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—Tae, ¡alguien podría vernos!

—No si bajas la voz —respondió el menor, con una sonrisa llena de confianza.

Siguió empujando su cadera contra la de él y besándole el cuello. Puso una de sus manos sobre la espalda baja del mayor para inclinarlo hacia adelante un poco más.
Seokjin sujetaba con dificultad los barrotes metálicos que impedían que cayera al abismo. Su espalda doblada hacia adelante levemente agachado, sus pies tratando de conseguir estabilidad con su bóxer y pantalón anclados por debajo de sus tobillos.

Viernes, 01:15 AM

Jin se sostuvo con fuerza del barandal, sintiendo el frío y la dureza hacerse con sus manos. El pequeño jugueteo que inició como una persecución acabó con ambos llegando a la habitación del menor, pero en vez de ir a la cama como lo hacían siempre, Taehyung comenzó a empujarlo hasta que estuvieron en el pequeño sector que era el balcón.

Diminuto. Había un sillón arrinconado en la derecha, diferente a los del recibidor. Estaba hecho en madera, casi parecido a una mecedora. Del otro lado había un pequeño tendedero doblado, evidentemente sin uso por las condiciones climáticas del invierno. Un pequeño estante clavado a la pared tenía una maceta con una planta de hojas alargadas que caían abriéndose hacia abajo. Y finalmente, una hermosa vista de la ciudad. Edificios altos, calles iluminadas, vehículos circulando, la luz intermitente y roja de alguna antena de radio. No muy lejos podía distinguirse el edificio de enfrente, casi de la misma altura. Algunas luces estaban encendidas, otras apagadas. Había personas viviendo allí, bastaría echar un vistazo por la ventana para ver que ellos dos estaban ahí.

Vio el vaho escapar de su boca cuando dejó salir el enésimo gemido intentando ser silencioso. El viento frío intentaba colarse entre sus cuerpos, pero cuando Tae pasaba uno de sus brazos acercándolo a él, el calor que abrigaba sus hombros lograba contrarrestarlo. Taehyung siempre estaba tibio, incluso en el aire tibio que exhalaba por la boca contra su nuca.

Seúl lucía espléndida en aquella noche de invierno. La oscuridad del balcón lo ayudaba a ver mejor las nubes azules cruzando la Luna en cuarto menguante, y mientras su novio avanzaba más adentro estaba seguro de poder ver las estrellas.

Adivinó el escondite del condón con sólo echar un vistazo alrededor. Bajo la maceta de la planta. No hubo tiempo a buscar lubricante, y no sabía si sentirse avergonzado u orgulloso por no necesitarlo. El estímulo de los magníficos y largos dedos de Taehyung junto a un poco de saliva bastaron.

—Te sientes tan bien, Hyung... —fue una especie de gruñido susurrado, cálidamente volcado en el hueco de su cuello, donde volvió a besar. 

Era malditamente bueno. Jin se inclinó un poco más hacia atrás, casi desesperado. Una mano de Taehyung lo sostuvo por un hombro, ahora su espalda estaba perfectamente curvada, sus piernas separadas y sus manos firmes para resistir las embestidas. Mordisqueó sus labios con los ojos cerrados. Sentía cada uno de los pliegues de sus paredes estimulados, la sangre corriendo a velocidad máxima por todo su cuerpo.
Taehyung iba hasta el fondo, viendo en detalle como su carne se perdía en medio de la piel blanquecina del mayor. Relamió sus labios, y haciendo presión en el hombro que sostenía comenzó a empujar más rápido. Cada vez un poco más rápido. Los sonidos citadinos se fundieron con un golpeteo intermitente y mojado. 

Seokjin se sintió apenado después de entender que estaba disfrutándolo como un adicto. Su novio decidía cogerlo en un lugar donde él jamás lo hubiera hecho, primero en la cocina, en la mesada donde habitualmente ponía una tabla y picaba los vegetales, y ahora, a la vista de todos en un balcón. Ciertamente, era difícil saber si alguien más estaba mirándolos o no. Dioses, rogaba que no; pero no podía negar que había cierta diversión perversa en hacerlo allí, tentando a la suerte. Seokjin no era fanático de lo extravagante. Él sólo quería una cama, un poco de lubricante y -con algo de suerte- un bonito disfraz. Sin embargo ahora estaba a nada de comenzar a gemir fuerte y alto, dejando salir todo el placer a viva voz, sin importarle las consecuencias. Aun así prefería jugar con la adrenalina siendo cuidadoso: gemía, pero sólo su novio podía escucharlo. Eso era suficiente, Taehyung era su hombre, y lo único que importaba era hacer que él se sintiera bien. 

Love Me [◇JinTae/TaeJin◇]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora