La vida en South Park es muy simple, donde es común llevar barbas o tener animales asesinos, todo se reduce a una sola regla.
Matar o morir.
La ley de la vida que aprendes apenas naces. Sobrevivir con tus propios medios demostrando lo fuerte que eres o ser olvidado en segundos por débil.
Kyle Broflovski era un claro ejemplo de ello, quien apenas a sus ocho años realizo su primer asesinato, siendo su víctima una maestra pedófila a quien engaño mediante por algunos mensajes, haciendo creer que su hermano adoptivo Ike se encontraría con ella a las afueras del parque nacional.
Manipular un cuchillo era extraño, no era como cuando cortaba rebanadas de pan o untaba mantequilla. Era algo completamente diferente, hacer que el arma corte punzante se incrustara en la piel madura de la mujer fue difícil, por ello su primer asesinato fue un desastre en cuanto a la sangre.
Deseaba que su debut fuera algo con gracia y elegancia. Pero lo hecho, hecho estaba.
La emoción de haberle ganado a Stan era aun mayor, ese hijo de puta era su amigo pero no implicaba que fuera a dar su brazo a torcer con él. Era consciente que Kenny tampoco hacia su primer asesinato pero se especializaba en algunas cuantas torturas pequeñas, dándole cierta ventaja en el grupo.
Butters era otra historia, ansiaba la sangre pero sus padres aun no le permitían ensuciarse. No aun, debía esperar hasta cumplir los doce años, edad legal para comenzar a participar en las purgas.
Ah...las maravillosas purgas, el lugar perfecto para luchar en bandos, con armas o puño limpio. Siendo el ganador el que sobrevivía hasta la mañana del día siguiente. Ya ansiaba poder participar en una.
Si, Kyle Broflovski era un sanguinario, no era de menos, viniendo de una familia como la suya. Su madre Sheila que pese a tener un gran cuerpo era experta con las armas corta punzante, mientras su padre Gerald un gran abogado especialista en armas de tiro.
Pero siendo honesto con el mismo, adelantar su debut en el arte del asesinato era por una razón especial, no por la adrenalina ni por la satisfacción de ver los rostros de terror puro como había observado en alguna que otra víctima de su padre.
No. Su razón era una cosa grande y obesa, con nombre y apellido: Eric Cartman.
Como lo odiaba. Ese pequeño niño de su edad, siendo tres veces su tamaño, un error de la naturaleza pura. Y es que... ¿Cómo podía existir tal humano en aquel mundo tan cruel en el que vivían? No lo entendía, le enfermaba.
Detestaba que ese jodido gordo era simplemente...¡Amable! ¡Pasivo! ¡Un idiota enfermo!
No recuerda cómo o porque, pero Cartman paso a ser parte de su pequeño grupo en algún punto de sus vidas y lo odiaba. Con solo tener a ese muchacho sonriente saludándolos cada mañana con emoción hacia que su pequeño grupo pareciera simplemente débil, una burla.
Por ello las constantes burlas y acoso por parte de los cuatro niños hacia el gordo no se hicieron esperar, Stan siempre solía amenazarle con rebanarlo y dárselo a los lobos del bosque. Butters se deleitaba imaginando con cortarle la garganta mientras suplica por piedad mientras que Kenny omitía la parte de asesinarle, pero si comentaba querer usarlo como Blanco de tiro para practicar.
Mientras Kyle...Kyle era distinto, sus amenazas siempre combinadas con insultos deseaba cumplirlas. Deseaba ensuciar sus manos con la sangre del gordo y por fin quitarse un peso de encima. Y pensaba cumplirlo.
Paso años meditando la mejor forma de matarlo, con armas, veneno, y hasta a puño limpio. Apretando aquella garganta hasta quitarle lo poco y nada que quedaba de oxigeno.
Prepararse le tomo dos años completos, por lo que cuando ya tenía diez decidió ejecutar su misión. Grande fue su sorpresa al no encontrar a Cartman por ningún lado.
Ni Stan, Kenny o Butters lo habían visto aquella mañana. No asistió a la escuela, cosa completamente extraña en Cartman. Tampoco lo vio en las calles pidiendo dinero para causas benéficas. Había desaparecido, de la faz de la tierra.
Temió lo peor cuando vio a Liane correr por las calles con su escopeta gritando el nombre de su hijo, se veía estresada, nerviosa y sedienta de venganza en caso de lo peor.
-Al parecer Cartman desapareció –Hablo Stan cuando se juntaron en la parada de autobús. Butters estaba con su abuela mientras que Kenny volvía a comprar otro auto, o al menos eso era lo que tenía entendido
-Puta mierda. Quería matarlo
¿De verdad lo quería?
-No eres el único, quería ver cómo reaccionaba con mi último coctel molotov que invente –Respondió su ''súper mejor amigo'' en respuesta
Y por alguna razón eso activo algo en Kyle, algo que le coloco completamente tenso. ¿Lastimarlo? ¿Alguien que no era él iba a lastimar a Cartman? Apenas cuando lo noto, Stan le apuntaba con un revolver en la cabeza mientras sus manos cobraron vida propia y una navaja descansaba en la piel del cuello del pelinegro, preparada para enterrar su filo en su tráquea.
-Nadie tocara al culón. –Hablo suave, conectando sus fríos orbes verdes con los zafiros del pelinegro- El es mío.
-Suerte con eso –Respondió simple Stan, sin inmutarse por la pasivo-agresividad del judío- Medio pueblo desea poner sus manos en su culo gordo Kyle. Y aun que seas alguien respetado, eso no quitara que mas de alguno intente algo con Cartman
-Entonces es hora de crear una reputación, no ¿Stan? –Comento con una pequeña sonrisa ladeada- Ahora, vamos a buscar a ese hijo de puta.
Encontrarlo fue una locura. ¿Cómo es que existían mas universos alternos que el suyo? Fue un gran impacto ver a un South Park diferente, donde la violencia no existía ni las barbas eran comunes. Era el jodido lugar perfecto para Cartman.
Lo detesto. Conocer a su otro yo débil completamente pasivo le enfermo. Quiso asesinarlo sin piedad y lo hubiera hecho, si su misión no era otra.
En cuanto encontró al ''Falso Cartman'' sintió un vacio extraño en el estomago. Ver el cuerpo regordete de su 'amigo' a la defensiva y violento no le gusto en lo absoluto. Mucho menos cuando golpeo a Stan sin temor de ser destripado, no le gustaba. Detestaba ese mundo, detestaba a ese Cartman. Quería el suyo de vuelta.
Pero los jodidos Stan y Kyle de ese universo eran astutos, haciéndolos regresas a su propio universo derrotados y sin un Cartman.
El vacio dentro de Kyle aumento, sintiendo por primera vez el verdadero terror. Y es que, aquella pistola era la única forma de poder viajar al otro universo...¿Acaso de verdad había perdido a Eric Cartman?
El solo pensamiento le hizo sudar frio, cohibiéndose en silencio mientras observaba hacia la nada. No quería ese mundo. No quería vivir en un lugar donde hasta tu jodido súper mejor amigo era capaz de matarte si bajabas la guarda. ¿Por qué se sentía tan vacio ahora? ¿Tan solo? ¿Por qué lo único bueno en ese mundo de mierda se había ido?
-¡Esos hijos de puta! ¡Debí matar a ese jodido Stan! –Gritaba lleno de cólera el azabache, sin ser capaz de notar el estado del judío.
Para bien o para mal, el miedo de Kyle se detuvo. Todo gracias a una brillante luz haciendo que el cuerpo gordo de Eric aterrizara en el suelo, Cartman había vuelto. Eric Cartman había vuelto.
Sin su barba.
¿Cómo debía sentirse? No estaba seguro del todo, pero una cosa era cierta.
Jamas volvería a perder a Cartman.
Su acoso hacia el joven no se detuvo, las constantes burlas y golpes tampoco, pero jamás dejo que se alejara del grupo o estuviera lejos de donde sus ojos lo pudieran ver.
¿Amor? ¿Obsesión? Fuera lo que fuera el culón era suyo.
En ese mundo las reglas eran simples: Matar o morir.
Quizás jamás pudiera tener el amor de Eric, pero estaba seguro que mataría a cualquiera que osara robarlo.
Todos lo sabían.
Eric Cartman era de Kyle Broflovski
YOU ARE READING
Kill This Love
FanfictionLa vida en South Park es muy simple, donde es común llevar barbas o tener animales asesinos, todo se reduce a una sola regla. Matar o morir. Kyle Broflovski es conciente de eso. Y es por eso que no dudara en defender lo que es suyo, aun si debe lle...