Pequeños escenarios donde los signos interactúan con los vampiros en distintas situaciones~
● Actualizaciones lentas
● Diabolik Lovers es propiedad de Rejet e Idea Factory
Publicado: 14/04/2019
Finalizado: -
Te apareciste en el laboratorio de Reiji tal como él te lo había pedido. No supiste por qué te llamaba tan repentinamente, pero la sonrisa que mostraba en su rostro mientras te servía el té debía ser una buena señal.
—Debo admitir que desde que llegaste a esta casa no has dejado de impresionarme... en el buen sentido de la palabra... —halagó el azabache, nunca te había dado un cumplido así, sonreíste— Así que... tengo algo que darte...
Reiji sacó una pequeña caja de su bolsillo, y al abrirla esta tenía un hermoso colgante adentro que habías visto en un aparador días atrás. El pelo oscuro te pidió que te voltearas dándole la espalda en el sillón. Seguidamente colocó el colgante en tu cuello con suma delicadeza mostrando aún una ligera sonrisa.
—Luce perfecto en ti... —pronunció tocando el collar para luego besar tu sien sutilmente.
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TAURO – Kanato Sakamaki
Por alguna razón, Kanato te había pedido que lo acompañaras hasta una habitación muy peculiar. No la habías visto antes, estaba oscura y apenas se podía ver un ropero gracias a la luz de las velas.
—Teddy quiere que veas lo que hay dentro...
Accediste a su petición con algo de recelo y abriste el armario. De repente la habitación se iluminó y un hermoso vestido apareció colgando en medio de aquel mueble de madera. Estaba hecho de tela suave, con tu color favorito... Kanato notó la felicidad en tu rostro y sonrió.
—Jaja~... ¿Lo ves Teddy? Le gusta... —dijo el trillizo— Lo hicimos especialmente para ti... queremos ver cómo te verías con él puesto...
Te sonrojaste un poco, quizás por el calor de las velas que ahora iluminaban más la habitación. Sonreíste y lo abrazaste, y él correspondió suavemente dejando un beso en tu mejilla.
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GÉMINIS – Ayato Sakamaki
— ¡Chichinashi!
El grito del pelirrojo te sacó de tus asuntos obligándote a girarte hacia él, para seguidamente sorprenderte con lo que verías: El trillizo cargaba en sus manos un gran ramo de rosas rojas y junto a ellas, colgando en su brazo, una corona de oro muy similar a la que él llevaba puesta. Te acercaste hacia él muy sorprendida, él sonreía orgulloso y carismático, mirándote a los ojos.
