For The Rest Of Our Lives

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Hey, hey, hey! ¿Qué tal todo?

Este es un One-Shot Shizaya que se me vino a la mente mientras escuchaba Wings de Birdy.

Te recomendaría que lo leas escuchando esta canción porque escribí la historia escuchándola constantemente. De todos modos espero que la disfrutes






Capítulo Único 

La primera vez que te vi pensé que eras alguien extraño.

Tenías un aire de misterio a tu alrededor: tu cuerpo entero irradiaba la seguridad que tenías en tu propia fuerza y tu rostro mostraba una expresión que todos siempre interpretaron como una extraña felicidad.

Sin embargo, durante esa primera vez que nuestras miradas se encontraron, por unos cuantos segundos, en tus ojos pude observar dolor, soledad y miedo –algo raro y triste ya que éramos muy jóvenes para tener las tres emociones marcadas en la mirada– y durante mucho tiempo me pregunté por la razón de ello.

Tu actitud no demostraba que fueras infeliz y además tu mirada no volvió a mostrar aquellas emociones por lo que llegué a la conclusión de que fue simplemente mi imaginación.

Por otro lado, desde ese primer momento tú y yo no hicimos nada más que pelear y agredirnos –con el claro objetivo de matar al otro– por lo que lo único que pude ver en tu mirada desde entonces fue solamente odio. Realmente no me importaba porque yo igual te odiaba.

Y así nos mantuvimos durante algunos años hasta que llegó nuestro punto de inflexión.

¿Recuerdas ese día en el estabas persiguiéndome cerca del departamento de Shinra el día de su cumpleaños?

Ese día en realidad no quería tener una pelea contigo porque en serio quería celebrar con Shinra, aun si eso significaba tener que verte y estar contigo en el mismo lugar. Pero claro, tú no sabías que yo estaba dispuesto a dejarte en paz así que, en el momento en que nos encontramos, empezó lo típico entre nosotros, a pesar de que ignoré tu presencia cuando te vi.

Como nunca antes, yo solamente estaba corriendo e ignorando tus ataques –sin devolverlos– porque, como ya mencioné, no quería pelear. Fue hasta que llegamos al departamento de Shinra y regresé a verte para decirte –por quinta vez en esa persecución– que ya no quería pelear, que en tu rostro volví a apreciar esa mirada desolada que vi el día que te conocí.

Me quedé paralizado porque, a diferencia de la primera vez, no hiciste nada para evitar que yo viera la debilidad en tu mirada.

Resulta ser que tus ojos son muy expresivos y la mirada que tenías en ese instante me dejó claro todo lo que pensabas y sentías en ese momento. Y me sorprendió porque no podía creer lo que veía.

Siempre lucías tan confiado en ti, tan relajado alrededor del mundo y lo que en ese momento veía en tu rostro –y lo que todo tu cuerpo expresaba– era tristeza y miedo.

En ese instante entendí por qué siempre peleabas conmigo y no llegabas a matarme, incluso cuando siempre tuviste varias oportunidades de cumplir el que, según tú, era tu mayor deseo.

Tus ojos, estaban luchando –inútilmente– por no derramar ni una de las lágrimas que se habían acumulado ahí y parecía que con un simple roce te vendrías abajo y te romperías. Y me recordaste a mí mismo cuando no te veía durante varios días.

Cuando eso pasaba, me sentía solo porque la única persona que soportaba mi actitud y no me temía no estaba. Claro que eso se arreglaba con buscarte por ahí e incluso había veces en las que tú, por tu propia cuenta, me encontrabas y toda esa sensación devastadora desaparecía dando paso a la típica destrucción de la ciudad.

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