Miradas

328 12 6
                                    

No sé cuando comenzó esto, recuerdo que iba a misa todos los días como era costumbre, después de semanas de preparación, con la lectura que debía recitar…

No sé cómo pude fijarme en tu delicada figura, hace mucho tiempo que intento ver a través de esa mirada fingida, me pregunto si es atracción lo que veo en tus ojos.

Hacía mucho tiempo decidí quedarme sólo, la vida me ha dado muy duras lecciones, como para que esto a lo que llaman amor vuelva a darme un puntapié en donde la espalda pierde su nombre; sólo por eso no quería darle gusto a ese burdo chiste al que le dicen romance.

Llevaba una vida increíble, disfrutaba la soltería, esa libertad que no valoras hasta tener compromiso o una novia posesiva, lo lamento, eso sonó cruel, pero es cierto, a veces el compromiso restringe mucho todo lo que hacías antes, y eso me frustraría mucho.

Todo estaba bien en mi vida, hasta el punto al que después de celebrarte el cumpleaños número 15, después que la Eucaristía terminó, comencé a crear en ti lo que todos llaman atracción, supongo que soy el culpable de esta reacción.

No es que yo sea la última bebida en medio del desierto, no soy lo que la gente diría, un chico realmente violable, pese a eso tengo un rostro infantil y me mantengo bien, jamás creí que te gustase tanto, fingía ser distante, y evitaba todo tipo de miradas, para mí el objetivo estaba claro, no quería enamorarme y punto.

El tiempo pasó y te fuiste volviendo un poco obvia, toda mi familia podía ver que ansiabas verme, en cualquier lugar, no sólo en la iglesia, donde fuera que estuviese siempre me mirabas, procurando que no me diera cuenta, en los autobuses, cuando desde el auto me veías caminar hacia la capilla, de verdad es mucha la atracción, sin embargo mi convicción es fuerte.

El paso del tiempo y los muchos comentarios de mis padres y algunas tías lograron que mi duda se acrecentara, quería ver si de verdad te gusto, pero no sé cómo voy a lograrlo, puesto que cada vez que te veo, apartas la mirada, así no puedo leer tus ojos, no me dejas comprobar si es verdad lo que me dicen, y me frustra que eso pase.

Parece que tu familia quiere que te atrevas a hablarme, o por lo menos eso me cuentan mis padres, te avisan si voy o vengo, que hago y que no hago, entonces, ¿podría ser eso en verdad atracción? ¿Será verdad que te gusto? ¿Por qué yo? No te entiendo, ¿por qué te esfuerzas con algo que no será tuyo?

El caprichoso tiempo siguió su curso y la duda me mataba, ahora el verte se ha vuelto una necesidad, pero hubo dos semanas en las que no fui a la iglesia, una fue la boda de una prima y la más reciente fue porque fui a un festival otaku en la capital, creíste que había ido a la parroquia de San Rafael… es lo más seguro. Esta sensación en mi pecho, ¿me estoy enamorando de ti?

¿Enamorarme yo? Jaja, que broma, nadie se puede enamorar de lo que soy, he buscado colores  oscuros para vestir, además que no visto como alguien normal, o por lo menos lo hacía, hasta que fui lector, y tuve que vestirme más formal, aún cuando no me gusta las faldas por dentro y usar nada de etiqueta, adapté mi vestuario a mi forma de ser, eso te gustó y muy en mis adentros a mí también…

Cuando finalmente regresé a la capilla de mi pueblo no te vi, por casi un mes, ahora tu ausencia me hería, el simple hecho de no verte me bajaba los ánimos, sin querer te habías vuelto en mi centro de atención, la gente lo notaba, leía sin ánimos, salía con un gesto triste, no estabas allí para que me escucharas, y así tampoco podrías inspirarme en mis lecturas…

Al fin regresaste, y aunque no podía leer estaba feliz que estuvieras acá, te miraba de manera disimulada, ahora era yo el que quería verte, me sentía contento de estar en el mismo lugar que tu, y que mi miraras, parecíamos dos tontos, echándose miraditas de romance, en vez de tomar la iniciativa, o a lo mejor nos retábamos a ver quién era el que más podía resistir las ganas de hablar.

No, eso no era, las palabras no eran suficiente paro lo que nuestros ojos captaban, la necesidad de vernos nos torturaba  sería acoso por mi parte, ya que creo tener cinco o seis años más que tú, no me importa eso, aún si me ven como un asalta cunas.

También sé que me celas, cuando en el autobús ves que una mujer se sienta a la par de mi persona o cuando no me siento junto a ti, eso no significa que sea razón para dejar de quererte, al contrario me hace saber que de verdad te gusto y no quieres compartirme con alguien.

En fin, la misa terminó, y para salir de la iglesia tardamos mucho, pero una de mis tías sabe que mi madre tiene un problema en una de sus piernas, así que se ofreció llevarnos a casa, pero su esposo tardó hablando con mucha gente, así que mis futuros suegros ejecutaron su maniobra, llegaron a hablar con mi madre quien esperaba a mi tía Marcos, por fuera de la iglesia, excelente oportunidad, parece que ello me quieren como Yerno.

Mientras los adultos hablaban de sus asuntos, nuestros ojos hicieron por primera vez, un contacto directo, nuestra reacción fue hacer una sonrisa al unísono, todo el tiempo nos reíamos al oír a nuestros padres charlando, no importaba lo que pasara, sólo nos mirábamos a los ojos, y sonreíamos embobados, sí, eso era lo que temía, fue atracción.

Mi tía llegó a matar el momento hablando con todos, sin embargo no dejábamos de vernos, y de sonreír, no pude decirle nada, su abrumador cuerpo color caramelo, y sus ojos oscuros; y esa sonrisa que mata, con esos dientes tan blancos y perfectos, Dios, no verte sería un pecado… Tú me mirabas con cada descuido de los adultos, seguramente a mi rostro, lo pálido y sereno que me veía, además de cómo contrastaba mi piel decolorada con mi oscuro y castaño cabello.

Ya no había manera de rebatirlo, nos gustábamos, pero, nadie tenía el valor de decirlo, nadie quería hablar, sólo queríamos vernos, como algo imposible a lo que no podríamos aspirar, quería articular algo, pero tú bella sonrisa me truncaba todo intento de formar palabra alguna, y de cierta manera tu esperabas que te dijese algo, que mi boca gritara todo lo que mi mente y corazón guardaba...

Mas sin embargo, el tiempo no estuvo de nuestro lado, justo cuando iba a decirte lo que pensaba llegó el tío, con el auto, te sonreí amargamente, y me despedí. No aparentaba sentir nada, pero por dentro lloraba con amargura, no tuve el valor de decirte lo mucho que me gustas.

Y al llegar a casa, para empeorar, mi madre me regañó por no haberte hablado, mi pequeña niña, ni siquiera sé tu nombre, no sé si sepas el mío, pero, para nosotros es irrelevante, sólo necesitamos mirarnos, para que nuestro mundo se ilumine.

Esta semana lo estuve meditando, pensé lo mucho que de verdad te gusto, y lo que eres en mi mundo, debo admitir que no creí que volvería a sentir esto por alguien, pero desearía que sólo por esta ocasión perdure, y que en verdad seas tú a quien he esperado todo este tiempo.

He tomado una decisión, este sábado, será el día que sepamos el nombre del otro, y será la ocasión en la que ambos podamos expresarnos lo que sentimos, al fin te diré esa palabra que jamás creí articular con mi lengua… “Me gustas Mucho”…

Unmei no Kizuna-°-Lazos del destino-°- (Terminado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora