Capítulo único

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El filo de la nichirinto de Kanao se deslizó con facilidad por el cuello del demonio con el que estaba peleando.

Si hubiese sido la ella de antes, seguramente ni siquiera se hubiese molestado en pensar algo de sus acciones, pero ahora, mientras guardaba su espada en la funda con un movimiento practicado no podía evitar pensar lo irritante que era esto.

Tener que derrotar demonios, ¡En su noche de graduación!

El vestido azul con tonos rosados que estaba llevando seguramente se mancharía, pero era una apuesta contra el tiempo y si corría por los tejados tal vez llegaría a la hora. Definitivamente no podría afrontar la cara de Tanjirou si llegaba tarde después de haberle prometido por el dedo pequeño de su mano que ambos llegarían a la hora en su última noche como estudiantes.

Su cabello perfectamente arreglado en una trenza que se unía por detrás, dejaba el resto de su pelo suelto. Este se despeinaba a medida que corría a toda velocidad, saltando de techo en techo con una expresión medianamente enojada.

La única noche que le pidió a los cielos que la dejaran libre para experimentar, al menos una vez, la diversión normal de una adolescente que no conocía la existencia de la pobreza y los traumas que le dejaron, las masacres que provocaban los demonios junto con la desesperación y lágrimas ajenas que venían con ellos. Disfrutar por una vez, como si no conociese su propia frustración cada vez que su espada se demoraba dos minutos más en alcanzar su destino y cobraba con ello más víctimas de las que deberían ser.

Por hoy, quería ser una adolescente en una fiesta con su novio.

Aunque claro, a los demonios no les importaba aquello. Y bien sabía que era estúpido enojarse por ello, pero no podía evitarlo.

Desde que había adquirido su libertad al tirar aquella oxidada moneda que la ataba gracias a Tanjirou, las emociones dentro de su interior se desbordaban como nunca antes y la hacían sentir viva hasta en la más pequeña de las sensaciones.

El viento pegando contra su rostro le brindaba algo de paz mientras pestañeaba rápidamente por el mismo, aun así, sus entrenados ojos no perdían ni el más mínimo movimiento a su alrededor.

Entre los tejados ajenos lo vislumbró, la sorpresa la invadió de lleno a la vez que sus piernas en vez de parar, aceleraron en su dirección.

⎯ ¡Tanjirou!

Gritando su nombre con una expresión de felicidad, Kanao aceleró hacia él mientras dicho chico se dio la vuelta con una sonrisa que se volvió suave al momento de verla.

Con los brazos extendidos y listos para atraparla, Tsuyuri no dudó en tirarse de lleno en sus brazos y él la giró en ellos con una risa ligera.

Con los brazos extendidos y listos para atraparla, Tsuyuri no dudó en tirarse de lleno en sus brazos y él la giró en ellos con una risa ligera

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⎯ ¿Qué estás haciendo aquí?

Preguntó él con una sonrisa mientras quitaba con suavidad una pelusa del cabello de Kanao.

⎯ Probablemente lo mismo que tú.

Comentó ella al ver la espada que colgaba de su cintura.

Ahora que lo miraba mejor, tenía que admitir que Tanjirou se veía bastante bien de traje y una corbata azul. Era un look maduro que aceleraba su corazón incluso si intentaba negarlo.

Los ojos morados de Tsuyuri resplandecían en lo oscuro de la noche, la punta de su nariz y sus mejillas levemente sonrojadas por el frío viento lo alentaron a acercarse a ella. Realmente no se pudo retener ante lo linda que se veía, tenía que ir y robarle un pequeño beso.

⎯ ¡...!

Las mejillas de Kanao se colorearon de un rojo más oscuro al igual que la punta de sus orejas, el afecto creciente en el pecho de Tanjirou lo lleno completamente al tiempo en que la abrazaba y ella conscientemente ocultaba la vergüenza que se expresaba en su rostro dentro del pecho de él, escuchando con una sonrisa los acelerados latidos del corazón ajeno.

Por un momento fueron solo ellos abrazados encima del tejado de una casa cualquiera, con la luna y las estrellas como los únicos testigos de su amor.

Ojalá este sentimiento de simple alegría perdurara para siempre, pero bien sabían que tenían que separarse en algún momento para ir a la graduación.

Lenta y renuentemente, él separó su calor del de Kanao con un pequeño puchero.

Por supuesto, cuando la felicidad acaba...

La nariz de Tanjirou se movió ante la corriente de aire y el olor que esta traía.

Siempre hay un olor a sangre en el aire.

Gritos fueron escuchados un segundo después de que lo pensara, él y Kanao intercambiaron miradas antes de correr en la dirección en que escucharon dicho grito.

Al llegar al lugar, un inusual grupo de 4 demonios recién formados voltearon sus miradas hacia ellos. Un cadáver miraba con ojos vacíos hacia adelante, sus entrañas se desparramaban en el suelo y las expresiones de ambos se endurecieron al tiempo en que saltaban de los tejados y se disponían a pelear contra los demonios.

El primero fue fácil, el segundo un poco más difícil, hicieron equipo para derrotar al tercero y llevaban 10 minutos peleando contra el cerebro del grupo.

⎯ ¡Perdón, Kanao! ¡Parece que al final llegaremos tarde a la graduación!

Gritó Tanjirou entre respiraciones y distrayendo levemente al enemigo, Kanao aprovechó para ir a por su cuello.

⎯ No me importa mientras esté contigo.

Dijo ella lo suficientemente fuerte y calmada, mientras su espada se deslizaba y en vez de cortar el cuello, el demonio se movió justo a tiempo para que ella terminara cortando su brazo. Un sonido de molestia se le escapó a Kanao.

El rostro entero de Tanjirou se sonrojó mientras respiraba y blandía su nichirinto como si no hubiese un mañana, efectivamente acorralando al enemigo entre él y Tsuyuri.

⎯ ¡Kanao! ¡No puedes decir cosas tan lindas cuando estamos en batalla!

Rápidamente, los pies de Tanjirou se elevaron al saltar.

⎯ ¡Segunda postura: Rueda de agua!

El demonio abrió sus ojos cuando sintió su cabeza caer de su cuerpo. La espada que lo atravesó no era la de Tanjirou, sino la de Kanao.

Ella no podía sentir más que repulsión hacia el ser que acababa de matar a una persona inocente y se apresuró a atender al cadáver en la calle, para que al menos su dignidad permanezca y se descomponga tres metros bajo tierra.

Él aun podía mirar a los ojos del demonio con compasión, recordando que alguna vez su hermana fue uno. Le deseo un buen viaje al demonio que lloraba.

Suspirando, ambos miraron a las estrellas.

Parece que hoy se perderían su graduación.

La graduación | TanjiKana |Where stories live. Discover now