Al paso de las horas

CAPÍTULO 5

En el momento que salí de esa puerta principal y mi campo de visión solo son árboles y decoraciones exteriores, mi mente se transformó en un mar de suposiciones acerca de este pobre hombre: un hombre con una esposa y un hijo, donde la mujer está de viaje laboral y el único trabajo del hombre era cuidar a su hijo problemático, pero por cuestiones de diferencias de ideas entre ellos, provocó que el hijo se fuera de la casa haciendo creer que es una desaparición, pero solo está en una casa pequeña con uno de sus mejores amigos o con su novia en secreto viendo la televisión y comiendo pizza o algunos pepperonies relajándose de su vida independiente mientras su padre está ahogándose en un mar de penas y culpabilidad pensando el por qué tuvo que irse y debe de darle otra oportunidad. Todo en su gran casa rural.

O un hombre con una esposa que tuvo un hijo y, por motivos desconocidos, la mujer está en un mundo diferente al que habitamos, dejando al esposo y a su hijo en un dolor interminable, siendo la causa de sus peleas constantes y el motivo de que su hijo se fuera del hogar, creyendo su desaparición.

¿Una pareja que tuvo conflictos personales que provocó su separación, dejando una marca a su hijo de dolor, siendo así un motivo que se fuera de su casa, al no aguantar estar más con su padre problemático y realmente está donde su madre en secreto?

Y lo que el hombre está pensando y es difícil de creer por motivos de ansiedad, es que cualquiera de esos motivos pudo haber ocurrido, pero en vez de una vida de independencia del hijo, pudo ser una casual desaparición no esperada que atormenta cada segundo al hombre, recordando cada segundo donde fue mal padre y arrepintiéndose por ello porque ahora sabe que cada segundo que pasa es menos probable que no lo encuentren, o no al menos vivo.

La culpabilidad de Daniel tiene una voluntad en su alma que posiciona a un juicio negativo de desaprobación ante lo que está sucediendo con la desaparición de su hijo, pues está actuando de una manera que va en contra a su vida cotidiana (a sus hechos y comportamientos que normalmente tiene) para poder excusarse de lo que sucedió y poder actuar de otra manera, siendo un atajo o un mecanismo de ayuda su comportamiento diferente ante la percepción de su hijo. Se le ve su dolor, su culpa y su preterintencional; solo por el hecho de ir más allá de sus conceptos y hacer lo posible para enfrentar su difícil su situación, ya sea buscando a su hijo, o borrando sus penas con una sustancia y pidiendo ayuda a personas que para él les ve un ser de esperanza para buscar a su "amado" hijo.

Aunque me cuesta asimilarlo, el caso de este hombre me ha hecho pensar en todas las veces que Austin y yo secuestramos a esas inocentes personas. Stuart, Robert, Camilo, Cecilia, Jade, Stella, Jimena, Sam, Leonardo, Julián, Federico, William, Tripp, Miranda, Jackson, Keith, Ellie, Devson, Kingston, Morty, Tatiana, Max y Tina.

Todos y cada uno de ellos, se suponía que elegíamos a las personas con menor vínculo social y público, pero, ¿Cómo sabemos exactamente eso? ¿Cómo se habrán sentido aquellas personas que tuvieron relaciones con ellos al darse cuenta que jamás lo volvieron a ver, o lo encontraron muerto? ¿Qué habrán pensado ellos? ¿Sentíamos ese mismo dolor cuando sufrimos Austin y yo? No, no podemos comparar el dolor de nosotros con el de ellos, ni hoy ni dentro de mil años. No conocemos el dolor que puede causar el hecho de tener a alguien para ti en todo momento o que al menos estaba ahí en ciertas situaciones y que de repente no está en tu vida por razones que desconoces, consumiéndote la angustia y las ansias de conocer la verdad, de dónde está esa persona, para que al final te rindas porque la policía nunca encontró los cuerpos, o arrepentirse de conocer la verdad de que sus almas no están, solo sus cuerpos podridos. No, no podemos conocer ese dolor.

Ahora debo de esconder el cuerpo de alguien que está siendo esperado en su casa por su esposa, hijos, madre, padre, hermanos, quién sabe. Y lo único que pueden hacer ellos es llorar por no saber que aquella persona estará bajo las profundidades de un lago en la mitad de la nada.