Shinsuke puede escuchar perfectamente el ruido de las zapatillas al rechinar en el gimnasio, sabe quién es el responsable de aquello, y si bien es alguien que respeta la privacidad de los demás, no va a negar que desea quedarse ahí y observar a Aran practicar sus saques tanto como pueda, no es algo que pudiera permitirse hacer en los entrenamientos, no cuando el mismo tenía que practicar y asegurarse que sus compañeros hicieran lo mismo. El poder apreciar con total plenitud cada movimiento de su Ace causa muchas cosas en él, la mayoría indescriptibles, y la verdad es que lleva bastante tiempo así.
El sonido del balón contra el suelo le es reconfortante, extraño, podría decirse.
No niega lo que siente, pero tampoco es el mejor a la hora de exteriorizar sus sentimientos, y la verdad es que no tiene idea de cómo expresarlos correctamente, ni tampoco sabe cómo reaccionara Aran cuando eso pase. Para una persona como el, dudar era algo que rara vez ocurría, pero cuando pasaba su cabeza se volvía un caos ante todas las variables posibles.
Aun desde el lugar donde se esconde puede ver todo con claridad, una buena vista podría decirse.
Porque si, se estaba escondiendo, no cree que Aran se sintiera cómodo teniéndolo a él mirándolo mientras práctica, siempre le habían dicho que su forma de ver a las personas llega a rozar lo extraño, así que no quiere hacerlo incomodar con esta. Él es feliz viéndolo aun de aquel modo y es que, es tan perfecto, la posición, la carrera, el salto y el golpe de su mano contra el balón causando estruendo. Shinsuke está seguro que Aran será un jugador profesional en un futuro, no lo piensa solamente porque le gustara mucho su compañero, sino porque es consciente que tiene muchísimo más potencial del que muestra, pero como todo diamante en bruto, este tiene que ser pulido.
Podría pasarse toda una vida viéndolo.
Lleva con la misma rutina desde que lo descubrió hace 4 meses atrás. Todo comenzó en un día lluvioso, el equipo no tendría su entrenamiento matutino, tomarían un descanso luego de haber perdido contra el Itachiyama en las finales, los ánimos estaban por los suelos y el entrenador les había dado unos días para enfriar la cabeza y volver a comenzar. Por su parte trato de llevar con calma la situación, aunque también le doliera la derrota, sabía que no serviría de nada lamentarse, lo mejor que podían hacer como equipo era mejorar y entrenar más para poder alzarse con la victoria en un futuro. Así que prefirió no tomarse aquel día y se dirigió al gimnasio con motivos de entrenar.
La sorpresa fue escuchar sonidos venir de este, en silencio asomo su cabeza por la entrada para ver de quien se trataba. La figura de Aran recogiendo el balón del suelo llama su atención, pero no por verlo ahí, si no por la forma en como lo sostenía entre sus manos y la mirada de su rostro. Shinsuke no era tonto, quizás el más afectado ante la derrota fuera el mismo Aran, su remate había sido bloqueado dando así el punto de victoria para sus contrincantes. Probablemente se sintiera culpable, pero no tendría porque, el sabia más que nadie cuánto entrenaba y su empeño en mejorar, Aran no había perdido, el equipo completo lo hizo.
Cuando Aran se prepara nuevamente para sacar decidió quedarse como un espectador fantasma, aunque lo mejor hubiera sido dejarlo e irse prefirió quedarse a observar cómo se desquitaba con el balón con cada saque.
Allí terminaría de entender todo, en esa mañana lluviosa y de temperaturas bajas.
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—Nos vemos el lunes. —Aran se despide con un gesto de manos de sus kohais, ni siquiera llegan a la esquina cuando escuchan a los gemelos pelear, pero ambos siguen con su camino.
El recorrido a su hogar es tranquilo, ninguno de los dos es un gran conversador, bueno, él no lo era, y Aran era consiente de esto, eran muy pocas las ocasiones donde tenían muy charlas largas. Aquel día en particular había sido muy tranquilo, con el calor del verano llegando los entrenamientos se volvían más riguroso. Es bastante obvio como quedaban todos luego de estos. Así que los ánimos para pelear o molestase entre ellos eran mínimos.
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Momentos
FanfictionEl capitán del inarizaki tiene un secreto que nadie conoce, le gusta observar a la estrella del equipo, Aran Ojiro en sus sesiones de servicios.