                                    

Los ojos perezosos del rubio se abrieron lentamente encontrándose con el panorama más bello que podía deleitar. Tony se encontraba durmiendo con la boca abierta y con todo el cabello revuelto. Steve rió levemente al ver que una pequeña gota de saliva se deslizaba juguetonamente sobre la barbilla de su novio. Desviando un poco sus ojos del rostro del castaño, tomó su celular para ver cuánto tiempo de calidad les quedaba. Por lo general, su madre viajaba todos los fines de semana para tratarse una leve enfermedad. Siempre era él quien la acompañaba pero un fin de semana cualquiera, ella prefirió ir sola. Abnegado ante la decisión de la mujer, Steve pensó que sería una buena oportunidad para traer a su novio a escondidas. A Tony le encantó la idea, y así fue como empezó su rutina. Apenas llegaba el día viernes, Sarah se despedía de su hijo en el terminal de buses y Tony lo esperaba afuera de la casa para pasar un fin de semana de regaloneos e intensos encuentros. Steve lo tenía todo fríamente calculado.

-Todavía queda algo de tiempo, Steve- escuchó a Tony con la voz adormilada. El castaño le quitó el celular de las manos y se apoyó en el pecho de su novio.

-¿te desperté?

-digamos que fue el hambre el que me despertó.

Sin previo aviso, la mano de Tony se dirigió directamente hacia la entrepierna del rubio y tomándolo por sorpresa apretó su miembro haciendo que este enrojeciera fuertemente.

-¡Tony! –Dijo Steve soltando un jadeo- ¿no te bastó con lo de ayer?

-por supuesto que si- dijo Tony acercándose al odio del rubio, haciendo que los vellos de este se erizaran ante el tibio contacto del aliento del castaño- pero el deseo siempre vuelve.

Los labios de Tony comenzaron a deslizarse por todo el cuello del rubio, mientras que este no hacía más que recibir las atenciones de su novio. Tenía que resistirse, lo más seguro es que si se dejaba llevar, pasarían un buen tiempo sin abandonar la cama. Sin embargo, le estaba costando mucho. Tony lo estaba encendiendo como a una antorcha.

-amor...-dijo Steve tomando las muñecas del castaño, quien lo miró un poco consternado-tenemos que parar.

Tony se entristeció ante la idea e inmediatamente Steve intentó enmendar su error.

-no me malinterpretes- dijo Steve con dulzura- tú sabes que me encanta pasar el tiempo contigo, pero sino paramos dudo mucho que vayamos a la escuela.

-pero podríamos intentar hacerlo rápido- dijo Tony de manera coqueta- anda, piensa que será una buena forma de empezar la semana, ¿no crees?

Steve se mordió los labios ante la propuesta seductora de su novio. Entonces, sin hacerse de rogar más, el rubio se abalanzó hacia el castaño y lo besó con fervor. Los labios hambrientos de Steve besaron con ganas al castaño, quien no hacía más que sonreír ante lo conseguido. Era obvio que no llegarían al colegio, perderse un día de clase no era tan malo en comparación a la sesión de sexo que tendría con su novio. Además, todavía faltaban unas horas para que la madre de Steve pusiera un pie en la casa. Tenían que aprovechar el tiempo que les quedaba.

Las manos callosas de Steve se pasearon por las erectas tetillas del castaño, haciendo que Tony se estremeciera ante el contacto. El roce áspero se dirigió lentamente hacia la parte baja del cuerpo de Tony, y en cuanto llegó al miembro, este se mordió los labios al sentir la caliente mano de su novio. Tony se retorció en las sabanas al sentir como poco a poco esas manos fueron sustituidas por la lengua del rubio.

Su novio lo hacía sentir maravilloso.

En medio de la masturbación, la mano desocupada del rubio se dirigió hacia la entrada del castaño, la cual se encontraba dilatada debido al encuentro nocturno de la noche pasada. No necesito mucho tiempo para reemplazar esos dedos por su miembro. Tony sonrió al ver cuán ansioso se encontraba Steve por hacerlo suyo. Él también lo estaba. Nunca tendría suficiente de Steve. Cerró los ojos, preparándose para sentir la gloriosa sensación de placer.

Las mamás siempre lo saben todo.Where stories live. Discover now