9. No llores ángel.

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Lost the game— Two Feet

Eva


Llevo casi tres horas sentada en el sofá con la misma posición, después de lo que pasó no he dejado de pensar en eso.

Ese hombre..., mis preguntas son un bucle ¿Quién es? ¿Por qué hace esto? ¿Por qué no me ha matado?

Es lo único que me pregunto una y otra vez sin obtener ninguna respuesta clara o que se acomode bien.

Nada tiene sentido.

Lo que hizo no tiene sentido.

Pude haberlo descubierto y esto se habría terminado de una vez. Soy una estúpida.

Christopher no ha llamado en ningún momento, y para ser sincera eso es lo de menos por ahora.

Lo tuve debajo de mí —literalmente— y no hice nada, absolutamente nada. Solo me estimulé al ver su sangre derramarse y eso que no era mucha.

De verdad que estoy mal, parezco un animal conociendo apenas su naturaleza.

El sonido de la puerta siendo abierta me sobresalta, giro mi cuerpo y veo a Christopher entrando, cierra y se acerca a mí.

—¿Qué haces?

—Nada —le digo rápidamente. Me observa desconcertado, deja lo que trajo sobre la mesa que está en el centro y se sienta conmigo.

—¿Sucedió algo mientras no estuve? —trato de evitar su mirada para que no pueda leer la inquietud en mis ojos, además espero que no note mi mejilla roja debido al golpe que me dio ese hombre.

Niego.

—Nada —repito y me maldigo, «estúpida» eso solo hará que sospeche más.

Enarca una ceja sin creerme.

—¿En serio? —pregunta de nuevo cruzándose de brazos esta vez.

Asiento.

Gira la cabeza por un segundo y luego vuelve a mirarme sin mostrar ninguna expresión.

»¿Qué es esa mancha en el piso?

¡Joder! Creí que había limpiado todo. Casi me parto el cuello al voltearlo para ver el suelo, efectivamente no limpié todo como imaginé.

—Se me regó el jugo.

—¿Crees que soy estúpido? —se levanta mirándome enojado—, sé que eso no es jugo, además tu labio está hinchado —gruñe—. Está bien, pues más te vale que hables en los próximos dos minutos o no te gustará lo que pase después si no lo haces.

Wow.

Es la primera vez que me habla en ese tono, casi hasta me asusta podría decir.

Cierro los ojos suspirando, bueno, tendré que decirle.

—Estuvo aquí.

Abre los ojos sin creerlo, se acerca a mí en un solo paso agachándose y quedando entre mis piernas, la posición es un poco comprometedora para cualquiera que nos vea, también para mi cordura.

Peligrosa ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora