Capítulo 1: Inconsciencia

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Una noche muy tranquila, como cualquier otra, una brillante estrella fugaz se dejó ver en el cielo estrellado de virgo, cuando repentinamente las personas que presenciaban este astro, notaron que cada vez este, se acercaba inminentemente hacia la tierra, muchos se alertaron, algunos comenzaron a documentar este fenómeno, mientras otros simplemente lo contemplaban esperando lo peor; más sin embargo, cuando se pensaba que impactaría contra la tierra arrasando con todo a su paso, desapareció sin dejar rastro, en mucho lugares donde se pudo observar lo sucedido, durante el avistamiento, se sintieron leves sismos terrestres y marítimos, sin que nada grave sucediese.

Una voz resuena a la distancia, escucha como lo llaman, lucha para poder despertar de un sueño profundo, cada vez más puede escuchar con más claridad esa voz familiar, de un hombre, una voz clara pero profunda.

- Hey, despierta dormilón, ya es hora de levantarse... –Dijo muy cariñoso.

- No quiero. –Dijo haciendo puchero.

- Si, tienes que levantarte. –Dijo riendo, mientras le sacudía los pies de la cama.

Cuando el chico se quiso estirar, sintió mucho dolor, al abrir los ojos, se dio cuenta que estaba completamente solo, en una habitación médica; su cama estaba centrada en la habitación, rodeado de muchos grandes regalos, frente a él una puerta, a su derecha una ventana, y a su izquierda la salida, lo único que se podía escuchar era el frío aire saliendo de las ventilaciones y el sonido que hacía la maquina a la cual él estaba conectado, de vez en cuando se escuchaba pasos o murmullos del exterior.

- ¿Qué estoy haciendo aquí? ¿Por qué me duele todo el cuerpo? –Pensó el chico mientras, a duras penas se podía sentar en la cama, se quitó la sonda que tenía puesto, la luz del sol que entraba a través de la cortina, lastimaba su vista.

Momentos después, luego de mucho cuestionarse, entró un apuesto Doctor, parecía tener entre treinta y treintaicinco años, este le pareció un poco familiar al chico.

- ¿Cómo te sientes? –Le dijo el Doctor muy complaciente, aquella voz tan particular, le pareció conocida.

- Tengo... –Dijo aclarándose la garganta, al parecer no podía alzar mucho la voz. –Tengo, entumecido el cuerpo. También tengo un ardor que me quema por dentro, y me duele, pero... No es como un dolor físico.

- El entumecimiento es normal, en personas que acaban de despertar de un coma. –Dijo mientras le hacía un chequeo general.

- ¿"Coma"? –Dijo sorprendido.

- Si, tenías desde la semana pasada en coma. Y con respecto al ardor, también es normal, poco a poco cesará.

- ¿Qué me paso?

- No despertabas y tu... "Mayordomo" si se le puedo llamar así; te trajo a urgencias a recibir atención médica. –Dijo entrando en confianza con el chico.

- ¿"Mayordomo"? –Dijo entre risas. – Yo no tengo mayordomo.

El Doctor detuvo su chequeo rutinario y lo miró fijamente, hubo un pequeño silencio, como si el chico tuviese que captar algo, pero pobre no entendía lo que sucedía.

- ¡No! Esto no puede estar pasando, no de nuevo. –Dijo alterado mientras cerró de golpe la puerta de la habitación. – ¿No me recuerdas? Soy Dan. –Le dijo como si fuesen muy amigos de toda la vida.

- Cuando entró, me pareció familiar; pero sinceramente... No puedo recordar nada, en absoluto.

Esto le preocupó un poco a aquella persona, se movía muy nervioso de un lado a otro, y simplemente salió de la habitación alterado, sin decir nada.

En El Marco: Fuera De MiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora