Mi corazón dejó de latir al verle delante de mí con una pistola apuntando directamente a mi cabeza.
—¿Por qué, Maddie? ¿Por qué? —me gritó enfurecido.
Dio un paso hacia mí y mi cuerpo se estremeció. ¿Cómo era posible? No podía estar aquí, debería estar en un agujero.
—¡Baja la pistola! —le gritó el agente Carter.
—¡Cállate! —le gritó sin apartar sus ojos de mí—. Podríamos haber sido tan felices, Maddie. Solos tú y yo.
—¿Qué quieres, Zac? —le preguntó el agente Carter.
—Quiero un coche tintado, una bolsa con medio millón de euros y a ella.
—Ella no puede ir contigo, Zac.
—¡Si no viene ella, morirá conmigo! —chilló.
—No voy a ir contigo, Zac —hablé como pude.
—Maddie, Maddie, Maddie —dijo dando otro paso hacia mí—. Creo que no estás en posición de tomar decisiones.
—Zac... —Di dos pasos hacia él quedando la pistola sobre mi cabeza—. Prefiero morir antes que volver a ese maldito agujero.
Bajó un poco la pistola y me miró fijamente a los ojos.
—Si no vienes conmigo, buscaré primero a tu hermana y luego iré a por tu madre —me susurró—. Y creo que tu amiga Lucy sería la siguiente. —Mis ojos se llenaron de lágrimas y colocó su mano en mi mejilla—. Yo te quiero y haré todo lo posible para no perderte. —Acercó su rostro al mío y me besó en los labios—. Hacemos un buen equipo, Maddie.
Respiré profundamente ordenando mi cabeza.
—Me podrás llevar al rincón más oscuro del mundo, me podrás encadenar y golpear todas las veces que quieras, podrás tocar mi cuerpo todo el tiempo del mundo, pero jamás... —Me detuve durante un momento antes de terminar la frase—. Jamás te querré.
Su cara se fue descomponiendo lentamente y la ira empezó a aparecer reflejada en ella.
—Tú... —murmuró—. Tú no sabes lo que estás diciendo.
Acarició mi mejilla con la pistola, pero ni parpadeé.
—Traed todo lo que pide —le dije al agente Carter—. Me iré con él.
—¿Te has vuelto loca? —gritó mi madre al borde del llanto—. ¡No! ¡Por encima de mi cadáver!
—¡No la toques! —gritó mi padre intentando acercarse a mí, pero un agente le detuvo—. ¡Te mataré! ¡Suéltame!
—¿Ves como no era tan difícil, Maddie? —habló sonriente—. Seremos tan felices juntos.
—En cuanto pueda, me cortaré el cuello o me tiraré por el balcón —le respondí.
—Eso no lo permitiré nunca.
—No podrás evitarlo, Zac.
—Cállate de una vez —dijo enfadado.
—¿Qué pasa, Zac? ¿Qué esperabas?
—Tú no vas a hacer nada. —Me agarró del brazo con fuerza y me acercó a él—. No vas a morirte porque estarás siempre conmigo.
—Me mataste esa noche en el sótano —le susurré mientras sentía una lágrima caer por mi mejilla—. No volveré a sentir nada, no volveré a ser yo. ¿Eso es lo que querías, no?
—Yo no...
—Tú dices que me quieres, pero lo único que has hecho es matarte por dentro. ¿Por qué no me disparas ya, Zac? Tardarías solo un segundo.
Me miró desconcertado y aflojó su mano.
—No sabes lo que estás diciendo, Maddie.
—¡Mátame de una vez! —le grité—. ¡Hazlo ya! —Agarré su otra mano y me la llevé al pecho para que me apuntase con la pistola—. ¿No es lo que quieres? ¡Hazlo!
—¡Maddie, no! —gritó mi madre.
—Zac, tienes que soltarla —insistió una vez más el agente Carter—. No dejes que termine así.
—¿Y qué prefieres, John? ¿Que termine como tu mujer? —preguntó y le miró—. Ese final a lo mejor estaría bien.
—Suéltala —insistió ignorando sus palabras.
—¿No se lo has contado? —preguntó divertido—. No te imaginaba tan introvertido, agente. —Una sonrisa maquiavélica apareció en sus labios—. Tuve tanto tiempo que hasta hubo un momento que me aburrí.
Vi al agente respirar profundamente.
—No te lo diré más veces, Zac. Suéltala.
—Parecía tan inalcanzable que me hizo disfrutar cada segundo —añadió riendo—. Pero hay un problema, John. Tu mujer no era Maddie —dijo y me volvió a mirar—. Tan inocente y vulnerable. No disfruté tanto como con Maddie.
—¡Serás hijo de puta! —gritó Luke acercándose a nosotros—. ¡Eres un desgraciado!
Luke me agarró del brazo y tiró de mí.
—¡No la toques! —le gritó Zac y le apuntó con la pistola—. ¡Es mía!
—¡No es tuya ni de nadie! —le respondió enfurecido—. ¿No puedes entender que no quiere estar contigo? ¡Prefiere morir antes, imbécil!
—Luke, vete —le ordené antes de soltarme de su agarre—. Vete, por favor.
—Hazle caso o te juro que te volaré la cabeza.
—No me voy a ir de aquí sin ti, Maddie.
—Pues entonces te irás en una bolsa.
Colocó su mano en el gatillo, pero le bajé la mano rápidamente.
—No le hagas daño, Zac —le supliqué—. No le hagas daño a nadie, por favor. Me iré contigo a donde quieras, pero déjales en paz.
—¿Lo dices en serio? ¿Vendrás conmigo? —preguntó y asentí con la cabeza lentamente—. Eso está mejor. —Me acercó a él y sentí la humedad de sus labios sobre los míos—. ¿Y me querrás, Maddie?
—No, Zac. Nunca te voy a querer. —Esta vez le besé yo en los labios—. Pero lo fingiré si eso es lo que quieres.
Me rodeó la cintura con su brazo y me pegó a su cuerpo.
—Creo que eso no va a ser suficiente para mí.
Se escuchó un disparo y un segundo después se escucharon tres seguidos. Los ojos de Zac estaban fijos sobre los míos.
—Zac —murmuré su nombre.
—Habría cambiado por ti, Maddie Smith —susurró sobre mis labios—. Solo te he querido a ti.
Cayó a mis pies y vi tres orificios en su cuerpo.
Sentí una punzada muy fuerte en el abdomen y bajé la mirada. Mi camiseta empezaba a teñirse de rojo y mis piernas empezaron a temblar.
Caí de rodillas al suelo delante del cuerpo de Zac y me tumbé despacio en el suelo. Varios rostros conocidos aparecieron delante de mis ojos, pero no era capaz de diferenciarlos.
—¡Maddie! —reconocí la voz de mi padre—. Vamos, hija. Tienes que aguantar.
Tosí y sentí el sabor metálico de la sangre en mi boca.
—Me muero... —balbuceé.
—No, no, no —insistió—. ¡Un médico, joder!
—Dile a Carly que lo siento...
—No le voy a decir nada —sollozó—. Por favor, Maddie. Tienes que luchar.
—Estoy cansada...
Empecé a perderle de vista hasta que todo se volvió negro.
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Salir con vida (EDICIÓN 2022)
Teen Fiction- ¿Dónde estoy?¿ Por qué me tienes encerrada?- pregunté con las pocas fuerzas que me quedaban. - Porque quiero que seas solo mía. - ¡Nunca seré tuya! Se empezó a acercar lentamente a mi rostro con una sonrisa diabólica. Pude comprobar que haci...