Hogar de los barton, antes del chasquido de thanos.
Muy lejos, en una modesta granja. Escondido ante las amenazas o posibles mirones; y tan bien escondida que un par de días a Clint se le ha dificultado encontrarla. Se halla el hogar de un vengador. Aproximando, desde que su memoria fluye. No ha podido olvidar sus ya antiguos años de niñez. Cuando la violencia en su desarrollo lo hicieron lo que hoy en día es.
Al entrar hacia el vestíbulo, ve cerca. A la adorada esposa, le está extendiendo los brazos para recibirlo. Es ella, la única. La indicada; su vida entera cambio cuando la conoció.
ꟷLauraꟷ. Dice, poniendo una eminente sonrisa en el rostro. Dentro, se ha prometido no decepcionarla, aun teniendo de vez en cuando un par de llamados del equipo. Quizás, algún día ambos puedan volver, trabajar juntos.
ꟷCariño...
La mujer sonríe igual, pasando sus manos cariñosas por los cansados hombros del arquero, ella sabe. Desde hace ya mucho lo que Clint piensa. Pero no, ni aunque la necesitaran de nuevo.
El cuarto se hace chico al llegar los niños, aquellos que con sus pisadas hacen chillar las tablas de madera del recibidor. Están entusiasmados; puesto su padre ha prometido llevarlos a entrenar un rato por el parque.
«Papá, papá.» los llamados se oyen, fuerte y claro. El, teniendo dentro el pecho una felicidad amplia, tanta y en exceso. Carga al más pequeño. Nathaniel ha crecido; no tanto como para no llevarlo en brazos mientras sigue hablando con su amada.
ꟷNo sabes lo feliz que estoy de verteꟷ. Se le acerca, al menos lo suficiente y le da un pequeño beso en la mejilla. Pues habla muy en serio.
ꟷYo mucho más, te lo aseguro.
Laura muestra sobre el rostro un brillo sobre los ojos que le delatan el alivio de verlo bien, sano. Y más que nada vivo, aún.
Algo roto. Un chirrido agonizante, como si un vaso de cristal se hubiera caído al piso.
Lo último que recuerda es la calidez que manaba de la mano de su amado esposo. Clint se ha ido, los niños. ¡Oh dios! Sus hijos, ¿Dónde están?
Los llamo, desde un grito desesperado. Hasta la peor carrera del mundo por hallar lo que; irremediablemente se ha desvanecido.
ꟷMi amor. Clint donde te has ido
Pregunta, llamando con desespero el celular. Nada, nadie al otro lado esta. Ella no sabe aún, simplemente la desgracia ha caído de repente y sin avisar. Se altera, toma en un segundo la chaqueta y otras más para los pequeños. –Quizás la necesitaran; se dice.
Sin contar que, por más que busque. Nunca hallara nada.
Una semana después de la tragedia, New york.
Las calles desoladas, las personas que quedaron atrás devastadas. Por dentro o fuera el asunto se torna perecedero. A cada esquina se observa ruinas, restos de lo que alguna fue una gran ciudad. En este momento, lo único que queda para algunos es llorar, para otros. Como Laura; resuelta y con su único hijo sobreviviente. Es, sin duda alguna vengar la desaparición de su esposo.
Conoce ese lugar, ya ha estado ahí, Desde sus viejos años de colegiala, hasta los diminutos acontecimientos. Sin embargo, espera con todas las ansias de su corazón, que no sea cierto. Que Clint solo salió, con la esperanza de regreso. Ella lo sabe, se lo afirma a su hijo cuando le dejo a este, al cargo de una vieja y amable amiga.
Llegó, donde en algún tiempo fue la guarida de Stark. Lo escuchó, no está.
Pero no todos habrían de desvanecerse. Puede que este Natasha, o si su fortuna no empeora, podría llegar a donde el Capitán América. Solo para confirmar lo que ya bien sabe muy adentro.
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