Prologo

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La lluvia golpeaba con furia las ventanas de la vieja mansión familiar de los Mendes, como si anunciara con anticipación la gran tragedia que allí sucedería. Las luces se habían ido debido a la tormenta y las desgastadas paredes de madera y yeso parecían estar a punto de venirse abajo. El violento viento exterior parecía enfadado, triste y al mismo tiempo desesperado, como si la tormenta misma hubiera adoptado personalidad, como si alguien la estuviera llamando a gritos.

Camille  Mendes, la única hija de este extraño y rico matrimonio, yacía en su cama, con los ojos cerrados y la música saliendo de sus viejos auriculares, esperando poder cubrir a la molesta tormenta que no parecía querer detenerse, por mas que llevara horas azotando el pueblo. Aunque esta pronto se detiene, una vez que su móvil agota toda su batería. Sin tener nada mas que hacer, al ser la ultima noche antes del comienzo de las vacaciones, la joven Mendes decide salir de su cama. Abandona su cama para poder ir en busca de algo de comer, ya casi era la hora. Desde pequeña era algo que hacia a menudo, su método para enfrentar la ansiedad, su ultimo mecanismo de defensa para alejar de su mente los pensamientos oscuros que amenazaban con hacerla sucumbir. Debido a esto, su cuerpo se encontraba por encima de lo considerado un peso saludable y solía ser blanco de burlas en el instituto, aunque luego de haberle roto la nariz a una de esas personas, los insultos y risas se volvieron murmullos a sus espaldas. Sabia que seguían hablando de ella, pero mientras no lo escuchara, podría vivir con ello. La gente habla, eso es inevitable.

Una noche así, Camille llamaría a Edén Black, el hijo del pastor y su mejor amigo, seguramente contarían estúpidas historias de terror en la oscuridad y luego irían a dormir charlando sobre sus planes para cuando dejaran la ciudad. Salvo que Camille sabia que jamas la dejaría. De pequeña, durante un viaje de estudios, una de las pocas veces que logro salir del pueblo, se cruzo con una bruja vidente, alguien que le advirtió que jamas terminaría sus estudios y que sus sueños solo serian eso, sueños lejanos sin concretarse, arrastrados a lo profundo de los recuerdos de aquellos que alguna vez la conocieron. Y Camille había visto lo suficiente como para saber que aquellas palabras serian ciertas, después de todo ella misma soñaba con el día que el hilo de su vida seria cortado, sabia que no seria bonito pero debía hacerse o el destino cobraría otra victima, algo que no podía permitir.

El pasillo principal de la vieja mansión estaba a oscuras, solo iluminado por las luces de los relámpagos que ingresaba desde el exterior, dándole un aspecto lúgubre y aterrador al derruido papel tapiz de tono amarillento. De pequeña solía tener miedo de salir de su cuarto en la noche, todo debido a esas imágenes de personas arrastrando los pies que recorrían los pasillos, pero con el tiempo aprendió a vivir con ello, aunque conllevo noches de lagrimas y gritos por ayuda. Comprendió que no podía expulsar a esas entidades pero tampoco deseaba perturbar su eterno tormento. 

Los pasos de la joven de cabellos oscuros como el carbón, eran lentos y perezosos, sabia que pronto el llegaría, y eso la aterraba al mismo tiempo que la llenaba de ansiedad y tristeza. Le hubiera gustado despedirse de sus padres, su mejor amigo; explicarle porque había tomado esa decisión pero sabia que no lo comprenderían, al menos Edén aun no lo haría, debía esperar hasta que todo se diera a su tiempo. Aunque conociéndolo, sabia que lo descubriría mucho antes y eso la llenaba de dolor, era una carga que no merecía cargar, pero muchos nacemos y cargamos pesos que no debemos, por el bien común.

La cocina lucia el mismo aspecto abandonado del resto de la casa, algo mas ordenada y con algunas remodelaciones, pero eso no le quitaba ese signo que le daba tanta personalidad. Camille se acerco hasta el grifo, deseaba limpiar su rostro que se había cubierto de lagrimas sin siquiera notar en que momento sucedió pero se vio interrumpida cuando la puerta que guiaba al jardín se abrió lentamente, revelando una alta figura encapuchada, vestida con una túnica color vino con detalles de un negro que la hacia lucir desgastada si la comparabas con la falta de luz en el ambiente.

- ¿Ya llegó el momento?.- Preguntó la joven, aunque conocía a la perfección la respuesta, por lo que, limpiándose las lagrimas, volteo para observar al visitante.- En ese caso, en marcha.

Solo pronunció luego de recibir un asentimiento como respuesta a su pregunta. Caminó despacio hacia la puerta, observando por ultima vez en dirección al pasillo que llevaba a las habitaciones, allí donde sus padres descansaban tranquilamente, sin saber que ese beso de despedida de su madre seria el ultimo, y que las charlas de lacrosse con su padre jamas se repetirían. De esta forma, tomando una ultima bocanada de aire, Camille Mendes avanzo hacia su destino, reprimiendo todas las lagrimas y la gran tristeza.

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⏰ Last updated: Sep 22, 2019 ⏰

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