Un secreto de cuatro años.

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Durante mucho tiempo, Jimin supo que algo le faltaba a su vida, algo o alguien que le hiciera sentirse menos vacío. Durante su vida trató de llenarlo con muchas cosas; caballos, joyería y vestimenta, pero ninguna de esas cosas le sirvió. Hasta que comenzó a refugiarse en la comida y de cierta manera le ayudó a sobrellevar las cosas que le estaban pasando, desde su vacío emocional hasta la enfermedad de su padre.

Por eso obtuvo sobrepeso y su padre como el buen y cariñoso padre que era le decía que parecía una hermosa y tierna bolita que daban ganas de abrazarlo para nunca soltarlo. Mientras que la bruja de su madre, le decía que estaba feo, grasoso y que nunca nadie llegaría a amarlo si seguía así. Y para ser sinceros, no le importaban las palabras de su progenitora porque tenía a su padre y a sus bonitas palabras. Pero cuando éste murió, las críticas de la mujer comenzaron a ser más constantes y con lo destruido que estaba Jimin por la pérdida de su padre, esas palabras le calaron muy fuerte.

Por lo que esta vez comenzó refugiarse en el entrenamiento que los guardias y caballeros tenían. Se la pasaba día y noche entrenando en el segundo reino, apenas y dormía. Y ahí fue cuando conoció a Taemin, éste lo cuidó y ayudó cuando vio que Jimin ya estaba sobrepasándose, pero confundió la amabilidad con sentimientos correspondidos y todo terminó en un matrimonio forzado por los padres de Taemin y la madre de Jimin.

Y el día de su boda, fue cuando apareció esa pieza que le faltaba a su vida. Lo supo en cuanto sus ojos se conectaron y se aferró a él para que no se alejara.

—¿Regresarás a Arbogs?—preguntó Yoongi sacándolo de su ensimismamiento. Giró la cabeza para verlo y soltó una risa cuando vio que su hyung tenía una coleta, probablemente hecha por Jungkook.

Durante los días que llevaban juntos, después de salir del quinto reino, Jimin le había contado que descubrió su verdadero origen y que su padre quería que reinara pronto.

—No lo creo, a menos que usted vaya conmigo—sus ojos fueron hacia la tímida sonrisa de Yoongi y acarició efímeramente su mejilla.

—Sabes que no puedo entrar ahí—habló calmo y con un toque de tristeza en su voz—. La magia de Arbogs y la de sus habitantes es pura y la mía es... bueno, es peligrosa.

—Entonces no volveré, prefiero perder un reino; que a decir verdad no creo poder liderar, que perderlo a usted—le hizo saber con total determinación, su mano fue a la de Yoongi y la apretó ligeramente—. Los lujos no me darán la felicidad que usted me da.

—Debí haber hecho algo muy, muy, muy grande y bueno para poder estar aquí contigo.—dijo con un toque de diversión en su voz. Jimin soltó una pequeña risa y dejó rápidamente un beso en la nariz de su hyung.

[...]

—Quita esos ojitos de perrito regañado y cuéntame que te sucede, Jungkookie—demandó Taehyung con delicadeza mientras se sentaba a su lado y pasaba su brazo por los hombros del azabache.

—No pasa nada, hyung—trató de tranquilizar mientras le regalaba una sonrisa, aunque ésta era débil y Taehyung de dio cuenta.

—Te ves como yo cuando creí que mi hermoso bebé no me correspondía mis sentimientos—trató de bromear pero calló abruptamente cuando Jungkook soltó un quejido. Y se maldijo entre dientes.—¿Es eso? ¿Tienes un amor unilateral, pequeñín?

Jungkook asintió rendido y dejó caer su cabeza en el hombro de su hyung, así que Taehyung comenzó a acariciar los suaves cabellos del pequeño.

—¿Puedo saber?—la suave voz del de cabello grisáceo entró por los oídos de Jungkook, tranquilizándolo y animándole a por fin soltar todos esos sentimientos que llevaba callándose por años.

Boda equivocada [YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora