"Despedida, jardines y abejas"

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Advertencia: Lemon

Capítulo 6: Despedida, jardines y abejas.

No se levantó, ni siquiera cuando sintió a Castiel salir de la habitación. En verdad se sorprendió no verlo en su cama, pero como estaba tan adolorido y abatido con toda la situación, miraba con cierta apatía todo lo que sucedía a su alrededor. Ya nada le interesaba.

Luego de un rato, sintió que abrían la puerta de la habitación.

—Dean, te traje el desayuno —dijo Castiel.

Este se acercó a la mesita de noche y ahí se escuchó dejar una bandeja o movimiento de cubiertos. Le estaban sirviendo el desayuno, pero él no tenía hambre y tampoco tenía ganas de nada.

—Te lo dejaré aquí para cuando lo quieras —dijo la voz suave de Castiel.

Cuando lo escuchó dejar la habitación, cerró los ojos y trató de dormir.

Por otra parte, Sam despertaba con los besos de su esposo Lucifer, reclamando la acción que en la noche no pudo concretar. Esta vez, el rey malvado no se contendría hasta estar satisfecho y las caricias intensan así lo demostraban. Sam estaba desnudo de la noche anterior y Lucifer también durmió desnudo, e incluso, trató de abrazarlo sin despertarlo, con poco éxito, así que tuvo que esperar al día siguiente.

—¿Conseguiste la prueba? —preguntó Sam.

—La tengo, también tengo la tuya y podremos presentarlas ante Miguel sin problemas.

—¿Y cómo...?

Un beso fogoso calló esa boca angustiada.

—Todo está bien, ahora solo debes preocuparte de mí —dijo Lucifer, agarrando su trasero desnudo.

Sam dio un respingo, pero después sintió todo el peso del cuerpo de Lucifer sobre el suyo, para comenzar a besarlo con lujuria y tocarlo por todas partes. Las pieles comenzaron a calentarse, luego vio como Lucifer engulló su miembro, chupaba mientras lo penetraba con sus dedos lubricados. Los quejidos de placer no se dejaron esperar, las respuestas de las caderas tampoco, porque el malvado la chupaba de maravilla, además de estimularlo muy bien por abajo.

Al cogerlo, Sam descubrió que su esposo estaba muy bien dotado, ya que lo llenó por dentro como nadie. Llegó a lo más profundo de su cuerpo, en esas partes donde estaba el delirio y lo follaron bien follado. Sam solo podía jadear y afirmarse del cuerpo del otro, pero también participó con sus increíbles piernas y su exquisito trasero bien formado, que volvía loco a su esposo. Lucifer dio rienda suelta a sus fantasías y lo tomó de varias posiciones antes de venirse por completo.

Necesitó dos turnos más para calmar su lujuria. El cuerpo de Sam resistió bastante bien los embates, ya que era fuerte y con experiencia. Así cuando su cuerpo se resistía, podía siempre usar su boca para seguir con el acto y volver loco a Lucifer con su lengua. Sam aprendió demasiado, en esas horas con Lucifer donde también dio rienda suelta a sus inhibiciones. Comprendió todo el placer que era capaz de lograr, no solo para él, sino para su marido, como también, todo el control que podría ejercer a un imperio mediante el sexo.

Al medio día, el ruido de las trompetas despertó a Dean. Apareció Castiel en la habitación de improviso.

—Dean, debes levantarte y arreglarte para despedir a tu hermano —anunció Castiel—. Ellos se irán al Reino del Sur esta tarde.

No supo cómo le afectó la noticia, o si no le afectó. Sin embargo, no tuvo tiempo de procesarlo como merecía, porque entraron unos sirvientes que comenzaron a prepararlo para el evento, bajo la atenta mirada de Castiel. Dean no dijo nada, solo se dejó vestir en silencio con la vista perdida.

El Príncipe Cautivo (Destiel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora