Dedicada a la persona que siempre está ahí primerit@ para votar xD <3
Tenía un terrible dolor de cabeza y a pesar de que pudo conciliar el sueño, su amanecer no fue mejor. Nunca era mejor. No le gustaba la idea de levantarse para empezar otro día. Nunca tenía ánimos de empezar de nuevo el bucle pero tenía que hacerlo. Arthur miró de soslayo el reloj en la pared que pinchaba el silencio con su tic,tac. Eran las seis de la mañana de un gris lunes y había una televisión yanki que gritaba desde la sala.
El inglés intentó conciliar el sueño entre el bullicio de la televisión y la voz del comentador, pero le resultó fatal. Desenredándose de las cobijas con pereza decidió que sería mejor pedir a Alfred con gentileza que bajara el volumen.
Al asomarse a la sala, el enojo se tostó de a poco en una sorpresa desagradable. Allí estaba sentado el yanki gritando mientras movía un control de su play station. Un cartón de pizza y unas latas de gaseosa rodeaban a Alfred como unos delincuentes. Se quedó en silencio sin creerse que esa pocilga había sido una sala la noche anterior.
—Oh, hola Arthur —murmuró entre el sonido de disparos y los gruñidos de los zombies.
Un macabro tinte forraba las letras de game over en la pantalla.
—¿Podrías bajarle un poco el volumen?—Le preguntó con una mueca mientras pasaba los dedos por la sien.
Alfred ladeó una sonrisa—Alguien se levantó de mal humor.
—No es tu asunto—dijo sin pensar y se arrepintió después de decirlo al ver como Alfred se retraía un poco y volvía la mirada a su juego. En realidad no quería sonar tan hosco—. Eh...como sea, ¿qué rayos estás jugando ahora?
—The last of us, ¿quieres jugar?
—Tengo clases, tal vez...después —No supo porqué lo dijo. No era un niño que estaba buscando un espacio para jugar con él. —Como sea, será mejor que me vaya.
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Usualmente la clase solía estar desordenada con cada persona desviada en sus pensamientos lejos de aquella aula compactada, siempre había un aire de aburrimiento que inspiraba sueño y pereza. Sin embargo, aquel día entregaría el primer examen entonces no había nadie que estuviese durmiendo en la parte de atrás. Todos estaban bien despiertos, nerviosos, con miedo, algunos susurrando, otros calculando promedios. Pero era una nube de ansiedad que englobaba a toda la clase.
—Muy bien listo, vamos a repartir los exámenes.
La mujer mayor empezó a llamarlos por orden de lista para que revisaran su examen. Aunque sabía que una nota no define tu futuro, no puedes decirle eso al corazón que latía con fuerza, hecho un manojo de nervios, a tus manos que se abrían y cerraban. Arthur no quería ver esa nota. Había pasado semanas estudiando para ese primer examen del ciclo. Leyendo, repitiendo y memorizando. Su consciente le decía que todo saldría bien, pero aún así tenía miedo.
Cuando lo llamó y se acercó tuvo miedo de ver. Pero lo hizo. Entonces el corazón dejó de latir rápido. Sus manos detuvieron su temblor y la palidez lo abrigo. Vio su nota y dejó que algunos compañeros alzaran el cuello curiosos a ver su nota de reojo.
Una nota no te define.
Sonaba muy fácil, pero cuando pasas días enteros volcado sobre libros, subrayando, anotando, preguntándote qué podrían preguntar, entonces tus días se enfocan únicamente a esa nota.
No quiso pensar en nada. Ya no tenía ánimos de seguir. ¿Cómo se suponía que podía seguir?¿Qué hacía allí de todos modos? Cuando la profesora dejó de hablar de sus calificaciones y luego de un regaño los envió a casa.
—¿Escuchaste que el cerebrito de Arthur sacó una mala nota?
—¡Cállate que te va a escuchar!
Salió del aula y comenzó a caminar por un pasillo que parecía infinito. Arthur era consciente de la gente sin rostro que parecía murmurar de él todo el tiempo. Conocía los rumores y sus variantes más extrañas. Cacareaban que era un cepillo con los profesores, que había perdido un año entero y esta era su tercera matrícula. No es que escuchaba con la intención de hacerlo, eran esos murmullos molestos como los de las moscas que rompían su paz y se colaban en su cabeza aunque él no lo deseara.
Apretó los párpados y volvió a repetirse que todo estará bien. Estaba cansado de sentirse triste, ¿pero qué otra emoción existía para expresar todo ese embrollo?
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Empapado de tristeza, llegó a Staple Street solo para encontrarse con el mismo escenario que la mañana hizo que la lluvia y la tristeza se evaporaran en chasquido.—¿Aún sigues jugando videojuegos?
—Eh...síp. Es que está buenísimo. —Lo miró de reojo un instante, aún concentrado en el juego.
Asintió con ojos cansados. Se alejó de él sin esperar una respuesta y entró a su cuarto. Miró el escritorio pulcramente ordenado y los libros de lingüística esperándolo. Se preguntó qué hacía siguiendo esa carrera. Observó sus apuntes que había repasado varias veces y los esferos ordenados a un lado. Notó que la foto de su familia estaba un poco empolvada.
Se preguntó entonces si había valido la pena abandonar Inglaterra para ir a ese lugar lejano que cruzaba el océano y estaba lleno de extranjeros. ¿Había hecho bien? ¿No sería menos infeliz si hubiera seguido lo que sus padres le recomendaron y se hubiera quedado en Inglaterra? ¿Por qué había seguido Literatura, de todos modos? Ni siquiera tenía tiempo para escribir.
No le gustaba pensar demasiado porque acababa peor. No le gustaba, pero tampoco podía detenerlo. Era un hilo de pensamientos que se iba enrollando y enrollando en una rueca. Tomó aire y se dejó caer en la cama. Se preguntó si mañana sería un día igual de gris que aquel que recién terminaba.
—Arthur.
El llamado a su puerta le tomó por sorpresa. Empezaba a incorporarse y antes de que pudiera preguntarse si había puesto seguro a la puerta, Alfred asomó la cabeza.
—¿Qué pasó Alfred?
—¿No dijiste que ibas a venir a jugar? —Con la cabeza asomada por la orilla de la puerta a Arthur le recordó a un hermano menor.
—Estoy cansado, tal vez..¿mañana?
—Claro...em, Arthur.
—¿Sí?
—¿Cómo te sientes?
Arthur casi se ríe—. ¿A qué viene eso?
—Es que si pregunto "¿cómo estás?" me responderás "bien" Es una respuesta en automático que tenemos ¿sabes? —Le dijo con una media sonrisa mientras se sentaba en el filo de su cama.
El inglés no respondió. No sabía qué responder.
—¿Te acuerdas de ese examen de Metodología de la Investigación?
El americano asintió despacio. —¿Te fue...mal?
Arthur arrugó el ceño negando con la cabeza, pero después asintió sabiendo que no tenía asunto mentirle con algo así.
—Arthur...
—¿Sabes? A veces pienso que nada de esto valió la pena. Venir a Estados Unidos...cambiarme de carrera, a veces....
—¡No, Arthur! Creo que yo ya te había dicho. ¡A mi me gusta que nos hayamos reencontrado! Me gusta que estés aquí, e-es decir que hayas venido a este país. Es un buen país, creo. —Sabía que las palabras estaban empezando a tropezarse—, ¿te acuerdas de esa pastelería que te dije que vendían scones? ¿quieres ir?
Arthur miró a su alrededor. —¿Ahora?
Nota de Autora:
Gracias por leer <3
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Después del Invierno (UsUk)
ФанфикArthur Kirkland no tenía inconvenientes con compartir apartamento para dividir gastos. El costo de un apartamento en New York era una inmensidad que ensombrecía su triste presupuesto de estudiante universitario. Por lo que, firmó el contrato sin da...