Capítulo 27

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-Pero irnos en la noche...

-Es lo mejor, nos iremos al Templo Mayor esta noche ya lo he hablado con todos

-Pero es muy peligroso salir de noche, ¿no lo crees? -dijo Santiago

-Si, opino lo mismo, será mejor viajar de día -apoye a Santiago

-Además te estas olvidando de la fiesta -dijo Lidia

-¿Qué fiesta? -pregunte para después comerme un trozo de pollo

-Bueno los soldados y las demás personas, quieren hacer una cena mañana y un baile para festejar las victorias que hemos obtenido

-Me parece que es buena idea -conteste

-Si, tienes razón, ya lo había olvidado -dijo Acoalt y siguió comiendo-, con razón los soldados me vieron algo desepcionados cuando les dije que nos iríamos en la noche

-Claro, les arruina su diversión -dije y reímos

Terminamos de comer y lleve los platos hasta el lavadero, le di una cálida sonrisa a Lidia para agradecerle la comida y después me fui sentar a mi lugar

-Señorita me quiero tomar el atrevimiento de invitarla al baile de mañana -me dijo Santiago con una enorme sonrisa

-No lo sé -dije haciéndome la difícil

-¿Por qué?

-Bueno lo que pasa es que soy casada

-¿Enserio?

-Sí

-Pero su esposo no debe ser más guapo que yo

-Se equivoca señor, él es un hombre muy guapo, el más guapo del mundo y  temo que no lo podré acompañar, pero gracias por la invitación

-Es una lástima ahora tendré que invitar a otra joven -dijo y bebió un poco de agua

Le dio un codazo en la costilla y luego nos empezamos a reír

-Me encanta ver así de enamorados a estos jóvenes -dijo Acoalt

-Sí, se ven encantadores -dijo Lidia mientras terminaba de limpiar la mesa

Santiago tomo mi mano y luego la beso

-Te veo al rato amor

-Si cariño, pórtate bien

-¿Yo? -dijo tocando su pecho con los dedos-. Siempre

-Más te vale -dije con una sonrisa y luego lo bese

-Te veo en la noche

-Si

Se levantó y se fue, me quede platicando un buen rato con Lidia y con Acoalt hasta que decidí ir a caminar

-Bueno los veo más tarde iré a caminar un rato

-Si princesa -dijo Lidia mientras lavaba los trastes, en mi estadía con esa mujer nunca la vi quieta siempre estaba haciendo algo si no era quehacer, era bordar pero nunca estaba quieta

-Con cuidado -dijo Acoalt

Asentí con la cabeza y me fui. A lo largo de mi paseo me encontré a mucha gente que me preguntaba cómo estaba y me deseaba buena salud, yo les agradecía y seguía con mi recorrido, camine por horas y cuando vi que empezaba a oscurecer decidí regresar a la casa, entre al cuarto y no había nadie, así que aproveche para bañarme, me cambie y me senté en la cama a leer. Se hizo tarde y Santiago no llegaba lo que empezó a preocuparme, cerré el libro y me levante a mirar por la ventana para confirmar que todo estuviera bien y así fue todo estaba tranquilo así que regrese a la cama y seguí con mi lectura. Pasaron unas horas y decidí dormirme, cerré el libro y cuando iba a soplarle a la vela entro Santiago

La última princesa azteca Donde viven las historias. Descúbrelo ahora