Introducción

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He tenido una larga vida, y se que no estoy aún ni por la mitad de ella, pero he decidido comenzar este diario donde narraré mi trayectoria a partir de donde toda mi vida comenzó a cambiar. Busco con esto, además de mantener mis memorias, ayudar a aquellos jovenes que se comienzan a introducir a esta nueva vida.

Caminaba casi tropezando con la cantidad de embalaje esparcido por lo largo del salón principal, los criados se movían de forma espectral acomodando el mobiliario, sus ojos carecían de brillo y sus rostros recordaban a las estatuas que decoraban nuestro viejo hogar, parecía como si te vieran y juzgaran, pero sabías que ellos no podían hablar. Giré sobre mis propios pies y contemple el panorama, aún recuerdo como fue ese sentimiento como si me hubiera sucedido tan solo hace unos pocos minutos, mis sentidos se mantenían alerta y gozaban de la frescura de nuestro nuevo hogar, suaves rayos de luz se introducian por los pequeños espacios que quedaban entre las gruesas cortinas y producian cosquilleos en mi piel. Una espesa neblina negra sumió todo en una intensa oscuridad la cual fue iluminada por la tenue luz de una lampara casi abandonada en una esquina del salón, se deslizó entre el mobiliario, embalaje y criados fantasmagóricos hasta llegar frente a mi presentando su verdadera forma con un porte estricto y una gran diferencia de estatura
Deberías estar arriba-
Lo siento, Bastian- dije apartando mi mirada
Sube ya-
Acomodé mis gafas dispuesta a contestar, pero en cuanto levanté la mirada Bastian ya había desaparecido. Él había comenzado a demostrar cierto nerviosismo durante los días previos a la mudanza, yo creía que era sólo el gran cambio que haríamos, y por parte así era. Subí al segundo piso y con sólo subir un peldaño más la casa parecía cambiar drásticamente, era el piso de Onyx. El decorado de este piso te incitaba a sentarte a beber un cóctel mientras cotilleas con tus amigos, las revistas sobre la mesita ratona hablaban sobre varios temas de los cuales hablar en esas reuniones, y la escultura junto a la ventana agregaba clase y cultura a la atmósfera del lugar. Golpee la puerta de la habitación
¡Pasa!-
Wow, te ves diferente, y muy bonita, Onyx-
Ay, hermanita, ya lo sé- bromeó pasando un labial rojizo por sus voluptuosos labios
Me resultó extraño las primeras veces que vi la vestida así, acostumbraba verla con largos y oscuros vestidos, y el cabello recogido, ahora lucia un aspecto atrevido con una falda corta que dejaba ver sus largas piernas, y un top que dejaba al descubierto parte de su vientre, y su rojiza cabellera suelta
¿No se suponía que permanecerías arriba?-
Si, pero ansiaba por recorrer un poco nuestro nuevo hogar-
Deberías subir, no querrás que Bastian te prohiba bajar por 10 años...- me miró -...otra vez-
Suspire
Lo sé- volteé para continuar mi camino
¡Belladona!- dijo acercandose a la puerta -Intentaré convencer a Bast para que te de un poco más de libertad-
Gracias, Onyx-
Oye, estamos ya en la vida moderna, tu también deberías disfrutarlo-
En serio te lo agradezco-
Bueno, ahora lárgate, debo prepararme para una fiesta esta noche- Colocó una mano en la puerta, posando -No me esperen despiertos- volvió a bromear
Reí y continúe mi camino escaleras arriba. Me hacía feliz ver a Onyx tan cómoda con esta nueva vida, a ella le sentaba perfectamente bien, como si hubiera nacido para vivir esos momentos en los que los jovenes bailaban en las discotecas. Las discotecas son lugares de excesos, era algo que recordaba bien de las clases del Curso de introducción a la modernida. Un día cuestione a Onyx sobre qué se hacía en esos lugares, su respuesta me dejó atónita, ella relataba como se hacian bailes bastante sugerentes, la gente estaba amontonada como vacas en un pequeño corral chocandose y frotándose unos a los otros por el pequeño espacio
Eso resulta excitante- dijo Onyx
Se bebía en exceso, ¡se ligaba! con desconocidos, y lo peor ¡se besaban! y peor aún ¡con desconocidos!, Onyx admitió a verlo hecho en repetidas ocasiones y eso generó un poco de rechazo y decepción por mi parte hacía ella
Pero...¡Eso está mal!-
Tal vez antes, Bella, pero este es el siglo XXI y las cosas han cambiado mucho, debes adaptarte-
A partir de ahí comencé a abrir mi mente a la vida moderna.
Luego de pasar por el tercer piso de nuestro gran hogar, al que me negaba a llamar mansión ya que me sonaba anticuado y esta era una nueva vida, pasando por todo ese piso el cual correspondía a Bastian, llegué a mi propio piso el cual era un poco mas pequeño que los demás, y en el que aún no se había colocado todo el mobiliario, entré a mi habitación y cerré la puerta con la espalda recargandome en ella. Muchas veces me sentí una prisionera, observé el ataúd el cual Bastian insistió en que utilizara, los días pasaban lentamente y sentía como la esperanza de algún día ser finalmente libre iba disminuyendo, corrí las cortinas y miré el barrio exalando un suspiro de alivio, esa era nuestra nueva vida y comezaba a sentir como esa esperanza que sentía casi apagada comenzaba a renacer. Mi piel comenzó a humear por los rayos y retrocedí alarmada acabando en el suelo, toqué mi rostro y reí, si Bastian se enteraba de que eso me había sucedido seguramente clausuraria esa ventana. Me senté dentro del ataúd y observé un minuto más la habitación que recordaba mucho en donde había descansado varias veces en el pasado, pero había un aire diferente que mantenía en mi cierto positivismo, así como nerviosismo y ansiedad sobre qué sucedería el día de mañana, finalmente cerré el ataúd e intenté descansar esperando las sorpresas que me daría esta nueva vida.

Hermanos MorvantDonde viven las historias. Descúbrelo ahora