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Silencio. 

Era todo lo que había en el salón de Raoul cuando solté la noticia. Era algo antes de medianoche y ya habíamos rellenado las copas de vino un par de veces. Supongo que la semana había sido movidita para todos.

El caso es que después de contarles a Las Amigas mi ruptura con Héctor, miré brevemente a Nerea, y me di cuenta que era la única que no estaba reaccionando de forma sorprendida. Estaba en el sofá donde se sentaba todos los viernes, al lado de Agoney, y juraría que soltó un suspiro de alivio al saber que la noticia ya estaba en el aire: Aitana se lo había contado todo, seguro. Había tardado más de lo que yo pensaba, pero finalmente, se lo había largado. Aunque a decir verdad, me habría sorprendido más que no lo hubiera hecho.

—Bueno Miri... Pues has hecho bien, qué quieres que te diga —rompió el hielo Ago. —No podías seguir en una relación que por tu parte estaba muerta. Lo sabías y solo era cuestión de tiempo dar el paso.

Noté la mano de Raoul encima de la mía, acariciándola suavemente, y cuando nuestros ojos se encontraron, me sonrió. Suerte tenía que el rubio siempre era extremadamente comprensivo conmigo.

—Sí, era lo correcto —coincidió él. —Le estabas haciendo daño a él, pero sobretodo a ti misma.

Asentí y me giré hacia Mireya, con algo de temor. Mi amiga lucía una cara de indiferencia total. Que la noticia no le haría ninguna gracia, ya lo sabía de antemano. Pero creía que la podría ablandar un poco porque, al fin y al cabo, una ruptura no es algo agradable; nunca. Por lo menos esperaba recibir algo de consuelo por su parte, pero al parecer estaba equivocada.

—Pues menos mal que todavía no he mandado las invitaciones para mi boda... —murmuró.

—Por lo menos podrías dejar de hacerte la digna un segundo y preguntarme cómo estoy, ¿no? —espeté, algo molesta ante su comentario cargado de sarcasmo.

—Es que estás bien —dijo con los ojos bien abiertos, apretando su copa con fuerza, ya que se le decantó un poco y casi mancha el sillón. —Se te ve. Estás mejor de lo que has estado en semanas, y si no estás como siempre y hay algo que te preocupa, es por tu discusión con Ana.

—Un motivo más para haberlo dejado con Héctor, ¿no? —saltó Raoul.

Me lo olía en el ambiente y no quería que pasara lo mismo que en nuestras últimas reuniones de viernes; últimamente, todas terminaban en pique. Yo sabía que siempre había tenido un papel especial entre Las Amigas, que no era una más. Que sí, que todas éramos importantes las unas para las otras, pero yo para cada una de ellas era esencial, ya que dejando aparte la relación que tenían Raoul y Agoney, que superaba lo amistoso porque eran pareja, la que más lazos tenía con cada una de Las Amigas era yo. Y aunque aquello me halagaba, también me hacía sentir mal cuando se formaban tensiones en el grupo por mi culpa.

—Bueno que da igual, que solo quería comentar eso —dije en un intento de dar el tema por concluido, cogiendo mi copa y dando un largo sorbo.

—Has roto con tu pareja de casi una década —exageró Nerea, para variar. —No es que "lo quieras comentar", ¡es que nos lo tenías que contar todo y con detalles!

—Aunque tú ya lo sabías, ¿verdad? —pregunté apartando la copa de mis labios y levantando una ceja.

Nerea se sonrojó un poco y se encogió de hombros, haciéndose pequeña en el sofá, mientras que una risita inesperada la delataba. 

—Pero Aiti me lo contó justo ayer, eh...

Cabeceé. Ella y mi prima eran una causa perdida.

—Nerea tiene razón, no tienes que disculparte por hablar de tu ruptura, por mucho que Mireya últimamente esté en este plan —dijo Agoney, echándole más leña al fuego.

Aún me tienes. QLBEPL2 🦋 || WARIAMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora