The Good Nurse

capítulo 1

Mayo 2013, Estados Unidos

Las 5:30 pm marcaba los números rojos parpadearon en su radio aun  después de un año no se acostumbra al cambio de horario con Argentina. Ella se levantó de la cama y fue su baño  se dio una ducha,se miro en espejo su piel blanca estaba roja,por el agua. Odia ser tal blanca porque cualquier cosa la marcaba. Ella se puso su uniforme de enfermera era algo anticuado pensó pero no le importó se miro en el espejo de nuevo y se sonrió era su día. Tal vez podía ayudar un poco  esas persona. Agarró lo que tenía que llevar y lo puso en el maletero de su auto miro el reloj aun llegaba a tiempo. Condujo en silencio le gustaba  manejar de esa forma,el recorrido si podía  admitirlo le hacía recordar a de una película de terror. Pensó la joven de 26 años mientras miraba la hora del reloj que marcaba 6:01
La hora exacta en que escuchó las puertas cerrarse detrás de ella cuando entró en los terrenos del Asilo Mount Massive. Ivana Gómez  , era una enfermera, una enfermera psiquiátrica para ser exactos, que había sido transferida del Hospital Raven Hill al Mount Massive  para ayudar a lidiar con la creciente problemas que tenía los   pacientes. 

Los pacientes que se alojaron en este lugar estaban entre los peores que cualquiera pudiera imaginar. Había leído cada informe aunque se poco lo que decía. Todos ellos tres  le preocupaba espera que no pasará nada . 

Mount Massive estaba lleno del tipo de pacientes que uno normalmente vería o leería en los libros. Los casos que los hospitales "regulares" no pudieron resolver ni quisieron resolver mejor dicho no querían resolver preferían  tirarlos a la basura que darle una mano pensó la joven

Ivana  le pareció bastante agradable a pesar del ominoso edificio que plagaba el paisaje. Parecía un castillo de una película de terror en lugar de un hospital. Las dos estructuras altas en forma de torre contemplan la propiedad como un par de ojos siempre vigilantes. No ayudó que las luces de las ventanas de la torre brillaran misteriosamente mientras el sol continuaba poniéndose. Una por una, se encendieron las farolas que llenaban los terrenos y los pasillos. Los áridos árboles se mecían con la brisa que soplaba sobre las montañas y bajaba hacia el valle. Podía oír el crujido mientras conducía por el camino. 

Los frenos de su auto chirriaron ligeramente cuando ella se detuvo en el designado "Estacionamiento para empleados". Su permiso de Mount Massive Asylum colgando de la ventana trasera. Lo último que necesitaba era que su auto desapareciera en este lugar. Agarrando sus maletas una por una, salió del auto. Gruñendo mientras colocaba su mochila sobre sus hombros seguida de la gran bolsa de lona cuando se volvió y vio a un hombre con un traje negro que se acercaba a ella. Ivana se dio cuenta que era el jefe ya que tenia ese caminar pomposo que decia miremen son el jefe  , pensó antes de que su mano se extendiera hacia ella. 

--Jeremy Blaire, señorita Gómez . Soy el jefe del Mount Massive Asylum. Me alegra ver que llegaste aquí a salvo. Por favor, sígueme y te mostraré dónde estarán tus habitaciones. ---Su voz fue directa al punto en que le dio un fuerte apretón y una sacudida áspera. 

--Gracias, señor ---dijo cortésmente sin querer cabrear al jefe  el primer día del trabajo. Él respondió con un resoplido antes de darse la vuelta y se fue sin esperar a que ella lo siguiera. Ivana dio un bufido -- Idiota --- susurro  agarró el último de sus bolsos y comenzó a cargarlos. Todo lo que poseía estaba metido en dos bolsas de lona y una mochila ... ¿qué tan triste era eso? Tres bolsas y eso fue todo. Eso era todo lo que tenía en el mundo ... en tres bolsas. Sacudiendo su cabeza rápidamente, el pensamiento fue eliminado de su mente mientras continuaba siguiendo a Jeremy Blaire hacia  a los dormitorios del personal

Los "dormitorios", como los llamaba, estaban ubicados justo al lado del edificio administrativo principal. Consistía en un largo edificio rectangular con dos pisos y pesadas puertas alineadas en las paredes. La habitación era la mitad del tamaño de su antiguo dormitorio y le recordó a Helene la celda de un interno en lugar de un dormitorio. La cama misma parecía más una cuna de prisión que una cama. Ella suspiró y dejó sus cosas antes de mirar por la ventana enrejada que permitía que la puesta de sol brillara a través de su habitación.