"Luz y oscuridad para los príncipes"

684 72 18
                                    

Capítulo 5: Luz y oscuridad para los príncipes.

Dean era un príncipe con todas sus letras y si no tuviera esa cara tan triste, luciría como una estrella. Salió rumbo al altar, es decir, a la capilla del Castillo Winchester, escoltado por cuatro guardias en armaduras. Quedó en la puerta de la iglesia, ahí parado, mirando al interior, lleno de personas de un lado y del otro. Dentro de la iglesia estaban en su mayoría siervos del Reino Winchester, pero no pudo identificar a nadie, porque la vista o la mente, la tenía nublada.

—Dean, ¿te encuentras bien? —pregunto su hermano Sam.

Sam estaba a su lado con un hermoso traje de bodas similar al suyo. Se veía como todo un príncipe y no tan triste como debería de estar, por pronto a casarse con el Diablo.

—No tan bien como tú —respondió agrio.

—Lo siento Dean.

—Ya deja de decir eso. Es lo que es.

Sam asintió con la cabeza. Luego miró al frente, a su lado izquierdo estaba Lucifer con un hermoso traje negro de corte caballeresco. Dean no quiso mirar a su prometido, quien estaba a su lado derecho.

Al parecer, entrarían las dos parejas al mismo tiempo. Sonó la música de los juglares y eso comprobó el hecho, de que los novios debían caminar hacia el altar, donde lo esperaba un sacerdote extranjero para casarlos.

Dean saltó en su puesto cuando sintió que tomaban su brazo para entrelazarlo y caminar de las manos hacia adelante. No supo cómo pudo dar los pasos necesarios para llegar al altar, pero los dio. Caminó casi empujado o arrastrado suavemente, por su prometido del brazo.

Frente al sacerdote, solo tuvo la impresión de encontrarse en un sueño macabro donde todo terminaría de un momento a otro, con él cayendo por un precipicio. Cuando le tocó decir los votos matrimoniales, el sacerdote fue muy enfático en que repitiera cada una de sus palabras. Así lo hizo, repitió como una marioneta, cada una de las palabras, sin saber lo que significaban, puesto que tampoco le interesaba.

Después sintió un calor diferente, tibio, sedoso, delicado. Sintió paz en toda la locura, y ese calorcito en sus labios se expandió por todo su ser con exquisita dulzura. Dejó que esas sensaciones de paz, embargaran su torturado ser. Lo necesitaba demasiado y fue como un aire refrescante, como también, embriagador.

Sam, por otro lado, sintió el beso de Lucifer, el cual sellaba la ceremonia matrimonial de forma bastante erótica, preludio de lo acontecería la noche de bodas y eso lo sonrojó en demasía. Lucifer sonreía con orgullo mientras la mitad de los invitados estaban felices.

El sacerdote ministrante, presentó a los nuevos esposos y monarcas de Winchester-Novak, como también a los emperadores del Reino Novak del Sur.

—¡Larga vida a los Emperadores Novak y a los Reyes Winchester-Novak!

—¡Larga vida! —gritaron a coro los súbditos.

Los dos matrimonios salieron de la iglesia con vítores de pétalos de rosas, cuyo perfume impregnó el ambiente. Dean miró hacia el cielo y tuvo la impresión de que todo había terminado en su vida y que ya nada tenía importancia o sentido. Sin embargo, el calor en su mano le decía lo contrario. Confundido miró hacia esta, para darse cuenta que lo tenían tomado de la mano. Fue entonces, que dio cuenta de su ahora esposo.

Castiel lo miró con esos ojos azules impresionantes, pareciera que estaban más azules que la última vez. Dean quedó en blanco, o en realidad no supo cómo reaccionar al respecto. Quiso quitar su mano, pero su esposo no lo dejó. Volvió hacer el intento con más fuerza.

El Príncipe Cautivo (Destiel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora