My little hell

Así fue, así es y así sera.

Llora, grita, patalea y vuelve a llorar.

Puedes sentir su mano en tu pierna, en tu pierna de niñas pequeña, te cubre con una manta para que nadie vea que sucede en esa oscuridad que el a creado.

Grita, pide ayuda y llora.

Estas incomoda quieres apartarte, el te detiene, su mano sube cada vez más, maldices a todos, tu garganta se seca, quieres llorar y derramar todo un río, tu mundo se viene encima por tal vez tercera o quinta ocasión.

Levantate, golpealo y llora.

Tu teléfono en mano, ya no sabes ni lo que estas viendo, se supone que te estabas riendo, miras a todos lados, quieres morirte en ese mismo instante.

Detenlo, habla, vete y llora.

Puedes escuchar risas a lo lejos, levantas tu cara, tratas de enfocar tu vista, tus ojos arden por las lagrimas acumuladas, pero aun así lo logras ver, tu familia ríe y se divierte y pasa por tu cabeza que tu no eres nada que a nadie le importas, que fusite una broma muy cruel del destino y simplemente callas, cedes por que piensas que lo tienes merecido.

Llora, llora, llora, llora y sigue llorando.

Te sientes vulnerable, indefensa, cohibida, sucia e impura. Todo él mundo se sigue divirtiendo, dices que estas muy cansada y que ya tienes sueño; te recuestas con un nudo en la garganta y otro más en el estomago, no te tapas por que tienes miedo así que solo pones tus piernas serca del pecho mientras que derramas unas cuantas lágrimas en silencio, escuchas como poco a poco todos se van durmiendo, hasta que sin darte cuanta ya es de día, todos se paran y empiezan a desayunar, no tienes ganas de pararte, hasta que ella va directo a tu cama y te dice que ya dormiste demasiado en realidad no dormiste nada, pero no quieres que sepa eso, asi que aceptas él regaño y te levantas; tus ojos siguen ardiendo y solo comes de mala gana.

Corre, huye, escondete y no dejes de llorar.

Ruegas por no verlo él resto de la semana que te vas a quedar ahí, aunque sabes que eso es imposible. Ruegas porque le importes a alguien en todo ese misero mundo en él que vives.
Ruegas por no ser tu.
Pero sabes que tus suplicas no serán escuchadas y simplemente lloras.

Oh pobre niña no sabía que estaba entrando a su pequeño infierno.