[ℭ𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 4]

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Tu cara cuando me
viste en la ventana.


Mientras desayunaba unas tostadas con mantequilla la guardiana Lee salió del cuarto de la colada extrañada.

-Hanee, ¿esta ropa de dónde la sacaste? -me miró y no pude evitar maldecir, se me había olvidado por completo.

-La hice yo, me gusta tu máquina de coser - sonreí algo nerviosa. Espero que no se haya dado cuenta. Asintió y se volvió a meter en el cuarto de la colada.

Cuando terminó desayunamos juntas como cada día. El olor a melocotón y fresa inundaban toda la cabaña y como resultante me hacía sentir en una paz completa.

Una cabeza asomó por la ventana saludandome, mis ojos se abrieron de golpe y me atraganté con la tostada, mi madre interrogante miró al mismo lugar que yo pero ya no había nada así que decidió dar e unas cuantas plamadas en la espalda mientras me relajaba. Porque vaya que me había asustado.

¿Y si le vieron? ¿Lo encontraron? ¿Saben lo que es? Esas eran mis dudas y no podía evitar preocuparme.

-Unos extraños sucesos están ocurriendo en la aldea, dicen que unos jóvenes robaron chocolate y unas cuantas prendas de al lado. Nunca había sucedido esto, ¿No te parece extraño? -me dijo cuando me había relajada, asentí y escondí una sonrisa ladina.

Si llega a a saber algún día que yo fui quien hizo esas cosas me mataría, sin duda alguna.

Al acabar de desayunar se fue al baño y rápida entre a su habitación agarre dinero de su billetera y unas monedas de plata aparecieron en el fondo, no sabía cuanto era exactamente lo que había cogido pero supuse que me llegaría.

Luego de cerrar todo me encerré en mi habitación e hice una pequeña mochila con varias cosas que nos servirían para jugar.

Mi madre tocó la puerta y me asusté así que escondí mi mochila debajo de la cama antes de que entrara.

-Hija, me voy, nos vemos a la noche, no te pases la tarde leyendo que luego te duele la vista ¿entendido?-me dijo y asentí.

-Si no leo, ¿Que quieres que haga?, no puedo hacer otra cosa-encogí mis hombros.

-Bueno pero igualmente ten cuidado ¿si? -me dijo y asentí nuevamente.

La guardiana Lee era una mujer joven de unos 30 años, con lá misma tez pálida pero sin rastro de ningún lunar, al contrario que su hija, a pesar de eso la personalidad era la misa, Lee era muy dulce, cariñosa y amable, peleaba por lo que quería al igual que Hanee pero había otra cosa que la guardiana Lee no tenía, esa picardía y esa curiosidade no le venían de ella, ni mucho menos. El pelo azabache nadie se lo negaba, era igual, además de aquella sonrisa.

Sus ojos tampoco eran como los de su madre, los de esta eran marrones, en cambio los de Hanee eran totalmente azules y extrañamente bonitos.

(...)

Después de pensarlo mucho, Hanee salió de la cabaña y miró hacia todos lados buscándolo. Taehyung apareció a su derecha con los brazos cruzados y con una sonrisa ladina. Hanee lo miro por el rabillo del ojo con una mirada asesina, estaba muy furiosa y el tenía la culpa pero aún así Taehyung se confundió.

-¿Cómo en tu sano jucio se te ocurre hacer eso ah? ¿Y si te ve mi madre? -lo miré esta vez yo con los brazos cruzados. -Aish ten más cuidado-lo miré de pies a cabeza percatandome de que tenía la ropa roída.

Entre Árboles Y Ramas [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora