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Tenía apagado el celular desde que me retiraron, no quería prenderlo, me daba mas miedo que la chucha.

No, lo que me daba miedo es lo que puede decir el Javier, porque, hueón, se supone que yo no le escondo nada, y mas hablando de este tema delicado.

-Felicidades. -dijo el viejo que me va a dejar todos los días al liceo.

-¿Porqué? -pregunté.

-Por su guaguita. -yo me quedé muda- su papá me dijo que manejara con más cuidado para que no les pase nada. -dijo.

-Ah...Gracias.

Dije incómoda. Aún no me acostumbraba a hablar de hijos, esto ya no era un juego, tampoco lo es, y creo que la mayoría (contándome) se lo están tomando a la ligera.

Y si el viejito ya sabe, (aunque creo que ya sabía) quizá cuantas personas más saben.

Quizá todo el liceo sabe, por la chucha.

Me bajé del auto y entré, de nuevo, todas las miradas en mí.

¿Tengo un moco o qué hueá?

Ojalá fuera un moco.

-Felicidades. -dijo una mina de tercero (creo) riéndose de mi.

-¿Es chistoso? -dije incrédula. ¿Qué onda?

-No. -rodó los ojos y le pegó un codazo a la hueona que estaba al lado.

-¿Entonces por qué te ríes? -la mina negó con una cara de raja.

Que rabia.

Hueón, la gente como chucha se pone a burlarce de eso si ella estuviera en mi situación ¿acaso la simia culia cree que yo me r...

-Tenemos que hablar, princesa. -dijo una voz masculina, vi su manzana, yo cachaba esa manzana.

El Javier.

-Yo no tengo nada que hablar contigo. -dije y el me llevó abajo de las escaleras, estábamos solos, me senté en el suelo y el hizo lo mismo.

-¿Estas enojada? -negué- ¿Es verdad? -asentí, era obio lo que preguntaba -¿porqué no me dijiste nada?

-Pensé que me rechazarías. -dije, mi garganta se apretó y casi no podía hablar.

-Yo nunca te dejaré de apoyar. -lo abracé.

-Gracias...

-¿Y quién es el papá? -abrí los ojos y me separé de él rápido. Aún no sabe que él es el papá.

Suspiré.

Estabamos solos y por la chucha, se sentiria liberador sacar esta hueá de mi sistema.

-Yo...¿te acuerdas el carrete del úlimo dia de cuarto? -asintió- Tu...estabas curao...-tragué seco- y yo...solo...me dejé llevar. Las fechas coinciden, si quieres...yo puedo...hacer un examen y comprobarlo. -dije sollozando muy nerviosa.

-¿Quién es po?

¿Este culiao es hueón o se hace?

Me empecé a enojar.

Saqué mi teléfono, abrí la galería y le mostré las fotos.

-¿Ya te avispaste, hueón? ¿Ya te diste cuenta de que tú erí' el papá de la guagua que estoy esperando?

El culiao frunció el ceño, revisó las fotos, y sus ojos se tornaron brillosos.

-¿Me estai' huebeando, cierto? ¿Como chucha va a ser mío ese niño? Si tu erí mas pelá que la chucha, te pudiste haber comido con otro hue...

Lo callé con la media cachetada. El hueón se paró y se fue.

Tocó el timbre, me sequé las lágrimas y entré a la sala.

En las cuatro horas restantes el Javier no volvió.

Les conté todo a los cabros, lloré mas que la chucha, y como simpre, ellos me escucharon.

Preñá de mi mejor amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora