Debie un poco cortada preguntó a Paz si estaba Jacques en casa, Paz le respondió que sí y la llevó al comedor en donde se encontraba Jacques, usando el ordenador. Las dos chicas entraron y Paz le dijo a su hijo que tenía visita y Jacques cuando giró la cabeza y vio a Debie la miró extrañado porque no conocía a esa chica, que estaba allí de píe.
Debie iba de sorpresa en sorpresa y solo atinó a decir que era Debie y que era la hermana menor de Angie y que le venía a devolver su chaqueta. Jacques le dio las gracias y dijo que sentara y ella accedió y Paz le preguntó si quería algo de beber y Debie le contestó que un vaso de agua.
Mientras que Paz iba a por el vaso de agua a la cocina, Debie se colocó de manera estrategia el escote del mini top que llevaba, para ver si Jacques caía en sus redes de viuda negra. Jacques hablaba con Debie sin problemas ni otra mirada que no fuese más debajo de su cara. Debie ya se desesperaba y pensaba lo siguiente¬¬:
“Jacques, mira mi escote, está ahí para ti solito”
Debie añadió a su pensamiento que si le funcionaria todo que un chico normal. Debie no conocía a otras personas con discapacidad, porque pensaba que no estaban a la altura del círculo de sus amistades selectas.
Acto seguido, el móvil de Jacques empezó a vibrar y era un mensaje de Angie, que ponía lo siguiente:
“Buenos Días, Jacques, ¿Como dormiste?”
"Bien, ya está aquí tu hermana con mi chaqueta"
"¿¿¿Cómo??? ¿Qué mi hermana te llevó la chaqueta a tu casa?" Le preguntó Angie perpleja a Jacques.
"Sí, verás, anoche tú me preguntaste mi dirección en un mensaje y por la mañana te la escribí" Le aclaró Jacques a Angie.
"No, Jacques, no te escribí ningún mensaje hasta ahora"
"Vale"
"Voy a tu casa ahora. Dame tu dirección"
"C/ Font Nova, 7"
Debie se había puesto la chaqueta de Jacques encima del mini top amarillo chillón y que lo combinaba perfectamente con unos leggins azulones súper ajustados, que le marcaba la forma del tanga que llevaba debajo de ellos.
Jacques siguió trabajando en el ordenador y Debie lo miraba con cierta admiración porque no le parecía posible que manejara tan bien el teclado con la mano derecha desformada por culpa de la parálisis cerebral que el tenía además del ratón que usaba con su mano buena.
Un poco después, sonó el timbre de casa y Paz fue abrir y era Angie, que le dijo que no dijese nada, que era una sorpresa para él.
Jacques estaba tan absorto en su trabajo, que no se enteró de la entrada de Angie en su “Jac-Cueva” y Angie le tapó con sus manos los ojos y digo lo siguiente:
“Buenos Días, cari” Le susurró dulcemente al oído.
La cara que se le quedó a Debie, cuando Angie pronunció la palabra “cari” era todo un poema, porque sabía que Angie no le llamaba así de rápido a ningún chico que no le gustara mucho. Angie cogió a Jacques de la mano izquierda y él le dio un beso en la mano de Angie que ella le agradeció rodeándole con la otra mano el cuello a Jacques.
A continuación, Angie se acercó a Debie y le dijo que se levantara y ella obedeció y le fue quitándole despacio la chaqueta de Jacques y se la entregó a Paz que no entendía aquella escena y le dijo a Paz que el otro día, Jacques me la prestó y se la iba a devolverla hoy, pero “alguna” se adelantó.
Paz le dio las gracias y se fue a colgarla en el cuarto de Jacques, dentro del armario.
Mientras tanto, en el comedor, el móvil de Debie sonó y se levantó y salió al pasillo para atender la llamada. Luca era el que estaba llamándola para saber si entrenaba esa mañana en el gimnasio y para decirle que la amaba, a lo que Debie le respondió con un seco y desganado “E yo también” y colgó y regresó al comedor para comunicarle a la pareja que se tenía que ir al gym de su novio Luca para entrenar y se marcho de la casa de Jacques rumbo al gimnasio de Luca.
Angie le preguntó a Jacques si tenía planes para mañana por la noche, y él le respondió que no. Esa noche, era la Noche de San Juan, que le invitaba a celebrarla con ella y sus amigos en la playa, que iban a encender hogueras y todos llevar algo de comida y pasar parte de la noche en la playa y Jacques dijo que si encantado de la vida