Invernal | Kim TaeHyung.

«Antes, el cálido vespertino era baño de luz sobre sus afables fanales.
Ahora, aquel bello matiz de zafiros e inefables destellos se ha visto marchito.
El invierno parecía emerger de sus iris caoba. Ya no existía el cálido tenue.
Ya no vivía aquel hermoso color repleto de tonos de otoño.

Ya no volvería la primavera»

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Entre los copos de hielo, se escondía una mirada atrayente, de tonos al son del otoño, de cabellos vivos como la primavera. Huían temerosos, buscando encontrar un cuerpo que les poseyera con gran devoción. Esperando que alguien los acogiera, como el más fino cuerpo de dulce esplendor. 

Desde que los conocí, aquella perspectiva errática sobre el vislumbrar se esfumó. Aquel gélido clima que arribaba a los témpanos de mi corazón fue calcinado, fue quemado por dicha mirada de ojos tan atrayentes.

Me pregunté: ¿cómo aquello era posible? Tan gustosos fanales transmitían lo más bello e inefable. Y me encantaban, porque discernía fuerte el latido en mi pecho cuando me miraban.

El vespertino color tocaba la profundidad de esos iris. El clima otoñal parecía reinar sobre sus pupilas. Sus labios sonrosos eran como la perdición y el deleite. Sus cejas pobladas simulaban la bruma enteriza; pero una bruma cautivadora. Una bruma que podía hacerse cenizas.

¿Qué era lo que pasaba?

¿Por qué tan bello ser me atraía y me empujaba, como si su manto exquisito fuese un imán de gran magnitud, obligando a mi ser a querer poseerle, a sujetarlo en mis brazos, a unir nuestros labios?

Majestuosa forma tenía en el habla. 

Su voz ronca y mesurada me llevaba a un mundo cósmico, de esos que sólo pocos visitan. Su léxico cuando dialogaba profundo me era inesperado. Reflejaba un conocimiento sobre las cosas casi inhumano.

Quería aparentar que no conocía mucho de algo. Pero no era así. Él era un genio en un cuerpo diáfano.

Tan precioso u exquisito. Volvía a ver a esos ojos tan llenos y penumbrosos.

La vitalidad con la que veía era inmarchitable. Era única e inigualable.

Sin embargo, con el pasar de los días sus facciones cambiaron. Aquel otoño bello y precioso sucumbió ante el invierno. Sus sedosos cabellos se opacaron tal como una rosa marchita. Su voz seductora fue perdiendo su fuerza; cruzando los murmullos más escondidos u recatados. 

Lo que más me dolió; fue presenciar como su ser decaía. Como decía que aquello que lo hacía brillar ya no existía. Comprendí que yo no era su fuerte. Comprendí que su alma anhelante no sería perenne en mis brazos.

Se volvió casi invernal.

Se volvió un recuerdo difícil de olvidar.

#Invernal.

❄➖30/12/2019.