Ya empezó todo el calvario de soportar la mayor parte del día en la oficina, donde las cosas van lento, para variar, mis compañeros hablando de chismes, deportes, y las cosas cotidianas, mientras yo debo entregarle unos papeles al jefe. En eso se acerca Juan, mi compañero de oficina, está justo al lado de la mía, es muy de socializar todo el tiempo, y suele hablar con todo el mundo, aunque también es algo mujeriego, y muy fanático de los deportes, él colecciona revistas de "El mundo de los deportes", y tiene estanterías llenas de ellas al parecer, pero se está acercando, así que me pregunto qué querrá.
-¡Hola Fer!- Exclamó mientras se dibujaba en su rostro una enorme sonrisa- ¿Hoy vamos a algún lado? - Agregó.
- No puedo, debo entregar el papelerío hoy – Dije, algo cansado de estar toda la noche anterior llenando-
En parte, a veces desearía qué terminase esto, de manera de que yo pueda ir de vacaciones a alguna parte, pero mientras más cosas tengo qué hacer, más eterno se hace, el sufrimiento es eterno, como los días que faltan para las vacaciones, pues, estamos en pleno invierno, y para el verano falta casi medio año, ¡Medio año!, madre mía, esto es un calvario.
Poco después terminé los papeles, y debía entregárselos al jefe, pero la verdad, hoy se veía muy de malhumor, por lo que no quería ni acercarme, ¿y si se enfada conmigo por algo?, él siempre fue muy detallista, y no quería qué haya ningún error en las cosas qué les damos, porque si no, debíamos empezarlo desde el comienzo. En estos momentos, desearía evitar a toda costa hablar con él, las manos me tiemblan, y creo que el café de la mañana me está haciendo efecto, así que, no pasaré un lindo momento.
La oficina del jefe, es bastante más grande qué la pequeñez qué me dieron de oficina a mí, y tras tanta distancia, se encontraba él, mirándome hacia abajo en su enorme escritorio, frunciendo el ceño, con una mirada fría y penetrante; al parecer hoy no estaba con mucho humor, normalmente no suele estarlo, pero hoy se veía peor qué el resto de los días.
-¿Ya lo hiciste todo? – Preguntó con un mal genio de proporciones catastróficas.
Yo ya lo había hecho todo, así que solo procedí a colocar los papeles en su escritorio, mientras que él había desviado su mirada hacia los papeles y se dispuso a observarlos un rato.
-Sí, hice todo-Dije, me sentía algo nervioso, pero intentaba mantener un tono de formalidad en el habla.
Yo estaba ya en otro mundo, no podía esperar a acabar con esta situación, ¿y si algo estaba mal? ¿Y si la letra era incomprendible?, algo está mal, estoy seguro, se dará cuenta de ello, y me hará hacer todo otra vez, o peor aún, me despedirá.
-Muy bien, ahora vete – Responde él, con una fría mirada, tan fría como el hielo.
Por fin, logré salvarme de esta, ¿qué cosas me depararán en el futuro?, quizás, nada bueno, pero no me sorprende. En fin, solo se me ocurrió caminar lentamente hasta la salida, y seguir con lo mío.
Ya pasado un tiempo, terminó mi jornada laboral, así que cansado, simplemente me marché de ese lugar. Estaba bastante exhausto, así que fui a revisar en qué parte dejé mi vehículo estacionado, y me marché de ahí. No podía creerlo, al día siguiente era domingo, así que tenía tiempo de descanso, sobre todo, para hacer mi vida "felizmente", o al menos, no hacer nada. En el camino empecé a volar en el mundo de mi mente, algo así como mirando cómo los coches desde mi perspectiva, iban a una mayor velocidad a la que irían si yo no me estuviese moviendo, o algo cómo darme cuenta de mi propia existencia. Y de repente se me ocurrió empezar a recordar cosas de mi infancia, como siempre, anhelando aquellos recuerdos qué nunca más volverán, ¿Qué habrá pasado con mi equipo? ¿Y Jorgito?, no lo sé.
De repente veo que alguien se cruza frente al vehículo qué iba delante de mí, y es disparado a una velocidad bastante grande, hasta chocar fuertemente contra el pavimento, mientras este, se va tiñendo de un color rojizo oscuro a su alrededor. Era terrible, ver a un ser humano siendo destrozado, ver el momento preciso en el que la existencia de alguien acaba. El conductor frente a mi carro se bajó, y poco después apareció la ambulancia, y un tumulto de gente qué miraba en ronda, pensando algo de lo que no estoy seguro. Tiempo después me encontraba otra vez regresando a casa, esta vez no podía ni pensar, ya la muerte pasó por delante de mí, así que solo me limité a llegar, apagar el vehículo y entrar a mi casa.
Ya era la noche, y estaba ya en casa, obviamente sentado, frente a una computadora, aburrido de la vida, y algo cansado de ser. En ese momento en lo único que podía pensar, era en la horrible escena en la que me vi metido en la ruta, cosa que ocurrió, y era irreversible. El accidentado murió, debido al fuerte golpe que se dio en la cabeza, estamos hablando de una ruta, y ahí los vehículos van a una velocidad demasiado grande, pero, el accidentado, ¿se habrá querido quitar la vida?, ¿fue un accidente?, ¿Cómo llegó ahí?, en ese momento dimensioné sobre lo efímera qué era la vida humana, tal que un día uno puede estar, y al otro día ya no, y lo único seguro aquí, es la muerte.
Las cosas qué una fría y oscura noche de invierno podría deparar a un individuo desamparado son infinitas, uno nunca sabe qué ocurrirá, y esa persona, ¿acaso salió de la casa, sin saber qué ese sería su último día?, tal vez se despidió de alguien, pensando que volvería, o tal vez él ya sabía su destino, el mismo lo habría provocado, ¿quién sabe?, la vida es bastante impredecible. Mis pensamientos sobre aquél tema daban vueltas por mi mente de manera incontrolada, mientras no despegaba los ojos de la pantalla de aquél ordenador, pues no era el mejor, pero para el trabajo servía.
El tiempo iba pasando, hasta qué se hizo hora de dormir, por lo que cansado decidí ir a lavarme los dientes, y de ahí a dormir.
En el lavabo, se me caían las manos del cansancio, pero resistí, y me terminé de lavar los dientes. Luego me remojé la cara, y me miré al espejo.
Cada momento de una serie de momentos infinita, con tamaño infinitamente pequeño, en conjunto serían el tiempo, el tiempo mismo qué pasa en todos lados, y cada instante es algo único, algo que jamás se repetirá, puesto que el presente en un instante deja de ser presente al siguiente, y todo es totalmente diferente. Mi yo de hace un instante, es otro yo a lo que soy ahora mismo, y este no será el mismo al del instante siguiente, ¿así de rápido pasa el tiempo?, sí, pero todo está en constante cambio, siempre cambiando.
Esto es agotador, pero ya está, mañana no hay trabajo, puedo descansar tranquilamente, probablemente mirar la televisión, o trabajar en proyectos propios, tal vez escriba mi propia novela de terror, o no sé, cómo no tengo a donde ir, mejor no saldré.
La mañana era fría, mi casa estaba bastante silenciosa, apenas se podía oír el ruido al lavabo qué goteaba, y el ruido al caloventor viejo qué tenía, qué hacía un leve sonido qué llegaba a relajar. Los vecinos parecían estar todos durmiendo así que no tenía mucho qué hacer, por lo que decidí quedarme despierto hasta la hora del trabajo.
En el trabajo, mis compañeros estaban igual de ruidosos qué siempre, hablando de las típicas cosas de moda, y uno que otro chisme de algún compañero. Se podía oír levemente el sonido de las computadoras en la oficina, de aquellos qué se estaban apurando para terminar antes,
Se está haciendo muy de noche, creo que será mejor ir a la cama, taparme con la cálida frazada,sintiéndome en casa, mientras adopto una posición bastante cómoda, y decido dormir, aunque, ¿podré dormir realmente?, no lo sé.
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Desvelo © ✔️
HorrorNunca nadie habría pensado que un sueño podría ser peligroso, o el inicio de una tragedia. Un hombre con una mentalidad pesimista, cambia su vida luego de presenciar un accidente, y comienza a tener pesadillas constantes con un ser que lo persigue...