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Me tomo aproximadamente 15 horas en llegar a Australia. Un verdadero infierno de total sufrimiento. Guardè los audífonos en mi bolso, colocándome este en mi hombro, esperando paciente a que se desocupara un poco el avión y poder salir con calma. Mis ojos pesaban de sueño y mis piernas gritaban de lo acalambradas que estaban. Estaba impaciente por salir.

Después de 10 minutos, finalmente decidí salir del avión, sintiendo un enorme alivio al estirarme. Tomè bien mi almohada entre mis brazos y salí del avión en camino al desembarque para retirar mi maleta. Por suerte fue una de las primeras en salir, por lo cual no tuve que esperar media hora a que pasen todas las maletas hasta encontrar la mía, que lo más probable es que sea igual a las otras. Ahora solo faltaba encontrar la familia con la que me iba a alojar por un año. Los nervios me consumen de nuevo.

Comencé a mirar a toda la gente que estaba esperando a sus familiares o amigos, "Quizás cuando encuentre a mi familia", pensé frunciendo un poco el ceño. Recorrí la mirada de lado a lado en busca de algún cartel que dijera mi nombre, o de alguien saltando con histeria para llamar mi atención. Me tomo unos minutos para encontrar a un estereotipo perfecto de Australiana. Pelo como el oro, alta, delgada, hermosa como una sirena y llena de pecas. Saltaba con una mano arriba, haciéndome señas mientras que con la otra sujetaba un cartel con brillantina que tenía escrito mi nombre. Sonreí ante tal acto y me acerque rápidamente a ella, atrapándonos mutuamente en un abrazo.

Un mes antes de venir nos hablábamos por mensajes, contándonos todo lo que nos gustaba y disgustaba y las cosas que me gustaría hacer en mi estadía. Resulò que tenemos bastantes cosas en común. Creo que la única diferencia que tenemos es que ella es hija única, o casi. Tiene un hermano pero nunca lo ve y son muy distantes cuando se trata de confianza. En ese mes logramos crear un lazo bastante grande entre las dos y creo que esa es la razón por la cual estaba tan emocionada, Debby ya era prácticamente mi segunda hermana.

-¡BIENVENIDA, ALASKA!-exclamo abrazándome aun con más intensidad.

-¡Debby, por fin!- la abrace de la misma manera, maceándonos un poco de un lado a otro. Estuve meses imaginándome en este momento, en cómo me iba a sentir, como se iba a sentir ella. Si íbamos a estar las dos igual de emocionadas como nos encontrábamos ahora. Por fin estoy en Australia. Con mi hermana. Esperando por una increíble aventura y sorpresas que esta hermosa ciudad me tiene esperando.

-Ya no esperaba la hora en que llegaras. ¡Vamos! Tenemos muchas cosas que hacer- alcance a tomar la maleta antes de que me tomara de la muñeca y me sacara rápidamente del aeropuerto.

Debby ya tenía su licencia de conducir así que nos dirigimos a su auto, aparentemente recién había salido del colegio para venir a buscarme ya que estaba su uniforme desparramado por toda la parte tracera. Lo más probable es que me haya usado como excusa para salir más temprano. Me subí a su auto con toda la confianza y me puse el cinturón de seguridad.

-¿Donde esta Theo?- le pregunte sacando mi celular del bolsillo trasero de mi pantalón. Theo era su papá, mi papa ahora. Por lo que me informaba, viven solos. Brynne es su mamá, desgraciadamente una terrible enfermedad le quito la vida hace unos cinco años, dejándolos solos junto con Ethan, su hermano mayor. Ethan está en su segundo año de universidad fuera del país. Nunca he hablado con él, pero por lo que me contaba Debby, su hermano se ganó una beca en la Universidad de Melbourne por ser parte del consejo estudiantil y además ser campeón nacional de tenis. Es el orgullo de la familia.

-Si no está en la casa, debe estar en la oficina. Se le ha alargado el trabajo estos últimos días- sonreí con los labios apretados y asentí ligeramente con la cabeza.

El aeropuerto se encontraba a unos 20 minutos de la casa. Nos la pasamos conversando en el auto sobre cómo habían ido las cosas mientras yo volaba por los continentes y el oceano. Debby tenía algo así como un novio. No estaban juntos pero se atraían bastante y cada vez en cuando en alguna fiesta se separaban del grupo a hacer sus cosas y disfrutar de la juventud. El único problema era que vivían peleando. Debby me contaba que era muy inmaduro y un total idiota. Que no sabía respetarla y cuidarla y que estaba cien por ciento segura que podría engañarlo y a él no le importaría. A lo último lo encontré algo exagerado. No estaban juntos y solo se hablaban para servirse o algo así. No tendría por qué enojarse.

-¿Y tú? ¿Aun sigues con Derek?- Me pregunto, aparcando el auto en el estacionamiento de la casa. Era muchísimo más grande que la mía y la vista era realmente increíble. Mi llegada a Australia estaba saliendo perfecta.

Derek, como explicar quién es... Lo conocí por casualidad y no pretendía atraerme hacia él. Fue algo muy inesperado y lindo al mismo tiempo. No estábamos juntos, eso sí, éramos más como... Amigos con beneficios que realmente sienten algo pero no quieren comprometerse con nada porque les gusta lo que son en este momento y no quieren arruinarlo. Si, lo podría poner de esa manera. Solté una pequeña risa y me desabroche el cinturón.

-Supongo. No sabe lo de la lista eso si- mordí mi labio inferior y me baje del auto.

-¿Qué lista?- pregunto Debby un poco confundida. Claro, con todo el tema del vuelo, más la emoción, se me olvido completamente contarle sobre la lista que hice con mi hermana.

-Mi hermana me hizo una lista que tengo que cumplir para cuando llegue a casa. Básicamente tengo que ser una completa perra y tirar con los que me cruce. -vuelvo a reír y tomo mi maleta por la parte de atrás del auto. Ya me sentia en casa.

The List - 5sos -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora