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Torpemente Matt y yo a la mañana siguiente nos dormimos. Despertamos a la hora que yo debía entrar al colegio.
Nunca me había levantado tan rápido en mi vida. Matt se ofreció a llevarme y aunque yo aseguré que no era necesario igual lo hizo.

Cuando llegamos le di un rápido beso y tratando de acomodar mi ropa y mi mochila sobre mi hombro corrí hacía mi clase. La puerta estaba cerrada y al ver la ventana de ésta vi a mi profesor de historia hablando. Maldije internamente y luego golpee dos veces la puerta.

-Hola ¿que necesita?-preguntó el profesor abriendo y mirándome con una expresión molesta.

-Lo lamento tanto, tuve un inconveniente cuando venía para aquí y por eso llegué tarde-elevó un ceja sin creerme-¿puedo pasar?-suspiró frustrado y luego asintió.

-Sólo por hoy-asentí entrando-espero que no vuelva a repetirse, señorita Anderson-negué sentándome junto a Jane.

-¿Dónde demonios estabas?-susurró.

-Estaba con Matt, mi alarma no sonó y nos dormimos-sonrió pícara-.¡hablo en serio! no me mires de tal forma.

-¿Has visto quien está allí?

-¿Allí donde?-hizo un movimiento de cabeza disimulado y yo miré en su dirección.

A unos cuatro lugares de mi estaba sentado el chico nuevo con su mirada clavada en mi, inmutable y sin intentar disimularlo.

-¿Que hace él aquí?-susurré mirando al frente.

-Pues, te encantará saber que está en algunas de nuestras clases, y de las tuyas-la miré.

-¿Es una broma?-chillé.

-¡Anderson!-el profesor llamó mi atención-¿no entra en hora y a colmo se da el tupé de charlar en clase?-negué.

-Lo siento, le estaba preguntando de que hablaba antes de que llegara.

Asintió molesto y luego se giró para comenzar a escribir en la pizarra.

[...]

-¡Emma! mira.

-Espera-me quejé mientras intentaba terminar de escribir algo en mi cuaderno.

-Allí está otra vez-sentí a Jane codear mi brazo.

-¿Puedes darme un maldito segundo?-pregunté molesta ya que no paraba de golpear mi brazo para que la mirara-. ¡Qué te esperes!-chillé irritada-. ¡Qué demonios quieres!-la miré enojada.

-El nuevo-señaló hacia la puerta con su cabeza. Miré en esa dirección y lo encontré recostado en el umbral directo en nuestra dirección-está que arde-se mordió el labio mirándolo.

-Eres una estúpida-rodé los ojos volviendo a mi cuaderno.

Comenzó a moverse en su asiento y a darme patas por debajo de la mesa lo que me hizo golpear mi cuaderno y mirarla.

-¿Qué demonios quieres ahora?-miraba al frente ignorándome en su totalidad.

-Eres Emma, ¿cierto?-al girarme me vi obligada a inclinar mi cabeza por la altura del chico que tenía en frente.

El que hace diez segundos estaba recostado sobre le umbral ahora lo tenía parado frente a mi, sujetaba su mochila sobre su hombro y me miraba con una media sonrisa algo coqueta lo que me hizo sentirme incómoda.

-Si...soy yo-lo miré curiosa-Discúlpame, pero yo no se tú...

-Scott-me interrumpió-me llamó Scott-asentí-nos vimos ayer, en clase de educación física.

-Eso supongo-intenté restarle la importancia que sabía él quería que le diera-¿necesitas algo?-negó sonriendo de lado, arrogante.

-¿Alguien se sienta aquí?-señaló el banco junto a mi.

-No, nadie esta allí, puedes sentarte si quieres-interrumpió Jane antes que pudiera contestar.

Scott asintió y se quitó la mochila dejándola apoyada en el suelo para después poder sentarse.

-¿Qué haces?-le susurré a Jane.

-Por favor, lo traes loco y ni te das cuenta-rodé los ojos.

-Claro que no, cállate.

-No me interesa si tú no lo quieres, yo personalmente quiero tenerlo cerca, por cierto-se acercó más a mi-¿viste que rico huele?-hizo una cara extraña y yo mordí mi labio molesta-. No todos los días encuentras chicos tan guapos por estos lugares, mientras más cerca mejor.

La clase transcurrió normal y no tuve muchas interrupciones de este chico Scott, aunque igualmente solía sacar temas de conversación completamente estúpidos que cortaba rápidamente, aunque Jane no taraba en continuar, haciendo que yo quede en medio de una conversación de la cual no quería ser parte.
Cuando el infernal timbre sonó me paré con rapidez para poder salir antes de que Scott volviera a hablarme, pero mi teléfono cayó al suelo y demoré en juntarlo. Para cuando volví a incorporarme Scott estaba frente a mi mirándome otra vez con esa sonrisa coqueta.

No es que no quisiera ser sociable con él, es sólo que a lo largo de la clase noté que Jane tenía razón. Utilizaba cosas estúpidas para hablarme o mirarme, lo vi mirando mi pechos y hasta en un momento me incorporé para poder tirar algo a la basura y al volver lo encontré mirándome el trasero, lo que no me gustó para nada y me hizo sentir incómoda.

Pasé de él y salí del salón.

-Oye, princesa-corrió hacía mi por el pasillo.

-¿Podrías dejar de llamarme así?-hablé molesta. Ya era prácticamente la tercera vez que me decía así, y no me gustaba-apenas te conozco y no estas dando una muy buena primera impresión, por cierto.

Rodó los ojos jugetonamente y noté como mordía su labio haciendo que su mandíbula se marcara más y sus lindo dientes blancos formaran una perfecta sonrisa en sus labios.

-¿Así que eres de las difíciles?-sonrió con aquella sonrisa completamente arrogante, recordándome un poco a Matt, hace un año atrás.

-No soy de ninguna y tu eres un tremendo idiota-rodé los ojos alejándome.

-Oye espérame.

-No tengo porque hacerlo-me giré enojada-mira, no quiero ser grosera contigo, simplemente no me gusta como me miras, como me hablas o las cosas que haces. Y quiero que sepas que tengo novio y no estoy en busca de uno nuevo-ladeo su cabeza haciendo que se viera adorable.

-¿Tienes novio?-asentí-¿sabe la suerte que tiene de tener una chica tan linda como tú?-rodé los ojos nuevamente y volví a encaminarme a la salida.

-¡Espérame!-repitió corriendo otra vez.

-¿Qué no lo entiendes?-me giré fastidiada por su insistencia innecesaria.

-¿Quieres que te llevé?-negué.

-Puedo caminar, pero gracias por la oferta-le regalé una falsa sonrisa antes de comenzar a caminar fuera del colegio para irme a mi casa.

Cuando nos amamos 2do LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora