Un ave nivel 5 parecida a un halcón negro, con los ojos rojos y un pequeño cuerno en la frente, se lanzó hacia Goldmi, abriendo el pico para emitir un ultrasonido que podía resultar muy doloroso para su víctima, incluso aturdirla. Sin embargo, al hacerlo, dio una oportunidad a la elfa, quien disparó una flecha que atravesó al ave corrompida, entrando por la boca y asomando por su espalda. Se desplomó, despareciendo en cuando chocó contra el suelo.
Dos loboespines sin heridas graves corrían hacia la lince, uno nivel 5 y otro 6. Lo mismo hacían tres serpientes, y dos de aquellos caballos negros. Además, otras veinte figuras se acercaban, aunque a menor velocidad y heridas.
Dos de las serpientes, las de nivel 5, quedaron clavadas en el suelo por varias flechas de las que intentaban deshacerse, y la pierna de uno de los caballos había quedado inutilizada, así como cojeaban los dos loboespines.
Llegó el otro caballo casi a la altura de la felina, cuando tres flechas se dirigieron a su rostro, una tras otra. Logró esquivar dos de ellas, pues estaba observando a Goldmi, y la otra sólo le ocasionó heridas leves, pues había cambiado la posición de su cabeza, así que el proyectil se deslizó por el exterior de su piel. Sin embargo, aquellas flechas no tenían el objetivo de herirlo de gravedad, sino de distraer su atención.
De repente, una poderosa mandíbula se clavó en el cuello del distraído caballo corrompido, mientras que dos garras se clavaban en su costado. Se sacudió violentamente, encabritándose, intentando morder a su atacante, o alcanzarle con sus pezuñas. Pero ésta no lo dejó ir, aferrándose a la presa que se iba debilitando, cayendo al suelo y desapareciendo.
Goldmi seguía disparando a los loboespines, pero no a la serpiente nivel 6, dejando que se acercara sola. Sólo cuando se aproximó a su hermana, volvió su atención hacia ella.
La lince se abalanzó hacia la serpiente, que pretendía recibirla con sus colmillos abiertos y el abrazo de su largo cuerpo. Pero, en el último instante, saltó a un lado, dejando paso a una Flecha Etérea mejorada con Flecha Penetrante. En el momento en el que la flecha atravesó la mandíbula de la serpiente, la felina volvió a cambiar de dirección, saltando sobre ella. Sujetó el cuello del reptil con sus mandíbulas, mientras que sus garras atacaban al cuerpo, tratando de impedir que se enrollara en ella, además de exponerlo a las flechas.
La serpiente había sido tomada por sorpresa y herida de gravedad, y ahora su cuerpo era atacado por dos frentes, e incluso apuntalado en la tierra. Murió antes de la llegada de los loboespines.
Goldmi trataba de conseguir que los enemigos llegaran poco a poco, o incluso denegarles su movilidad, atacando coordinadamente con su hermana a los que iban llegando. Pronto, casi veinte de ellos habían muerto, otros cinco estaban inmovilizados y unos diez trataban de alcanzarlas, la mayoría de ellos heridos de gravedad. Muchos ni siquiera habían tenido la oportunidad de defenderse, a causa de la distancia que alcanzaba Ojo de Halcón.
Mientras, continuamente había un hada recorriendo el campo de batalla y recogiendo flechas, aunque algunas quedaban fuera de su alcance, demasiado cercanas a los enemigos.
Iban llegando más, y cada vez eran más de nivel 6 y menos de nivel 5. Incluso acababa de aparecer uno de nivel 7.
La lince se encargó de algo parecido a un escarabajo gigante con patas cortantes como sierras, mientras que la arquera se apresuró a rematar a cuantos pudo de los que yacían en el suelo, antes de volver las dos a la cueva.
Luego, agotadas, volvieron a la aldea para descansar y comer.
Con aspecto cansado, la elfa saludó al Oráculo, quien simplemente asintió con la cabeza. Luego se puso a preparar la comida, o, más bien, a dirigir a las hadas.
La lince, acostada enfrente, miraba con expectación y olfateaba el aroma que se desprendía, mientras Goldmi acaba de curar los arañazos de ésta. No tenía nada grave, pero se dejó tratar sin oponer resistencia. Agradecía los cuidados de su hermana, además de que sabía que no la iba a disuadir de lo contrario.
Ambas habían subido a nivel 6. Había desbloqueado uno de los hechizos más inútiles del juego y que tenía a nivel 2. Sólo podía usarse con contacto directo, ya fuera de sus manos o de las armas imbuidas con ese poder, pero nadie había logrado encontrarle un uso práctico, por lo que se consideraba una broma de los desarrolladores. Sin embargo, al verlo, la elfa comprendió que, en sus actuales circunstancia, podía ser muy valioso, pues Toque Purificador parecía ser la antítesis de los seres corrompidos.
En cambio, la habilidad Tres mejor que una sí era extremadamente útil en el juego. La tenía en 10, y le permitía disparar tres flechas a la vez, pudiendo añadir cualquier habilidad o hechizo a cada una de las flechas. En el juego, podía apuntarse a tres objetivos distintos, por lo que se preguntó cómo era posible. Así que la probó, acertando a tres dianas con la misma precisión que disparando una sola, como si fuera la cosa más fácil del mundo.
Y, además de los nuevos recursos, también llevaba ahora el equipo de nivel 6. Es cierto que había sido un gasto excesivo en el juego haber comprado equipo a cada nivel, hasta que había conocido a Gjaki y Eldi. Se habían reído de ella por hacerlo así, y aconsejado que sólo lo hiciera cada cinco niveles, pero ahora se alegraba de su error, y haberlo guardado todo. Se estaba jugando la vida, por lo que cualquier incremento de poder era más que bienvenido.
Es difícil de decir si el ejercicio le había abierto el apetito o era simple glotonería, pero la lince devoró su comida y el postre, relamiendo incluso el plato. Tras ello, se empezó a atusar el pelaje con su áspera lengua, mientras Goldmi la observaba, apareciendo una sonrisa en su rostro.
Era una escena apacible e íntima, que contrastaba con lo que habían vivido horas antes, y lo que iban a vivir al día siguiente. Pretendían seguir liberando a los seres corrompidos y levear a la vez, teniendo ahora más confianza en sí mismas.
Se levantó y se dirigió al yunque para seguir reparando flechas. Aunque tenía cientos de ellas, quizás más de mil, había usado más de cien, quizás doscientas, y no las había conseguido recuperar todas. Y aunque muchas ya no las necesitaría por ser del nivel inferior, prefería tenerlas disponibles, por si acaso.
Después se fueron a dormir y, aunque creía que le costaría conciliar el sueño, se durmió enseguida, pues el calor y el abrazo de su hermana resultaba extremadamente reconfortante, ayudándola a olvidarse de la tensión a la que había sido sometida.
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Regreso a Jorgaldur Tomo II: la arquera druida
FantasíaCuando muere de una grave enfermedad, aún recuerda a sus amigos de un MMORPG que jugó años atrás, y a un NPC que ha permanecido en su corazón desde entonces. Pero cuando vuelve a abrir los ojos, se encuentra en la solitaria plaza que había sido el i...