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El pelinegro miró a la puerta, escuchando como seguían golpeando. Por lo que se acercó a esta, no sin antes tratar de sacar sus lágrimas. Abrió la puerta principal de la casa y se quedó atónito. Era su madre, con Marcelo y unos cuantas maletas. Rápidamente se lanzó a abrazar a su madre, con mucha felicidad. Si que la había extrañado mucho.

—¡hijito!, te extrañe tanto, todo los días pensaba en como estaría mi bebé— dijo la madre, sanando la espalda del menor y dejándole un beso en la cabeza de este.

—yo también te extrañe mucho mami, pero.. ¿Por qué llegaron antes?, si tenían que llegar el domingo.

—por unos asuntos del trabajo y esas cosas. Pero no te preocupes hijo, te traje un regalo y una noticia hermosa— dijo la mujer muy emocionada. Se hizo a un lado y dejó que los adultos entren.

—hola Marce, ¿todo bien?— saludó el pelinegro al señor, con un apretón de manos.

—que decirte Martín, México es muy lindo, la comida, lo amables que son las personas y la cultura, todo es muy lindo.

—me imagino— respondió el pelinegro, con una linda sonrisa, pero con su mirada gacha.

—¿y mi hijo?.

—debe estar en el baño, seguro ya va a bajar— formuló el pequeño, con una falsa sonrisa. Tratando de no hacer notar su tristeza.

Los adulto y el adolescente, empezaron a cruzar algunas palabras. Hablando de lo bien que la pasaron y cosas así. Pero Martín bajó su mirada, algo triste, al ver a su ex novio bajar por las escaleras.

—¡hey campeón! Te extrañe mucho hijo, ¿cómo la pasame acá?— saludó Marcelo, dándole un abrazo a su hijo.

—hola pa, to también te extrañe. La verdad es que la pase muy bien— respondió el castaño, mirando al menor con tristeza.

—bueno chicos, tenemos una hermosa noticia para decirles— dijo la mujer de cabello lacio, con mucha emoción. — okay— suspiró.— ¡dios!, ¡estoy muy emocionada!

—conta mamá— dijo el pelinegro, sin ningún tipo de emoción en su hermoso rostro.

—bien— la mujer trató de calmarse, inhalando y exhalando. — ¡nos vamos a casar!.Exclamó Silvia, con una sonrisa de oreja a oreja.

El pelinegro al escuchar eso, dejó de sonreír inmediatamente y su cara se puso totalmente seria. Sintió como si fuera un disparo al corazón, ¿y ahora qué haría? Iba a ser hermanastro de Pedro, ese chico que fue su novio, que se besaron y que tuvieron relaciones. Sintió como un hueco aparecía en su pequeño corazón, sintió como su ninfa se venía abajo cada ves más. Y sin darse cuenta, una generosa lágrima cayó por su mejilla, para luego quedar impregnada a los almohadones del sofá. Volteó unos centímetros su cabeza hacia dónde estaba el castaño, y vio que este lo estaba mirando, impactado al igual que el pelinegro. Sintió como más lágrimas se hacían presentes, viendo como su madre lo miraba confundida.

—hijito, no llores, mi amor— dijo la adulta, levantándose un poco del sillón y envolviendo a su hijo en un abrazo.

—es que.. Me hace feliz que te cases con la persona que te hace bien— dijo llorando, obviamente era mentira. Por dentro se estaba derrumbando, sintiéndose como una pequeña cosita pata meter en una caja de cristal. Porque con el más mínimo movimiento podría romperse en mil pedazos. 

—gracias hijito, sos la persona más buena del mundo. Te quiero mucho corazón.

Decía la mujer con un tono dulce, haciendo que el pelinegro se descargue llorando en el hombro de su querida madre. Es que, todas las palabras que dijo su madre, le dolían muchísimo, pensar que ahora tendría que estar las veinticuatro harás del día y todos los días, de todo el año, con Parnenzini. De tan solo pensar de la incomodidad que tendrían cuando estén juntos comiendo o haciendo cualquier otra cosa. Simplemente, dolía mucho esto.

—yo también tengo una noticia para darles— soltó el castaño, sin ningún tipo de expresión en su cara. De un tono tan seco, que te hacía ponerte mal. — me voy a mudar a un departamento.

Soltó el mayor, para luego, soltar un suspiro. Su padre lo miró impactado, viendo como en la cara de su hijo de reflejaba tristeza. Pero pensó que alguna novia lo abra dejado, pero no es así.

—¿por que hijo?, si ahora que nos vamos a casta con Silvia, vamos a estar todos jun..— las palabras de Marcelo fueron interrumpidas abruptamente por su hijo.

—perdón papá, pero ya tome mi decisión, me voy a mudar y no hay vuelta atrás— dijo el chico.

—¿querés qué te ayude a encontrar un departamento?.

—no pa, gracias igual. Yo ya tenía planeado esto, y ya tengo donde vivir— respondió el castaño, vio la cara de el pelinegro y este estaba serio, con algunas lágrimas recorriendo sus mejillas.

—bueno Pedro, no te voy a obligar a que te quedes a vivir con nosotros, además ya sos mayor de edad, ya podes vivir sólo. Así que, sí, te dejo hijo.

—gracias papá, sos el mejor— dijo Parnenzini, dándole un cálido abrazo a su querido padre.

—de nada hijo. Bueno, ¿cuando te mudas?— dijo el señor Marcelo.

—el sábado— respondió sin más, el castaño. Silvia y Martín sólo miraban todo muy impactados, y sobre todo el pelinegro.

—bueno, entonces, vamos a nuestra casa para que puedas ir guardando tus cosas ¿sí?

—sí, papá.

—amor, ya vengo— avisó Marcelo, a su prometida. Haciendo que esta sonría por como la llamo. — te amo.

—yo también— respondió la mujer de ojos oscuros, dándole un poco a su prometido.

El pelinegro sólo soltó unas leves risitas, de alguna u otra manera eso la hacía recordar a su ex novio. Pero rápidamente sacudió su cabecita, sacando todos esos pensamientos.

Una vez que Pedro y Marcelo, se fueron de la casa de la señora Silvia. El pelinegro había quedado con una duda, por lo que decidió preguntarle a su querida madre.

—mami, ¿cuántos años tiene Pedro?— preguntó jugando con la manga de su buzo.

—dieciocho, ¿por?— respondió la madre, con su cabeza gacha y viendo su celular.

—no por nada, voy a mi cuarto.

—bueno hijito, anda. Después te tengo que dar algo— dijo la madre, con emoción.

El pelinegro sólo decidió asentir con su cabecita, para luego, subir las escaleras y dirigirse hacia su cuarto. Ya una vez dentro de este, se dejó caer en su cómoda cama, empezando a llorar como nunca. Quería creer que el no tuvo la culpa de que Pedro se vaya a vivir sólo, pero no podía.

dijiste amar todo eso que ahora has lastimado "

{ gente, quieto decirle que no soy muy buena para escribir cosas tristes. Así que si esto en una kk no se quejen }

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