VIOLETA.
Conozco a mi hija perfectamente. No es capaz de montar un escándalo. Pero es bastante radical cuando algo la duele. Y llevaba dolida con su padre biológico años, desde que leyó CC y me preguntó si el protagonista era su padre. Le dije que sí. Pero que, en realidad, lo nuestro no había podido ser.
A mí nunca me ha parecido mi mejor obra. Pero fue el modo que encontré de drenar el dolor que me había causado ser rechazada por sus padres y apartada de mi familia. Seguí escribiendo historias, cuyo germen, procedía de los cuentos de caballeros y princesas. Pero tuve que poner los pies en la tierra y renunciar a soñar con él y su amor.
Richard y yo nunca mentimos a Jas. Él era su padre a todos los efectos porque así lo quiso ella. Nunca renunció a conocer al suyo y por eso Richard decidió esperar a saber si ella deseaba que la adoptase. Pero ella le dijo que el apellido era lo de menos. Se adoraban. Se reían juntos, tenían una química especial.
Cuando conocí a Adele y Martín tenían siete años. Recordaban perfectamente a su madre y no me llamaban mamá porque querían conservar esa palabra únicamente para ella. Empleaban eso sí esa palabra cuando hablaban a los enanos, en plan <<Si mamá te ha dicho que no vayas, no vas>> y lo reconozco, me encantaba.
Pensaba que esto iba a ser más fácil. Pero la pequeña Leta adolescente que vive en mí, aún lloraba por el rechazo y estaba determinada a no renunciar al bebé del hombre que amaba. Se estaban removiendo aguas que parecían estar calmadas y eso me provocaba una gran inseguridad.
***
Soy más de morenazos de ojos negros. Pero imagino a Daniel así. Moreno y de ojos azules cómo Matt Bormer.
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COSECHARÁS CORAZONES
ChickLit¿Y si la vida nos diera la oportunidad de recuperar a la persona que nos amó más sinceramente?