Chan supo que no le gustaban las mujeres desde que tenía 11 años.
Apenas iba a entrar a la secundaria, estaban finalizando sus vacaciones de verano cuando una vecina llamada Mina le entregó una carta en la que le confesaba sus sentimientos y además le había dado un beso en la comisura de los labios que lejos de hacerlo sentir nervioso o sonrojarse, lo había puesto infinitamente incómodo.
Sabía que las chicas maduraban antes que los hombres, pero Chan sabía muy en el fondo que su problema no era que le dieran asco las niñas como a la mayoría de los niños recién salidos de la escuela elemental, su problema era que se sentía totalmente indiferente respecto a ellas; recordaba que cuando tenía 7 años y aún vivía en Sidney, había una niña neozelandesa llamada Chaeyoung en su clase, su mamá insistía en que la pequeña estaba completamente ilusionada con él, esa información solo hacia a Chan sentir incómodo porque, aunque era cierto que la niña siempre estaba intentando estar a su lado, él lo único que quería era que se alejara porque no le gustaban las miradas que le dedicaba.
Por lo tanto, desde que recuerda no podía decir que las chicas no le parecían bonitas y tampoco feas, solo no se detenía a mirarlas dos veces, sin embargo tampoco sospechaba del hecho de que le gustaran los chicos.
A Minho lo conocía desde los 8 años, cuando los Bang recién habían llegado a Corea. Su madre había quedado de verse con una amiga de su juventud para ponerse en contacto después de todos los años que Yoona había vivido en Australia y Hyoyeon sugirió que llevara a sus dos hijos para que conocieran al suyo, pues quizá se harían amigos.
Chan al principio estaba un poco renuente, no quería visitar a nadie, él solo quería volver a Sidney, pero Yoona le explicó
"En verdad quiero saludar a Hyoyeon, hijo. Hace años que no la veo y no puedo dejarlos solos aquí. Por favor acompañenme, ella tiene un hijo que es casi de tu edad. Seguro se llevarán bien."
Así que él y un pequeño Felix de 5 años acompañaron a su madre a la casa de la famosa Hyoyeon.
Los recibió una mujer muy bajita que sonrió demasiado al ver a su madre y exclamó
"¡Yoona, que gusto verte! Pasen por favor." Los tres entraron a la casa y la mujer volvió a sonreír al mirar a los menores. "Que guapos chicos, heredaron todos tus buenos genes."
Su madre se rió y solo los presentó
"Ellos son Felix y Chan. Niños, ella es Hyoyeon, saluden." Ambos se quedaron callados sin saber que decir y su madre murmuró apenada. "Están un poco tímidos porque apenas se están acostumbrando al país, disculpa unnie."
"No te disculpes, así son los niños. De hecho, déjenme presentarles a alguien. ¡Minho, cielo ven acá!" Se escucharon unos pasos en la escalera y luego bajó un chico de mirada fría y cabello castaño oscuro que los vio con una ceja alzada. "Minho, ella es Yoona, una gran amiga de mamá y ellos son sus hijos Felix y Chan. ¿Quieres invitarlos a jugar un rato?"
Minho asintió sin verse demasiado entusiasmado y les hizo una seña para que lo siguieran hacia el segundo piso.
La casa de Hyoyeon no era extraordinariamente grande, así que no tuvieron que seguir a Minho por mucho rato para cuándo ya habían entrado a su habitación.
Chan se sintió algo confundido al ver que el armario tenía espejos como puertas, y al parecer Minho se dio cuenta de la mirada que le dedicó a los espejos porque le explicó sin que hubiera necesidad de preguntarle
"Son para practicar."
El australiano se sintió más confundido que antes y preguntó consternado
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Hero's Soup ~Jaehyungparkian + BangHan
Fanfic"Sabes que puedes confiar en mí, ¿Verdad, ardillita?" Jisung bajó la mirada claramente apenado por el apodo pero con una pequeña sonrisa de diversión y respondió "Si, papá." "Y sabes también que se lo puedes contar todo a tu exageradamente atractivo...