Nota de inicio: empezaría cantando "me quema, me está quemando, estoy disimulando", pero no puedo porque me quemó tanto esta idea que tenía que empezar a escribirla y publicarla.
Una idea diferente que empezó por una conversación que compartí hace mucho tiempo sobre Emma Swan y su destino. Maceré la idea y al final nació esto. Un ¿Qué pasaría? o un Y si... por decirlo de alguna manera. Es un fic que no llevará muchos capítulos, 15 de acuerdo a mi diseño original y que se irá colgando con 2 o 3 días de diferencia aproximadamente y si no ocurre algo inesperado. Espero que me cuenten si les atrae está idea.
Portada a cargo de YaSan23 Gracias enormes Sis!!!
Gracias enormes SIS!
Disclaimer: OUAT ni sus personajes me pertenecen. Le pertenecen a Adam, Eddie y BC. Si fueran míos hace tiempo que SQ sería tan, pero tan canon que tendrían su propia carroza en cada Orgullo.
1. El Acto de Piedad: Emma Swan (Recién Nacida)
La maldición se alzaba como una vorágine de magia chispeante y tormentosa. Los devoraba a todos literalmente para lanzarlos al cruento destino que su precursora había decidido para ellos. Un destino de inopia, infelicidad y estancamiento. Uno dónde reinar sin que nadie jamás se rebelará y viendo como sus peores enemigos sufrían sin pasado y sin futuro. Snow White se arrastró hasta el cuerpo inerte de su marido que sangraba profusamente.
-Charming – lo llamó, pero él no se movió ningún ápice – Charming, despierta – le suplicó con angustia olvidando sus propios dolores del post-parto.
A unos metros, el bebé recién nacido sollozó ligeramente más bien confuso con el ensordecedor sonido de la maldición que se precipitaba sobre ellos que por una necesidad concreta. Todo estaba perdido. Emma permanecía en el bosque encantado, la única esperanza que tenían de superar la maldición había fracasado. Snow estiró la mano tratando de alcanzar la manta para cobijarla.
-Bueno, bueno, bueno – la voz grave de su madrastra la hizo estremecer -, pero qué interesante giro de los acontecimientos – exclamó antes de reír histéricamente por la emoción del triunfo - ¿está muerto? – preguntó mirando al príncipe que permanecía inconsciente.
-No – declaró Snow – y no va a morir.
-Cuánta bravura para una mujer que está condenada al más temido de los finales, uno infeliz – observó al bulto que se movía cerca – y por lo que veo uno permanente.
Regina se agachó y levanto al bebé mirándolo fijamente. La pequeña fijó sus ojos en ella y dibujó una mueca extraña parecida a una sonrisa, pero que no lo era y que se disolvió en un instante. Se mantuvo tranquila y dejó de gimotear al sentir el calor de las manos de la reina en lugar del frío suelo dónde reposaba antes.
-Una pequeña ilusa como la madre – Regina se carcajeó sosteniéndola a la altura de su rostro con los brazos estirados, como si fuera anti natural tenerla en sus manos. La pequeña bebé borró su extraña mueca y comenzó a lloriquear asustada - ¿qué voy a hacer contigo – leyó el nombre bordado en la manta – Emma?
-No le hagas daño – le suplicó su ex hijastra – por favor, Regina, es sólo un bebé, no la lastimes.
-No es sólo un bebé – canturreó la reina – es tu bebé – remarcó especialmente el pronombre posesivo.
-Pero ella no tiene culpa de mis errores, ni de los tuyos, Regina.
-¿Tenía Daniel acaso culpa alguna de tus errores cuando murió? – inquirió la mujer con desprecio – debería matarla ante tus propios ojos – Snow soltó un lamento que inundó la estancia por sobre el sonido atroz del exterior -, pero ¿de qué serviría cuando no vas a recordarlo?
-Es sólo un bebé, si la desamparas morirá, dásela a alguien que la cuide – argumentó la princesa – o cuida de ella tú si no quieres dármela a mí, por favor.
-¿Yo? ¿Cuidar de ella? ¿Cómo se te ocurre pedirle a un alma tan atroz como la mía que se haga cargo de tu hija? ¿Qué clase de madre hace eso? – preguntó entre divertida y espeluznada.
-Una desesperada – señaló Snow – una que sabe que no la dejarías caer porque yo vi tu lado amable, Regina.
La reina bostezó aburrida – y lo retribuiste con una traición – Emma continuaba llorando y Regina bufó – llora demasiado, creo que está rota – dijo con una mueca de desdén – oh, cierto, no es una muñeca.
-No seas cínica – le espetó Snow.
-Y tú no te olvides que el destino de tu hija está en mis manos – la morena apretó los dientes – no me desafíes – le dio a la bebé con poca delicadeza – se quedará contigo, no hay tiempo para encontrar a nadie más y yo no soportaría sus lloros más de veinticuatro horas, no me apetece empezar mi nueva vida con un dolor de cabeza.
-Gracias, Regina.
-No me des las gracias, querida Snow White, un único acto de piedad no va a redimirme de ser quién soy – dijo con desdén – además, dónde vamos serás prácticamente una paria social y esta pequeña será una carga que pesará más que 3 ogros – le advirtió – una madre sola, con un marido en coma y una pequeña que criar – Regina rió despectivamente – quién diría que Emma sería mi salvación, mi llave para volver tu sufrimiento más perverso todavía.
En su interior, aunque temía a su decisión sentía que estaba haciendo lo correcto al mismo tiempo. Fuera o no la persona destinada a romper su maldición, Emma era sólo una cría indefensa y ella sabía muy bien lo que era el abandono, el desamor de una madre. No deseaba que un pequeño bebé tuviera que sufrir esa crueldad por su causa. Mejor que sufriera la madre en su lugar por el esfuerzo que sería tener que cuidar un bebé para siempre en soledad. Emma, la salvadora, ¿qué tanto daño podía hacer un pequeño bebé suspendido en el tiempo? Dudaba mucho que la profecía de Rumple alguna vez se hiciera realidad. Emma estaba condenada como todos.
-Debo ponerle un apellido – Regina bufó – este trabajo de ser malvada es de tiempo completo, había decidido alejarlo de ti – señaló al príncipe -, pero en ese estado catatónico mejor que se quede contigo – hizo una mueca de ensoñación - ¿te imaginas todos esos domingos visitando al padre inconsciente con tu pequeño bebé en brazos? – Regina sonrió – voy a disfrutar mucho viendo tu drama personal en primera fila.
Snow meneó la cabeza - ¿por cuánto tiempo va a ser así?
-Aparentemente, gracias a tu hijita, toda la vida – respondió la reina divertida.
-Tarde o temprano tu vida carecerá de sentido también.
-Yo diría que más tarde que temprano, pero no me interrumpas que tengo que buscarle un apellido digno de una princesa a tu niña – afuera el sonido se hizo más intenso y la tormenta que arrastraba la maldición inundó la estancia – o puede que no sea tan digno – Regina miró alrededor entre los cristales rotos y las astillas que volaban y un pequeño adorno de la cuna de Emma centelleó en el caos total del momento. Un cisne, Regina sonrió – Swan, Emma Swan.
Se agachó y pasó su dedo por la frente de Emma para sellar su destino – lástima que este cisne nunca desplegará sus alas, siempre será sólo un polluelo.
La maldición los devoró y puso en marcha los engranajes de un pueblo fantasma que respiraba, pero que estaba suspendido en la oscuridad de un hechizo. Storybrooke, el pueblo que no existe abandonado en medio del mundo.
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La Maldición Incompleta [SwanQueen]
Fanfiction¿Qué pasaría si Emma nunca hubiera conseguido pasar al mundo sin magia con el armario? Ubicado antes del la season 1 en un Storybrooke alternativo con una historia diferente. Una idea que he venido macerando desde hace un tiempo. Es una historia de...