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Esperaba impaciente la hora para irse, un poco nervioso por ser su primera vez pisando un boliche. Además de la obvia razón de ser menor, de todos modos lo dejarían pasar igual gracias a el padre de su amigo, empleado en ese salón. Nada le impediría ahogar sus penas con un poco de alcohol.
Los dos amigos fueron primero a lo de Martín para hacer previa y de ahí caer en el boliche. Irían tarde, como tenían pensado.
Al principio Martias no quería, pero lo terminó convenciendo. Escogieron algunas botellas de speed, vodka y algunos jugos para combinar, entre otras.

—¿Puro o con jugo de naranja?—Señaló la botella de vodka, apurado por preparar todo.

—Con jugo y..—Estaban un poco solos los dos—¿No venía Pedro?— Cambió de tema y olfateó la bebida alcohólica. Obviamente tenía un olor muy extraño, ya se estaba arrepintiendo.

—Me canceló a último momento. Avisó que iba a salir con unos amigos.— Sin mucho interés siguió mezclando el vodka con el jugo en un vaso aparte para él.
Matias dió un sorbo a su vaso. No tan fea como creía pero aún así le faltaba algo. Golpeó sin querer algunas botellas y se mecieron peligrando con caer y romperse en pedazos. ¿Ya estaba perdiendo la cabeza tan temprano? Ponerse a pensar en ello sería auto torturarse.

—¿No te gustó?— Vió que el otro agitó la cabeza de un lado a otro negando. Ya se sabía por su expresión asqueada.— Voy a probar con otra cosa a ver si te termina gustando.— Le pasó un vaso con cerveza pura. Miró el vaso con desconfianza. Decidió tomarlo de una así se lo sacaría de encima y se tomó lo que quedaba de un trago. Hizo una mueca por el impacto. Gustó y quería más. More more, give me more.

Las horas pasaban y siguieron tomando y probando otros tipos de tragos. Estaban un poco inconscientes de lo que hacían.
Al tocar la una y media de la madrugada salieron y perdidos tomaron un Uber. Primero se habían subido a un auto de un desconocido, pero al ser arrastrados hasta el otro auto se recompusieron. Hubiera sido peor ir caminando hasta allá, quién sabe que les podría haber pasado sueltos por las calles.
Pagaron como normalmente se hacía, un poco amontonados por la cantidad de gente fuera del lugar. Dentro del boliche pasaron como pudieron entre la multitud para apoyarse en la barra, quizás vería como bailan todos mientras él se queda con su amigo a llorar. Miró a su lado en busca de su amigo pero ya había desaparecido. ¡Diablos! Se quedó solo, mareado y con las luces encandilantes en su rostro. Sintió la mirada pesada de alguien a su derecha que se reincorporó un poco más cerca suyo para hablarle.

—¿Qué hace un chico así solo?— Una chica de cabello rubio con un conjuntito apretado se inclinó para susurrarle con el obvio intento de provocarle pero él no buscaba nada con nadie, menos con chicas.
Aunque con otro chico siempre terminaba siendo la única y última excepción.

—No, vine con un amigo, debe estar por la pista haciendo de las suyas.— Tomó un trago de agua. Quería bajar el alcohol ahora.
Muy dificil ya que cada vez sentía como todo le daba vueltas y las ganas de vomitar no eran mínimas.

—Seguro no le va a molestar que nos vayamos un rato ¿No?— Arrimándose más al pelinegro, quien intentaba alejarse pero su cuerpo no estaba respondiendo a sus súplicas.

—A ver, me parecés linda y todo pero..— No lo dejó terminar que ya estaba arrastrando del brazo a un lugar que no tenía ni idea, le aterraba lo que podría llegar a hacerle.

—¡Soltame!— Su grito se vió camuflado por la música que retumbaba por las paredes, ni siquiera lo verían. Todos estaban en la suya.
La chica lo siguió arrastrando como si nada, aprovechando su vulnerabilidad. Entonces, sintió el contacto de otro brazo y ahí fue el momento en el que se animó a abrir los ojos.

—¡Soltalo o llamo para que te saquen, rubia!— La chica salió corriendo, conocía a ese chico. Larga historia.

—¿Matías? ¿Que hacés en el boliche?— Matias no podía articular ni una frase coherente así que se le dificultó poder arrancar. De su boca salieron palabras sin sentido y eso le confirmó que estaba muy borracho. ¿Matías tomando?

—Encima borracho, mierda. Te voy a llevar a tu casa como pueda.— Agarró a Matias de la cadera cargándolo como princesa entre sus brszos, el otro solo cruzó sus brazos por el cuello de su salvador. Solo quería irse, el estado en el que estaba era deplorable. Lo sentó en el asiento del copiloto y le puso el cinturón para evitar accidentes. Luego dió la vuelta y subió él, manejando hasta la casa de el chico borracho. Giró su mirada hasta su asiento y lo encontró casi durmiendose, su cabeza se caía hacia delante pero a los segundos reaccionaba y se volvía a incorporar, y así sucesivamente. En cualquier momento caería en un profundo sueño antes de llegar a su hogar.
Bajó del auto, desabrochó el cinturón y cargo al chico hasta su cuarto en pasos apresurados. Tomó las llaves que estaban casualmente en el bolsillo del más bajo y abrió torpe la puerta, tropesándose con algunas cosas que estaban en el camino. Trató de ser lo más sigiloso posible y llevó directo a su cama, envolviéndolo entre las sábanas blanquecinas.

—¿Hola?— Murmuró como pudo al ver a su amigo yéndose. Quería que lo acompañe, que lo cuide el resto de la noche.

—¿Te sentís bien?— Susurró sentándose en el borde de la cama.

—No.— Entrecerrando sus ojitos lo miró como pudo, se le notaba lo cansado.—A-a-costate conmigo, rodcito.— Movió sus caderas dandole un espacio en el colchón al mayor. Resignado se acostó abrazándole la cintura, a metros.
La cercanía le daba la posibilidad de apreciar mejor el rostro borracho. Miraba los ojitos bien delineados, y a la par Matias miraba los labios de Rodrigo. En sus mentes se repetía el beso del otro dia y no dudarían en repetirlo.
Sus rostros se fueron peligrosamente se fueron juntando hasta que el débil contacto de unos fríos labios le hizo reaccionar. Los movieron como ellos más sabían, se mecían en un compás lento y tortuoso. Hasta eso llegó su noche. Podrían haber rogado por más pero ya habian caido en un sueño profundo uno encima del otro.

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A LOS PUTOS DEL NACIO LES GUSTA LA PIJA CHAMUYAN CHAMUYAN CON LA POLICÍAAaa.

Llegamos al capítulo más largo de la novela y me da alta paja corregir los errores, así que si hay alguno ignorenlo.

Agos 🤬

ᥕιᥒtᥱr (ᴍᴀᴛsϙᴜᴀʀᴇ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora